2004: Europa, cuesti¨®n interna
El debate de cara a 2004 en la Uni¨®n Europea no va a ser ya s¨®lo una cuesti¨®n entre Gobiernos, sino dentro de cada pa¨ªs. Si Alemania abre el mel¨®n de delimitar de forma "m¨¢s precisa" el reparto de competencias entre la Uni¨®n y los Estados es porque Schr?der quiere resolver la cuesti¨®n de los L?nder, cuyas atribuciones, seg¨²n algunos estudios, se ven afectadas en un 80% o m¨¢s por las decisiones tomadas en Bruselas. Es un debate al que ning¨²n pa¨ªs escapar¨¢, aunque se origine en Alemania, y est¨¦ hasta cierto punto dise?ado para hacer m¨¢s compatible la UE con la estructura pol¨ªtica federal alemana, frente a una construcci¨®n europea que, en el pasado, hab¨ªa sido m¨¢s francesa, como se puso de manifiesto en el II Foro de Di¨¢logo Espa?a-Italia celebrado en Barcelona.La integraci¨®n europea puede cambiar y cambiar¨¢ los procesos de descentralizaci¨®n de cada Estado, pero no debe llevar a vaciarlos. Hay que encontrar soluciones para que las regiones -en Alemania, en Espa?a, en el Reino Unido- participen tanto en la elaboraci¨®n de la voluntad del Estado hacia arriba como en la aplicaci¨®n de las decisiones de la UE hacia abajo y en su gesti¨®n. El debate va a ser a¨²n m¨¢s profundo en la medida en que, como se ha acordado en Niza en la Declaraci¨®n sobre el Porvenir de la Uni¨®n, participen "todas las partes interesadas", no s¨®lo las habituales en la UE, sino "los representantes de los Parlamentos nacionales y el conjunto de la opini¨®n p¨²blica"; a saber, el entorno pol¨ªtico, econ¨®mico, universitario, la sociedad civil, etc¨¦tera; es decir, que puede escapar a los Gobiernos.
El formato se decidir¨¢ en diciembre de 2001, y probablemente nada se mover¨¢ hasta despu¨¦s de las elecciones francesas y alemanas en 2002. Pero de algo no hay duda alguna: el reparto de competencias entre la UE y los Estados -los brit¨¢nicos nos quieren meter su vocablo devolution; otros mantienen el de la "subsidiariedad"- convierte el debate en la UE en un asunto interno en cada pa¨ªs. Lo cual, si se lleva mal, puede resultar desastroso, mas si se enfoca bien, puede ser dinamizador no s¨®lo porque elimine zonas grises, que siempre las habr¨¢, sino porque permitir¨¢ aumentar el control pol¨ªtico y democr¨¢tico sobre tales ¨¢reas, y porque servir¨¢ para debatir en profundidad qu¨¦ debe hacer y qu¨¦ no debe hacer la Uni¨®n Europea. Ahora bien, el debate sobre la articulaci¨®n de los poderes locales en este conjunto lo debe hacer cada pa¨ªs. Europeizarlo puede complicarlo en un grado excesivo.
?Y Espa?a? El propio Aznar, seg¨²n las notas que se han publicado de alguna de sus intervenciones, se?alaba en Niza que "abrir este debate a nivel europeo provocar¨ªa problemas en Espa?a como efecto reflejo. Hablar de reparto de competencias me plantea problemas". No, no es un efecto "reflejo". Es que la integraci¨®n europea es, cada vez m¨¢s -hay que insistir en ello-, un asunto interno. Tras Niza, se anuncian, pues, unos a?os de articulaci¨®n del debate sobre los niveles de competencias, lo que puede llevar a un debate constitucional sobre c¨®mo la Espa?a de las Autonom¨ªas se engarza en Europa. En la reuni¨®n hispano-italiana, el ex presidente del Tribunal Constitucional, ?lvaro Rodr¨ªguez Bereijo, consider¨® -autoriza su cita- que "esta propuesta, sin una cl¨¢usula de salvaguardia, puede abrir una crisis constitucional en Espa?a", pues Alemania est¨¢ en mejores condiciones de afrontar este debate al ser un sistema federal constitucionalizado, mientras que en Espa?a, el Estado de las Autonom¨ªas es un sistema abierto. Se puede abrir a¨²n m¨¢s. O, por el contrario, puede ser la ocasi¨®n de resolver algunos problemas pendientes, a comenzar por la siempre aplazada reforma del Senado. Esta C¨¢mara, convertida en auton¨®mica, podr¨ªa ser uno de los cauces -no el ¨²nico, desde luego- para resolver estas cuestiones competenciales. Espa?a puede llegar a la pr¨®xima cita europea de 2004 con la cuesti¨®n auton¨®mica abierta por diversos costados, o, por el contrario, resuelta. M¨¢s vale lo segundo.
aortega@elpais.es
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