Seis meses y un d¨ªa

JUAN ALONSO DEL REALEsto es Jauja, no Andaluc¨ªa. El no va m¨¢s, la repanocha. Aqu¨ª se gestan revoluciones de las que deber¨ªan tomar nota las dem¨¢s autonom¨ªas del Reino por su veinticinco cumplea?os.

En un arranque de civilizado progresismo, de clarividencia pol¨ªtico-sanitaria, nuestros valedores de salud comandados por el mismo Presidente Manuel Chaves -El Se?or de los Minolles- nos van a dar 180 d¨ªas, 180, para que, si se tiene algo pachucho, pueda el enfermo ser operado en un cl¨ªnica privada a cargo del SAS, que es decir lo mismo que a cuenta de nuestros bolsillos, porque ?qui¨¦n financia el Servicio Andaluz de Salud?: el pueblo cotizante.

Van a ser dignos de ver los n¨²meros que montar¨¢ el personal en las salas de espera de las consultas externas ¨® los preoperatorios de cualquier hospital cl¨ªnico sure?o: "?usted que tiene?"."Poca cosa, un par de infartitos. ?y usted?". "Yo, una tonter¨ªa; lo mismo que el cantante: mi aneurisma de aorta. Cosas de la moda". "?Ah! pues pase delante, Don Acisclo. Faltar¨ªa m¨¢s". "No, no las se?oras primero. Yo soy un caballero"."Es que yo estoy en el d¨ªa 179 y con un poquito de suerte llego al 180. Y me interviene el Dr. Fantastiquez en su cl¨ªnica de Puerta de Oro. Me f¨ªo m¨¢s". "Pues vaya contrariedad, yo ando ya por el 180 y ma?ana mismo tengo cama en la Cl¨ªnica Santa Apapurcia con el Dr. Lupin. All¨ª, operando en su salsa, me van a poner genial, y menudas enfermeras tiene".

Mirada c¨®mplice de los dos pacientes impacientes que se ponen de t¨¢cito acuerdo para coger a una ancianita y su nieto a los que de inmediato amarran a sus camillas para salir, se?or y se?ora, pitando rumbo al d¨ªa de despu¨¦s.

La escena es exagerada pero tiene un fondo de verdad. Si el enfermo durante la espera no ha fallecido sufrir¨¢ trastornos derivados de su patolog¨ªa agravada por esos d¨ªas -advi¨¦rtase que los padres del invento no dicen seis meses ni medio a?o- pedir¨¢, con raz¨®n, la mejor atenci¨®n que se le pueda dispensar y aunque t¨¦cnicamente los grandes hospitales, en teor¨ªa, est¨¦n mejor dotados, la atenci¨®n humana, el estado de limpieza, conservaci¨®n y hasta la decoraci¨®n de los centros privados es mucho mejor. Incluso los horarios de visita se hacen m¨¢s flexibles. Esto sin mencionar que el n¨²mero de pacientes en una cl¨ªnica privada no supera normalmente dos por habitaci¨®n mientras que la SS mantiene habitaciones individuales de 8 individuos incluso en los pasillos.

Las cosas no marchan bien en la Sanidad P¨²blica; ni en los Centros de Salud ni en los Hospitales -por cierto: a ver que pasa con los militares-. Nuestros electos y no electos por el pueblo cargos p¨²blicos no paran de poner parches que van a discriminar a muchos y a beneficiar a unos pocos, entre ellos los m¨¦dicos que facturar¨¢n al SAS desde sus cl¨ªnicas.

Seis meses y un d¨ªa. Extra?a condena para los inocentes. Claro que si se permite que el submarino siga ah¨ª tanto tiempo, c¨®mo le va a importar a nadie dejar en dique seco a unas decenas de miles de enfermos.