S¨®lo el caso de Seminola mantiene viva la esperanza del vicepresidente
Hoy comienzan dos juicios en los que Al Gore tiene discretamente depositadas sus esperanzas si el Supremo de Florida falla en su contra. No son querellas interpuestas por ¨¦l ni por el partido dem¨®crata, sino por ciudadanos de los condados de Seminola y Martin, en las que acusan al partido republicano de alterar ilegalmente miles de solicitudes de voto por correo y piden que se desechen casi 25.000 sufragios. Si los jueces lo aceptan, Gore vencer¨ªa autom¨¢ticamente a Bush por m¨¢s de 4.000 votos.Los dem¨®cratas no han demostrado abiertamente inter¨¦s en ambas demandas, porque son contrarias al argumento central de su batalla legal de que se cuenten "todos" los votos. Pero Gore declar¨® ayer que le parece "injusto que a los republicanos se les permitiera corregir cientos o miles de papeletas, mientras que a los dem¨®cratas ni siquiera les permitieron acceder a las listas de los potenciales errores". El vicepresidente cree que este tema acabar¨¢ tambi¨¦n en el Supremo de Florida. Los republicanos p¨²blicamente le restan importancia, pero tienen la artiller¨ªa jur¨ªdica dispuesta, conscientes de que ah¨ª puede haber una sorpresa.
Los casos est¨¢n en manos de dos magistrados dem¨®cratas, la juez Nikki Clark y el juez Terry Lewis. Los republicanos han tratado de recusar a Clark alegando que tiene prejuicios porque Jeb Bush, gobernador de Florida y hermano del candidato, le deneg¨® recientemente un ascenso. Ella se ha negado a inhibirse.
Miles de solicitudes
Antes de las elecciones, las juntas electorales de Seminola y Martin hab¨ªan desechado miles de solicitudes de papeletas por correo, hechas por ciudadanos con afiliaci¨®n republicana, porque carec¨ªan del n¨²mero de identificaci¨®n del votante. Cuando el partido republicano se dio cuenta pidi¨® que les dejaran modificarlas. La jefa de la junta de Seminola, la republicana Sandra Goard, les dej¨® durante 10 d¨ªas su oficina para que las cambiaran; y la jefa del condado de Martin, la tambi¨¦n republicana Peggy Robins, incluso les permiti¨® que se las llevaran a casa. Gracias a esas alteraciones George Bush obtuvo una ganancia neta de 7.612 votos en esos dos condados.Ir¨®nicamente, una ley aprobada por los republicanos hace dos a?os para evitar el fraude en las urnas s¨®lo permite que sea "el propio votante, uno de sus familiares o un apoderado legal" los que cambien datos en la papeleta.
"Cuando les interesa se atienen a la ley, como cuando descartaron los votos de Palm Beach porque se presentaron dos horas fuera de plazo, pero en este caso no quieren respetar la ley", se quejaba ayer el abogado H. T. Smith, independiente. Adem¨¢s de estas demandas quedan pendientes otras cuatro. Dos entabladas por Bush contra los recuentos manuales y a favor de que se cuenten votos por correo militares que llegaron fuera de plazo o sin firma. Y otras dos de ciudadanos que piden la exclusi¨®n de los recuentos y que se anulen todas las papeletas por correo de Florida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.