El bicho mental
Tenemos que reconocer que los bichos est¨¢n cambiando nuestra forma de vida. No es la primera vez que ocurre, es cierto, pero ¨²ltimamente llevan camino de revolucionar todas las costumbres que ten¨ªamos.El bicho del sida est¨¢ alterando los sentimientos y los h¨¢bitos sexuales. Los priones de las vacas locas est¨¢n a punto de trastornar nuestros modos alimenticios, una perturbaci¨®n que ya advert¨ªamos en la anorexia, pero que ahora estalla con todas sus consecuencias. Creo que fue Milan Kundera quien se?al¨® que el hombre era un par¨¢sito de la vaca, porque en gran medida viv¨ªamos a su costa. Pero esto no es todo, porque la legionella es otro bicho que pretende modificar nuestra forma de respirar, y no est¨¢ lejos el d¨ªa en que iremos con mascarilla a la calle, en las horas de trabajo y hasta en el momento de la ducha.
Quiero dejar muy claro que yo creo en los bichos, en su apariencia real y maligna. Es m¨¢s, hasta creo que algunos hablan y se mantienen de pie sobre las patas traseras. Pero tambi¨¦n s¨¦ que los bichos reales proyectan una sombra que, a veces, nos atemoriza m¨¢s que la realidad. Es el aspecto sombr¨ªo del sida, de las vacas locas o de la legionella, por seguir con los mismos ejemplos. Son los llamados bichos mentales, pero que han recibido otros muchos nombres, como por ejemplo epidemias ps¨ªquicas, ataques colectivos, delirios masivos, psicosis colectiva y hasta frenes¨ªes. Todo bicho real va acompa?ado de un bicho mental que, con frecuencia, es mucho m¨¢s peligroso que el primero. Sin embargo, casi siempre se comete el error de combatir su apariencia real, permitiendo que el bicho mental cometa todos los destrozos que se le antojen.
Los bichos mentales no se pueden combatir con argumentos racionales, al contrario, se alimentan con esos productos. Un tr¨ªptico informativo sobre la legionella, una hojita dividida en tres partes, donde las laterales se doblan sobre la del centro, queda preciosa pero es poco eficaz. Estos bichos mentales engordan cuando un se?or de la administraci¨®n sale por la tele, diciendo que no hay que alarmarse y que todo est¨¢ controlado, mientras la gente sigue enfermando. Y cuando habla Celia Villalobos, se produce una manada en estampida de estos bichitos que nos aplastan los ¨¢nimos para todo el d¨ªa.
Cuando las instituciones quieren, saben canalizar perfectamente las opiniones y modificar las actitudes de los ciudadanos. Pero cuando se enfrentan a los bichos mentales y no es ¨¦poca de elecciones, s¨®lo se les ocurre lanzar un tr¨ªptico o soltarnos a un Conseller de Sanidad.
Ser¨ªa mucho m¨¢s eficaz hacer una especia de tertulia semanal compuesta por un par de m¨¦dicos con sentido com¨²n, que los hay, alguna persona que est¨¦ luchando o haya superado el bicho real, alguna otra que tenga miedo y quiz¨¢ un alcalde con dos dedos de frente, que tambi¨¦n quedan. La din¨¢mica de este grupo, una tecnolog¨ªa social democr¨¢tica inventada a finales de los a?os cuarenta, podr¨ªa ser m¨¢s eficaz para tranquilizar a los ciudadanos que todas y cada una de las declaraciones institucionales.
Cualquier cosa antes que dejar de ser hu¨¦sped de la vaca para convertirnos en par¨¢sitos del miedo.
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