"No me preocupa haber tenido menos votos que Gore"
Presidente electo de Estados Unidos
George Bush, de 54 a?os, ser¨¢ declarado hoy ganador de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Un Colegio Electoral formado por 538 delegados ser¨¢ el encargado de certificar el resultado de los comicios m¨¢s disputados en la historia del pa¨ªs. En la entrevista, Bush habla de sus prioridades pol¨ªticas, la pasada campa?a electoral y las ideas preconcebidas sobre ¨¦l.Pregunta. ?C¨®mo va a poder cerrar las heridas?
Respuesta. Tenemos una oportunidad, tanto republicanos como dem¨®cratas, de demostrar al pa¨ªs que podemos trabajar unidos, que nuestro Gobierno federal puede funcionar y estar por encima de los partidismos. Es un momento extraodinario, y tengo la intenci¨®n de aprovecharlo. S¨¦ que la enorme mayor¨ªa de los cargos electos por el Partido Dem¨®crata reconoce esa oportunidad. Y tengo el deber de convencerles de que voy a compartir los honores, de que voy a cumplir mi palabra, de que llego a Washington con la plena intenci¨®n de aprovechar el momento y no politizar el proceso.
P. Entonces, ?el hecho de que las elecciones hayan sido tan ajustadas es m¨¢s una ventaja que un inconveniente?
R. Desde luego, desde luego. Nos da la ocasi¨®n de demostrar que podemos superar las divisiones, que hay ciertos temas -la educaci¨®n de nuestros hijos, el cuidado de nuestros mayores, garantizar el funcionamiento del sistema de jubilaciones, proteger la paz y nuestra posici¨®n econ¨®mica- m¨¢s importantes que lo que ha dividido nuestro hogar.
P. ?Pero no ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil limar los partidismos en Washington que en Tejas?
R. No hay duda de que Washington es un lugar mucho m¨¢s dif¨ªcil que Austin, porque la hostilidad entre los partidos est¨¢ mucho m¨¢s arraigada. Pero eso no me desanima, ni mucho menos. La facultad de llevarse bien con la gente consiste, en parte, en dar nuestra palabra a una persona y luego poder cumplir esa palabra y comprender qu¨¦ es lo que mueve al otro. Pero tembi¨¦n creo firmemente que un triunfo compartido es m¨¢s beneficioso para todo el mundo que el fracaso. El triunfo tiene muchos autores, y los fracasos ofrecen la posibilidad de se?alar a un culpable. Se habla mucho de que "fulanito quiere alterar un programa para marcar tantos pol¨ªticos". No creo que eso vaya a funcionar. Me parece que tenemos una oportunidad demasiado buena de que salgamos todos beneficiados.
P. ?Quiere eso decir que va a gobernar desde el centro?
R. No necesariamente. Depende de c¨®mo se defina el centro. Por ejemplo, en las deducciones fiscales. La noci¨®n de recortar los impuestos no es forzosamente un concepto de derechas o de izquierdas. En mi opini¨®n, forma parte de una pol¨ªtica que es una aut¨¦ntica p¨®liza de seguros contra un posible empeoramiento econ¨®mico. Pero tambi¨¦n es comprender que tenemos la oportunidad de hacer que la ley sea m¨¢s justa y f¨¢cil de entender. As¨ª que, al mismo tiempo, es una idea reformista.
P. Pero gobernar desde el centro podr¨ªa suponer hacer concesiones sobre la dimensi¨®n del recorte.
R. Pues yo no estoy dispuesto a hacer concesiones. Creo que la dimensi¨®n es la apropiada. Dick Cheney y yo hemos dicho que nuestra econom¨ªa muestra varias se?ales de alerta. El recorte fiscal no es s¨®lo la ocasi¨®n de poner el dinero de la gente en sus propias manos. Es, adem¨¢s, una forma de decir que la econom¨ªa est¨¢ quiz¨¢ en una situaci¨®n m¨¢s d¨¦bil de lo que queremos reconocer. Yo procedo de una escuela de pensamiento que afirma que hay que reducir todos los tipos marginales para estimular el crecimiento econ¨®mico. Tambi¨¦n creo que la reforma de la Seguridad Social, con el establecimiento de cuentas de ahorro personales, es un factor importante para la acumulaci¨®n de capital en los mercados privados, que ayudar¨¢ a la econom¨ªa a seguir creciendo.
