Caracoles y caracoles

Sale por la ma?ana perfectamente presentable: afeitado, dientes blancos, a¨²n con el recuerdo de la ducha caliente; el pelo h¨²medo, ropa limpia y saludando a sus vecinos que tienen de quien se encuentra buena opini¨®n. Igual que usted de la se?orita que toma el mismo ascensor o baja por la escalera. Son vecinos aparentemente mod¨¦licos, recomendables. Pero nadie se pone a pensar en que durante toda la jornada, es m¨¢s: durante toda la vida, van dejando, sin excepci¨®n, residuos personales por todas partes: pelos m¨¢s o menos ¨ªntimos, c¨¦lulas epiteliales -la caspa es universal, sale hasta de los pies-, humores propios del l¨®gico funcionamiento del organismo, como la baba de los caracoles.Organismo inocente pero a veces fr¨¢gil y molesto: cuando se le agrede comiendo fruta verde, mahonesa en malas condiciones o con unas copas, es f¨¢cil tener diarreas, v¨®mitos angustiosos y otros trastornos, igual que si se consume productos fuera de fecha o en mal estado.

Algo as¨ª debe haber ocurrido a nuestros ministros y Presidente. En su consejo han expulsado, de golpe -como Sancho Panza al tomar el b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s-, por entrambas canales, un mont¨®n de presos ya entre rejas unos y otros igual de condenados pero sin derecho a cama. En lista de espera, que como se sabe debe ser atendida. En vista de ello nuestros indigestos pr¨®ceres ponen en la calle a los ¨²nicos presos de conciencia de Espa?a: los insumisos, que por no querer tocar las armas ni vestir uniforme nunca debieron pisar la celda, donde s¨ª ten¨ªan plaza segura los hombres de Filesa, indultados parcialmente. As¨ª pueden obtener la libertad condicional. Aqu¨ª el Ejecutivo pone la cara m¨¢s guapa a la c¨¢mara, su mejor perfil, a fin de seducir al p¨²blico, para llevarse al huerto al enemigo.

Liberan a una mujer que actu¨® en defensa propia tras muchos a?os soportando malos tratos de su compa?ero sin que ning¨²n poder f¨¢ctico interviniese para protegerla a pesar de tantas evidencias. Hizo falta, para volver a verla en su casa, que los vecinos y medios de comunicaci¨®n se manifestasen a su favor. Eso no ha ocurrido con otros beneficiados de este perd¨®n masivamente individual: los alcaldes que firmaron peonadas a favor de unos parados de esta tierra. Y ya puestos, con el maquillaje hecho, se quitan los padres de Espa?a va bien la caspa, salt¨¢ndose a la torera el Tribunal Supremo, dando un indultazo al juez prevaricador, G¨®mez de Lia?o, que va a poder actuar otra vez en cualquier parte. ?Cielos!, aqu¨ª mismo.

El saleroso cuerpo gubernamental ha salido impecable, rasurado, con la mirada clara y lejos. Pero, como el submarino ingl¨¦s, algo huele mal, como si no se hubiese cambiado la muda en bastante tiempo.

Se percibe, como se ve el rastro de los caracoles, a nadie se le escapa, que no es lo mismo una gaster¨®poda acosada, unos moluscos rebeldes o pillados comiendo en huerto ajeno que un caracol negro, enorme, abus¨®n, togado y reluciente.