"Hoy, San Vicent predicar¨ªa en Internet"
Ferran Montesa (56 a?os) mont¨® en 1974 Equipo Drac, el primer gabinete inform¨¢tico de la Comunidad Valenciana. Su papel en la dinamizaci¨®n de las peque?as y medianas empresas y en el desarrollo inform¨¢tico ha merecido numerosos premios y distinciones. Hoy es el editor de la edici¨®n espa?ola de Le Monde Diplomatique. Pero antes, en los a?os setenta, escrib¨ªa en publicaciones como Dobl¨®n, Realidades, o Diario Econ¨®mico. Y mucho antes de todo eso, actuaba en las representaciones de los Miracles de Sant Vicent del Altar del Tossal de Valencia. Su papel era el del descre¨ªdo, que por descontado era llevado por el buen camino gracias al oportuno serm¨®n del Pare Vicent. Antes de retirarse de la escena consigui¨® representar al santo, con todas sus consecuencias, corte de pelo incluido.Pregunta. En cinco a?os, Internet ha pasado de nueve millones de usuarios a 350 millones, seg¨²n Manuel Castells ya estamos en la sociedad red.
Respuesta. En efecto, los ¨²ltimos datos que se manejan indican que s¨®lo el promedio de correos electr¨®nicos enviados a diario en todo el mundo alcanzar¨¢ los 10.000 millones este a?o y se estima que en 2005 se llegar¨¢ a 35.000 millones, sin contar el resto de posibilidades tecnol¨®gicas.
P. ?Cree posible que los pa¨ªses subdesarrollados den el salto de la rana y lleguen a la sociedad de la informaci¨®n sin pasar por la revoluci¨®n industrial?
R. En teor¨ªa es posible, pero para ello se necesitan unas infraestructuras adecuadas y unos conocimientos m¨ªnimos. Si pensamos que en la isla de Manhattan hay m¨¢s tel¨¦fonos que en todo el continente africano, observaremos las dificultades de llevar a la pr¨¢ctica lo que en teor¨ªa es posible. Esto da lugar a la aparici¨®n de primeros mundos dentro del tercer mundo y terceros mundos dentro del primer mundo.
P. ?Pero alguien tendr¨¢ que trabajar en el textil o en la metalurgia?
R. Evidentemente seguiremos visti¨¦ndonos y utilizando cacharros que alguien tendr¨¢ que fabricar pero tambi¨¦n para ello hacen falta las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n. No se puede concebir hoy en d¨ªa una empresa sin su uso. Si se fabrica de una forma eficiente ser¨¢ gracias a las tecnolog¨ªas que, entre otras cosas, nos permitir¨¢n conocer las necesidades en tiempo real y satisfacerlas r¨¢pidamente.
P. Le noto muy entusiasta, le ten¨ªa por m¨¢s ciberesc¨¦ptico.
R. Estaba describiendo la integraci¨®n de las tecnolog¨ªas en los procesos de producci¨®n industriales. Sin embargo, el desarrollo ni es autom¨¢tico ni es f¨¢cil. La tecnolog¨ªa por s¨ª sola no puede conseguir que una sociedad desigual deje de serlo si no ha habido cambios estructurales de orden econ¨®mico, pol¨ªtico y social. Es obligatorio preguntarse de qu¨¦ forma el advenimiento de la sociedad de la informaci¨®n puede eliminar o por el contrario acrecentar la barrera entre los que tienen y los que no tienen.
P. ?Comparte usted la visi¨®n un tanto apocal¨ªptica de Ignacio Ramonet en su art¨ªculo sobre los temores del a?o 2000 a prop¨®sito de las innovaciones cient¨ªficas arriesgadas y poco verificadas?
R. Me resulta dif¨ªcil no compartir esta visi¨®n. Ramonet reflexiona acerca de que los temores del a?o 2000 son temores referentes a la salud y a la intimidad en contraposici¨®n a los temores de primera mitad de siglo como las guerras y las plagas. Si incluso la investigaci¨®n cient¨ªfica se convierte en mercanc¨ªa y es engullida por el sistema con el que ya funciona el mercado financiero, las consecuencias ser¨ªan tan trascendentales que ni siquiera me las puedo imaginar. Parece imprescindible que los ciudadanos y sociedades democr¨¢ticas vigilen estos procesos con el fin de que ning¨²n proyecto sobrepasara los riesgos aceptables y que los intereses econ¨®micos no primen sobre el bien p¨²blico.
P. ?Habr¨¢ sindicalismo en la red?
R. En la sociedad en red cambian todas las reglas del juego productivo, incluido el sindicalismo y por tanto habr¨¢ que reinventarlo. En el n¨²mero de diciembre de Le Monde Diplomatique aparece un art¨ªculo al respeto con el t¨ªtulo Tiempos modernos versi¨®n Internet.
P. ?Qu¨¦ le gusta de Internet?
R. Tengo sensaciones contradictorias. La abundancia y la calidad de la informaci¨®n, su disponibilidad inmediata as¨ª como la posibilidad de intercambiar informaci¨®n con cualquiera en cualquier lugar, me hace sentir a veces que estoy cerca del Dios que me explicaban en el colegio y eso me gusta. No me gusta la sobreabundancia de informaci¨®n basura que me hace perder el tiempo.
P. ?Sant Vicent predicar¨ªa hoy en el ciberespacio?
R. Ya lo creo, teniendo el don de lenguas y adem¨¢s una precoz percepci¨®n de la aldea global ?c¨®mo iba a privarse de hacerlo?
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