P. ?Y qu¨¦ opina de hacer concesiones para encontrar una base com¨²n?
R. Puede que haya momentos para ello, pero no voy a mostrar mis cartas nada m¨¢s empezar la partida. Voy a esperar, por lo menos, hasta que se haya barajado el mazo y se hayan repartido las cartas. Conozco muy bien el proceso. Y comprendo que la raz¨®n por la que estoy aqu¨ª sentado es por las prioridades que voy a traer a Washington. Ojal¨¢ pudiera decir que es gracias a mi personalidad seductora o al hecho de que soy capaz de hilar varias frases seguidas.
P. ?Qu¨¦ me dice sobre la reforma de la financiaci¨®n de las campa?as?
R. He hablado de ello con el senador McCain; est¨¢ impaciente por trabajar con la Administraci¨®n en la preparaci¨®n de un proyecto de ley, y yo estoy deseando trabajar con ¨¦l. Durante las primarias, ¨¦l y yo mantuvimos muchas discusiones p¨²blicas sobre la reforma de la financiaci¨®n de las campa?as, y uno de los escollos era si habr¨ªa, o no, protecci¨®n para los salarios. En nuestros debates alcanzamos un acuerdo al respecto y, en mi opini¨®n, ¨¦se es un buen punto de partida. Podemos unir la financiaci¨®n de las campa?as a un paquete m¨¢s amplio de reforma de las elecciones. Es preciso tener una visi¨®n m¨¢s amplia.
P. Entonces, ?no estar¨ªa dispuesto a asumir el proyecto McCain-Feingold tal como est¨¢ redactado?
R. No. Como ya dije durante la campa?a, creo que es necesario a?adir algunas cosas.
P. ?Le preocupa el hecho de que Al Gore haya obtenido m¨¢s votos populares que usted?
R. La verdad es que no. Si hace 15 meses me hubieran dicho: "Le van a juzgar bas¨¢ndose en qui¨¦n obtuvo m¨¢s votos populares, y no en el recuento electoral", creo que habr¨ªamos hecho una campa?a diferente. Por ejemplo, quiz¨¢ habr¨ªa dedicado m¨¢s tiempo a mi Estado, Tejas, para intentar aumentar las cifras. Al fin y al cabo, el resultado ha sido pr¨¢cticamente de 50 contra 50. Incluso aunque hubiera vencido por 51 contra 49, todav¨ªa habr¨ªa mucha gente que se preguntar¨ªa si iba a ser o no su presidente. Y mi respuesta es: desde luego que voy a serlo.
P. Las mayores heridas tal vez se hayan abierto entre los negros, que se han sentido especialmente privados del derecho al voto en Florida. S¨¦ que usted cre¨ªa haber trabajado mucho para obtener m¨¢s votos de negros e hispanos...
R. As¨ª fue. Y me dieron una buena paliza.
P. ?Hay alg¨²n gesto espectacular que pueda hacer para tender la mano ahora a los afroamericanos?
R. Creo que va a ser espectacular la designaci¨®n de afroamericanos para puestos de poder, porque eso indicar¨¢ que George W. Bush ve a las personas por lo que son y no por lo que han votado. Puede que a los que no me votaron no les haga gracia, al principio, pero el caso es que soy su presidente.
P. ?Qu¨¦ aprendi¨® de su padre sobre lo que significa ser presidente?
R. Aprend¨ª c¨®mo acumular un capital pol¨ªtico y c¨®mo emplearlo.
P. ?Cree que no lo emple¨® bien al final de su mandato?
R. No, creo que no. La historia ha demostrado que dispon¨ªa de un capital en el banco que no supo emplear.
P. ?Qu¨¦ ha aprendido de Bill Clinton sobre lo que significa ser presidente?
R. Buena pregunta. (Pausa.) Creo que intent¨® abordar una serie de aspectos con un capital del que, al principio, no dispon¨ªa en absoluto, como en el caso de la sanidad. Aprendi¨® muy bien a moverse en el terreno de las relaciones p¨²blicas. Y adquiri¨® gran habilidad en sus tratos con los miembros del Capitolio. Por ejemplo, sac¨® buen provecho del cierre de la Administraci¨®n en 1995.
