El PRI vasco
Tras 71 a?os de Gobiernos del PRI, en M¨¦xico se consideraba que la alternancia era la prueba de la verdad del car¨¢cter democr¨¢tico del sistema. En Euskadi, despu¨¦s de 20 a?os de Gobiernos del PNV, la posibilidad de alternancia -un lehendakari no nacionalista- es considerada por algunos patriotas la prueba de la falsedad del autogobierno prometido por el Estatuto de Gernika a la naci¨®n vasca. Es un razonamiento d¨¦bil. Lo que demostrar¨ªa que Euskadi es una naci¨®n, y no una tribu, es que sea posible una expresi¨®n no nacionalista de su autogobierno.I?aki Anasagasti dijo hace unos 20 a?os que el modelo de su partido era el PRI: una formaci¨®n con vocaci¨®n de permanencia en el poder y capaz de encuadrar a la sociedad desde su tupida red de organismos sectoriales y su presencia en todo tipo de corporaciones. Esto se consideraba un m¨¦rito a fines de los 70, pero es un modelo pasado de moda. A la gente m¨¢s bien le agobia ver que los nacionalistas, adem¨¢s de ser a la vez Gobierno y oposici¨®n (al r¨¦gimen auton¨®mico), sigan con la obsesi¨®n por ocupar y controlar desde las c¨¢maras de comercio a los clubes de f¨²tbol. El creciente rechazo a ese agobio es uno de los motivos que inducen a pensar que la hegemon¨ªa del PNV puede estar tocando a su fin.
Puede, pero no es seguro. Ignacio S¨¢nchez Cuenca se asombraba hace poco en estas p¨¢ginas de que, con las cosas que se han visto y o¨ªdo en el ¨²ltimo a?o, los sondeos pronostiquen un crecimiento del PNV. Habr¨¢ otras razones, pero una, decisiva, es ¨¦sta: que ETA amonesta a los nacionalistas, pero ataca a los que no lo son. Mientras ¨¦sa sea la situaci¨®n, votar nacionalista ser¨¢ una coraza psicol¨®gica al alcance de cualquiera; y un freno a la p¨¦rdida de hegemon¨ªa del PNV. Los sondeos han devuelto la moral a los sectores de ese partido contrarios a cualquier rectificaci¨®n. Su c¨¢lculo es que, en ausencia de Euskal Herritarrok (EH), bastar¨ªan 32 ¨® 33 esca?os para formar Gobierno, y que esa cifra podr¨ªa alcanzarse sumando los votos de la IU de Madrazo a los de la coalici¨®n PNV-EA. Esa hip¨®tesis significar¨ªa que la actual direcci¨®n nacionalista no pagar¨ªa precio alguno por su aventura soberanista.
Pero el margen es tan estrecho que con igual fundamento los partidos no nacionalistas (PP, PSOE, UA) pueden aspirar a configurar una alianza de similar peso. En ambos casos el Gobierno resultante estar¨ªa a merced de una eventual participaci¨®n t¨¢ctica de EH en el Parlamento. De ese equilibrio deducen los sectores moderados del PNV, y una parte del PSOE, que s¨®lo una combinaci¨®n entre al menos un partido nacionalista y uno no nacionalista garantizar¨ªa una mayor¨ªa estable; y que una f¨®rmula de ese tipo ser¨ªa adem¨¢s deseable para contener la din¨¢mica frentista.
Para que una alianza as¨ª sea posible es imprescindible que el PNV rompa con Lizarra y regrese al consenso estatutario; y hay motivos para pensar que esa rectificaci¨®n ser¨¢ improbable sin una derrota electoral que lleve al PNV a la oposici¨®n. Los Arzalluz / Egibar se blindaron haciendo aprobar una ponencia soberanista cuando ya ETA hab¨ªa anunciado el fin de la tregua. S¨®lo tras una conmoci¨®n como la que supondr¨ªa la salida del Gobierno tras 20 a?os en el poder ser¨ªa veros¨ªmil una rectificaci¨®n, que pasar¨ªa necesariamente por una asamblea extraordinaria. Es el momento en que ETA podr¨ªa intervenir con una oferta de tregua en condiciones que una parte del PNV podr¨ªa dejar de considerar estramb¨®ticas; a riesgo, sin embargo, de provocar una escisi¨®n.
Muchos socialistas vascos comparten esa visi¨®n, pero no desean atarse las manos desde ahora con el compromiso de un Gobierno PP-PSOE, como si fuera la ¨²nica alternativa democr¨¢tica a la crisis actual. En teor¨ªa, el objetivo de recuperar al PNV para el consenso estatutario podr¨ªa tambi¨¦n alcanzarse mediante la exigencia de una ruptura efectiva con el soberanismo como condici¨®n de un pacto PNV-PSOE. Sin embargo, para que los socialistas tengan suficiente capacidad intimidatoria ante el PNV deber¨¢n acreditar como veros¨ªmil su decisi¨®n, si no hay rectificaci¨®n, de gobernar con el PP. Es decir, que el PNV podr¨ªa quedarse fuera de esa empresa con 55.000 empleados dirigida por Ibarretxe a que se refiri¨® hace poco Arzalluz.
(Porque no hay que olvidar que quien ha derrotado al PRI es un empresario educado por los jesuitas y cuya madre, Mercedes Quesada Etxaide, era guipuzcoana).
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