El incre¨ªble culebr¨®n de la alemanita y el barbudito
?l le prometi¨® convertirla en "la reina de Cuba" y le dec¨ªa "mi alemanita". Ella le llamaba "mi cubano barbudito". El cubano barbudito es nada menos que el dictador Fidel Castro, reci¨¦n bajado de Sierra Maestra, hace ya 41 a?os. Ella, esa se?ora de 61 a?os, gordita y con aspecto de ama de casa que acaba de hacer la compra en el supermercado, es Marita Lorenz. Esta alemana llev¨® una vida que ni el m¨¢s fantasioso guionista de culebrones habr¨ªa sido capaz de imaginar.Con Marita Lorenz, la realidad supera al reportaje. El documental Querido Fidel, escrito y dirigido por el alem¨¢n Wilfried Huismann, intenta recoger en hora y media la apasionante biograf¨ªa de esta mujer incre¨ªble. La cantidad de vida de Lorenz hace casi imposible seguir el documental sin perderse. Por eso se recomienda al televidente grabarlo y verlo de nuevo, con la tecla de retroceso presta. Demasiada vida para ser digerida de una vez.
A los cinco a?os, Lorenz se encontraba internada con su madre en el campo de concentraci¨®n nazi de Bergen-Belsen. A los siete, la viol¨® un sargento del Ej¨¦rcito de Estados Unidos destinado en Alemania, el padre de una amiguita. A los 19 lleg¨® a Cuba en el barco que mandaba su padre.
Y en eso lleg¨® Fidel. Sab¨ªa Marita que si aquel joven barbudo, que acababa de derribar la dictadura de Batista, le cog¨ªa la mano estar¨ªa perdida. Y as¨ª fue. Se qued¨® en Cuba y se convirti¨® en amante de Castro, a quien acompa?¨® durante su viaje a Estados Unidos, cuando le recibi¨® el vicepresidente Richard Nixon, porque el presidente Eisenhower ten¨ªa que jugar su partido de golf. Sostiene Lorenz que Castro dec¨ªa entonces: "Soy alto, tengo 33 a?os y una barba como Jesucristo". Seg¨²n su amante alemana, Castro "ten¨ªa un ego muy grande y dec¨ªa que era como Jesucristo".
No practicaban el sexo seguro y los amores tuvieron consecuencias. Tr¨¢gicas, por supuesto. Embarazada de varios meses, un d¨ªa secuestraron a Lorenz de su habitaci¨®n de lujo en el hotel Habana Libre. Reapareci¨® abandonada y casi desangrada en una m¨¢s peque?a. A estas alturas, Lorenz no sabe si fueron agentes de Castro o de la CIA los autores del aborto.
De amante de Castro pas¨® Lorenz a agente de la CIA. En Miami le entregaron unas pastillas envenenadas para asesinar al dictador cubano. Lorenz las tir¨® por el bid¨¦. Tambi¨¦n se convirti¨® en colaboradora del FBI, de la Mafia y estuvo implicada en la invasi¨®n de bah¨ªa Cochinos y hasta en el asesinato de Kennedy.
En uno de sus lances coincidi¨® en Miami con el dictador venezolano exiliado Marcos P¨¦rez Jim¨¦nez, que la invit¨® a una botella de vino del Rin. El resultado: su hija M¨®nica P¨¦rez Jim¨¦nez. Su otro hijo, Mark, es producto de su relaci¨®n con un agente del FBI. Con Mark y la vana esperanza de reencontrar a Fidel regresa Lorenz a Cuba. Tras d¨ªas de espera, s¨®lo lleg¨® a la antesala y all¨ª se entrevist¨® con su secretario. Lorenz concluye: "Yo am¨¦ a Fidel y ¨¦l arruin¨® mi vida".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.