P. ?Qu¨¦ cree que pasar¨¢ por su cabeza cuando le d¨¦ la mano al presidente Clinton el 20 de enero?
R. Digamos que no soy una persona vengativa. Esta victoria es importante por el pa¨ªs y por lo que creo que se puede hacer, y tiene muy poco que ver con el hecho de que ¨¦l derrotara a mi padre. En la campa?a de 1994 para el puesto de gobernador de Tejas, algunos creyeron que me hab¨ªa presentado para dar una lecci¨®n a Ann Richards por haber dicho lo que dijo sobre mi padre en la Convenci¨®n de Dukakis. Uno no puede confiar en vencer si s¨®lo piensa en vengarse. La gente no va a elegir a alguien que compite por despecho. No me siento especialmente satisfecho por haber derrotado al vicepresidente de Bill Clinton.
P. Usted tiene dos hijas. ?Le pedir¨ªa al presidente Clinton consejos sobre c¨®mo ha protegido a Chelsea?
R. Por supuesto. De hecho, en la cena de Al Smith en Nueva York, en el mes de octubre, habl¨¦ con la senadora Clinton sobre Chelsea y su protecci¨®n en la Universidad de Stanford. Y le aseguro que los Clinton han hecho una labor excelente en la educaci¨®n de Chelsea, pueden sentirse orgullosos.
P. ?Qu¨¦ tal se va a llevar con la senadora Clinton?
R. Se supone que no vamos a estar de acuerdo, pero ?qui¨¦n sabe? Quiz¨¢ elaboremos un proyecto de ley sobre el plan de Medicare que ella est¨¦ dispuesta a aceptar. Ser¨¢ una relaci¨®n interesante. Va a ser una m¨¢s entre 100 senadores, y espero haya asuntos en los que acabe votando a mi favor.
P. Cuando le preguntaron a John Kennedy a qui¨¦n quer¨ªa a su lado en el momento de tomar las grandes decisiones, dijo que a Bobby Kennedy. Cuando se lo preguntaron al presidente electo Bill Clinton en 1992, dijo una palabra: Hillary. ?A qui¨¦n necesita usted?
R. A Cheney. Hay algo especial sobre el vicepresidente Cheney. Le he escogido para que sea quien organice la transici¨®n porque quer¨ªa que pudiera acumular cierto capital propio, para que, cuando acuda al Congreso, la gente sepa no s¨®lo que est¨¢ hablando Dick Cheney, sino que habla en nombre del presidente. Recuerden que se trata de un hombre que no quiere ser presidente.
P. ?Le preocupa dar demasiada importancia a la lealtad?
R. Si la pregunta es si hacer hincapi¨¦ en la lealtad me impide ver el fracaso o el talento, no. Lo que me importan son los resultados. En realidad, lo que me preocupa es que en la pol¨ªtica actual no hay suficiente lealtad. Yo conozco la pol¨ªtica. Es un mundo en el que hay gente que quiere entrar en el Gobierno para poder hacer m¨¢s dinero despu¨¦s, para promover sus propios fines, y no para trabajar en equipo. Como le dijo mi hermano a Lee Atwater, ¨¦sta es la definici¨®n de lealtad: si lanzan una granada de mano cerca del jefe, lo que se te pide es que te arrojes t¨² antes sobre ella. Karl es as¨ª.
P. ?Delega usted mucho?
R. No. Mi forma de dirigir consiste en que soy yo quien fija los objetivos, y que todo el mundo lo tenga claro. Saben hacia d¨®nde quiero avanzar. Les exijo responsabilidades. Pero conf¨ªo en ellos. Asimismo es importante no perder el contacto con los dem¨¢s. Hablo todo el tiempo con el vicepresidente Cheney. No tomo ninguna decisi¨®n importante sin consultar con mis asesores. Y ¨¦sa es una de las cosas que caracterizan a un buen consejero delegado en una empresa, o a un buen presidente. Ser alguien capaz de decidir. Que examina los hechos, delega y toma las decisiones. Y despu¨¦s espera que, con la decisi¨®n tomada, todo el mundo trabaje en equipo.
