Gracias, Australia
Viejos zorros
AC / DC + Backyard Babies
Palacio de los Deportes. 5.500 pts.. Madrid, domingo 10 de diciembre.
Hay que ver qu¨¦ buen d¨ªa dieron a los espa?oles los habitantes de las ant¨ªpodas. Por la tarde se les ganaba la Copa Davis. Por la noche, sus rockeros m¨¢s legendarios celebraron en un ambiente francamente orgi¨¢stico el primero de sus tres conciertos en la capital -los tres a un precio elevado y con todo el aforo pr¨¢cticamente vendido-. Como hasta los teloneros de AC / DC son buenos, los suecos Backyard Babies, suficientemente conocidos en nuestro pa¨ªs por sus actuaciones en grandes festivales como Esp¨¢rrago Rock o Festimad, ofrecieron un precalentamiento de punk-rock al m¨¢s puro estilo Detroit. Sus canciones, llenas de melod¨ªas, pero tambi¨¦n de rabia guitarrera, duraron media hora, tiempo en el cual la gente iba apretuj¨¢ndose y mostrando las ganas de reencontrarse con los monstruos australianos, que juegan aqu¨ª como en Camberra o Melbourne.A las diez y cinco de la noche, la banda del guitarrista Angus Young saltaba al escenario a los acordes de Shook me all night long en medio del delirio generalizado. Esta vez el espect¨¢culo no iba a ser tan impresionante como el de su ¨²ltima visita a Madrid, cuando actuaron en Las Ventas. Pero s¨ª manten¨ªa algunos de los viejos trucos esc¨¦nicos a los que este veterano cuarteto se agarra como un mago a su chistera. En cuanto a lo musical, AC / DC lleva haciendo lo mismo durante veinticinco a?os y eso es lo que m¨¢s agradecen sus seguidores con la vieja fidelidad del heavy como bandera.
La banda hizo esta vez un repertorio que deca¨ªa un tanto en el medio, pero al llegar cada momento ¨¢lgido esperado y cada alarde escenogr¨¢fico, consegu¨ªan el efecto buscado. Adem¨¢s, como viejos zorros, llevan cuatro pantallas de v¨ªdeo que pr¨¢cticamente obligan al espectador a mirar hacia all¨ª, con lo que es dif¨ªcil pillar a la banda en alg¨²n renuncio. Tras Stiff upper lip, que da t¨ªtulo a su ¨²ltimo disco, y Shot down in flames, una enorme estatua con la efigie de Angus Young vestido de escolar malo y armado de su Gibson SG aparec¨ªa en escena. A la estatua se le encend¨ªan los ojos, le sal¨ªan cuernecillos y echaba humo por la boca. Young y el brioso vocalista Brian Johnson atacaban Thunderstruck y el recinto era ya un mar de palmas. La imagen diab¨®lica del guitarrista, ya talludito pero con un aguante de miedo, se proyect¨® con Hell ain't a bad place to be y luego hicieron en el v¨ªdeo todo tipo de chistes sexuales mientras sonaba Hard as a rock.Shoot to thrill, Noise pollution y Safe in NYC dieron paso al a?ejo Bad boy Boogie, en el que Young hizo el acostumbrado striptease, para quedarse en calzoncillos con la banderita espa?ola puesta -lo hace en cada pa¨ªs con la bandera que peta-. Acto seguido, Johnson, que parece una m¨¢quina de beber cerveza, se agarr¨® a la inmensa campana que sobrevolaba a los espectadores y son¨® la poderosas Hells bells.
Hubo su poco de blues en The Jack y fue prepar¨¢ndose la traca final que inclu¨ªa Back in black, Highway to hell, Rosie y Let there be rock, con un bis de TNT y For those about to rock, que concluy¨® con sus correspondientes explosiones. Dos hora de rock simple y en estado puro, y ma?ana m¨¢s y al otro m¨¢s.
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