P. ?Cu¨¢l es la mayor equivocaci¨®n que tiene la gente respecto a usted?
R. Que no soy sensible a los problemas raciales. No s¨¦, quiz¨¢ es porque soy tejano. O porque soy republicano. Desde luego, no es verdad.
P. ?Y la acusaci¨®n de que no tiene curiosidad intelectual?
R. No es cierta. Admiro a los buenos pensadores, sobre todo si tienen una mente pr¨¢ctica. Y me gusta leer un buen libro. Soy muy aficionado a la historia. Acabo de terminar el libro de Stephen Ambrose sobre la construcci¨®n del ferrocarril transcontinental.
P. Pasa mucho tiempo en su rancho, y eso hace que muchos opinen que "no est¨¢ plenamente dedicado".
R. S¨ª, ya lo s¨¦. Para decirlo en t¨¦rminos delicados, creo que existe una gran diferencia entre las personas que tienen curiosidad intelectual y las que tienen soberbia intelectual. Valoro a la gente curiosa, que desea aprender cada vez m¨¢s cosas. Me repugnan los que creen que son m¨¢s listos que todos los dem¨¢s. Porque en Crawford, Tejas, hay mucha sabidur¨ªa acumulada. Y un buen presidente entiende al tipo que se gana la vida con sus manos tanto como al que se la gana con su cerebro.
Hay una sabidur¨ªa de libros y una sabidur¨ªa pr¨¢ctica. Conf¨ªo en que, en el futuro, se diga que he tenido en cuenta las dos, y que nunca me he sentido superior a otros porque he disfrutado de una educaci¨®n que ellos, quiz¨¢, no han podido tener. Valoro mucho a una persona inteligente. Valoro a los que tienen gran capacidad de pensar. Y escucho... presto mucha atenci¨®n.
P. ?Hay algo que le quite el sue?o?
R. A veces, pero ¨²ltimamente duermo muy bien. Tengo muy poca ansiedad. Tal vez por lo que ha ocurrido en el ¨²ltimo mes. Una campa?a tiene de bueno que llega un momento en el que acaba. Nosotros nos esforzamos hasta el ¨²ltimo aliento, pero resulta que no termin¨®. Y ha sido un periodo muy interesante que me ha ense?ado a ser m¨¢s paciente.
P. ?Qu¨¦ le ha ense?ado la campa?a?
R. Es una lecci¨®n de humildad. Y para un presidente es importante acordarse de eso.
P. Denos un ejemplo.
R. Para empezar, est¨¢ la cura de humildad de ser el blanco constante de las bromas de todo el mundo. Lo bueno es que no era el ¨²nico. Eso ayuda a poner a prueba la capacidad de concentraci¨®n y de mantener las cosas en perspectiva. La larga campa?a me ha hecho tambi¨¦n una persona m¨¢s paciente y m¨¢s reflexiva. La persona sale fortalecida para ocupar su cargo, sale con m¨¢s confianza, despu¨¦s de pasar por toda la experiencia. La campa?a me ha hecho mejor persona.
P. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s importante que ha aprendido de Al Gore?
R. Que es un rival dif¨ªcil. Admiro a una persona que lucha sin tregua. Siempre he sido muy deportista, y respeto a alguien que es tan competitivo como yo.
P. Si hubiera estado en el lugar de Gore, ?habr¨ªa pedido los recuentos?
R. Es dif¨ªcil decirlo. (Pausa.) Es demasiado complejo.
P. Entonces, ?no le guarda rencor por haberlo intentado?
R. No me molestan los intentos del vicepresidente. Yo gan¨¦ los recuentos, una y otra vez, en algunos condados hasta cuatro veces. Las leyes y normas existen por alguna raz¨®n. Pero no le guardo rencor.
P. ?Tiene ganas de volver a enfrentarse a Al Gore en 2004?
R. (Risas.)
P. ?O preferir¨ªa enfrentarse a la senadora Clinton?
R. (Ir¨®nico.) Lo que deseo es que llegue mi toma de posesi¨®n.
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