Cine vasco, el sue?o eterno
Los tiempos her¨®icos de la producci¨®n dom¨¦stica dan paso a una industria cultural abierta y competitiva
Contar historias
La historia del cine vasco, que corre pareja a la del propio cine, tuvo un enorme par¨®n de cuarenta a?os durante la dictadura franquista. Poco se imaginaba el bueno de D?Abadie que lo que floreci¨® entre sus manos a principios del siglo XX iba a ser paralizado de manera traum¨¢tica el 18 de julio de 1936. A lo largo de todos estos a?os, muchos cineastas y actores tuvieron que salir de su tierra, buscando nuevos horizontes. El mismo Gilbert Roland era hijo de padre bilba¨ªno, aunque su marcha de Bilbao fue anterior al golpe de Franco.Claro que durante aquella larga noche hubo gente que se estuvo preparando a conciencia, y as¨ª muchos actores y actrices -en lo que s¨ª tenemos una larga tradici¨®n es en grupos de teatro- fueron sentando las bases de un oficio en el que han surgido rostros que han asombrado a propios y extra?os delante de la c¨¢mara. Son una realidad inapelable ?lex Angulo, Ram¨®n Barea, Saturnino Garc¨ªa, Loli Astoreka, Alicia San Juan, Txema Blasco, Klara Badiola, Xabier Elorriaga y un largu¨ªsimo etc¨¦tera de nuevos y viejos actores.
Muchas cosas han cambiado en el cine vasco desde La fuga de Segovia y La conquista de Albania hasta Una semana en el parque y Sabotage. Han cambiado muchas cosas en el celuloide y en la vida. En aquella prehistoria de nuestro cine, las cosas eran urgentes, hab¨ªa que contar historias a toda m¨¢quina. Se ven¨ªa de una noche muy negra, una noche que parec¨ªa eterna y se vislumbraban las libertades en el horizonte.
Muy pocos cineastas hab¨ªan cogido una c¨¢mara en sus manos alguna vez y se daba m¨¢s valor a contar una historia que a la forma de contarla. Detr¨¢s de las c¨¢maras tampoco exist¨ªan los excelentes profesionales de ahora; se estaban formando, aprendiendo un oficio que en raras ocasiones se tiene en cuenta por parte de los aficionados. Salvo cuando han hecho las cosas mal, claro.El espectador tambi¨¦n ha cambiado durante este tiempo, el que acud¨ªa a las salas a finales de los a?os setenta para ver cine vasco lo hac¨ªa movido por una cuesti¨®n militante (la actitud devoci¨®n ante una pel¨ªcula documental como Amalur, por ejemplo) y poco le importaba la perfecci¨®n t¨¦cnica.
Hoy en d¨ªa, pasadas afortunadamente las ¨¦pocas del apoyo incondicional, el espectador quiere que le cuenten cosas y, sobre todo, que su dinero le sirva para pasar por lo menos un rato diferente. Es decir, al espectador de hoy le importa muy poco de d¨®nde proceda la pel¨ªcula que est¨¢ viendo y sin embargo le interesa cada vez m¨¢s qu¨¦ historia le est¨¢n contando y de qu¨¦ manera se la est¨¢n contando.
Aquella ¨¦poca concienciada y guerrillera ha dado paso a cineastas distintos, gente que ha crecido viendo v¨ªdeos y televisi¨®n como por un tubo y que ya no ha tenido que convencer a su t¨ªo de Am¨¦rica para que le preste el tomavistas de super-8 para hacer sus pinitos (sin contar lo car¨ªsimo que era, y es, revelar esas pel¨ªculas). Con la popularizaci¨®n de las c¨¢maras de v¨ªdeo, muchos chavales han aprendido los secretos del lenguaje cinematogr¨¢fico jugando. Ahora mismo, hay qui¨¦n ha hecho unos cuantos cortos en soporte v¨ªdeo y que se ha pasado al cine. Concretamente, est¨¢ muy avanzado un proyecto en el que han aunado esfuerzos y talento cuatro j¨®venes realizadores que, hartos de andar deambulando de productora en productora con su idea bajo el brazo, van a sumar cuatro historias cortas, todas bajo el signo del fant¨¢stico y cada una dirigida por uno de ellos, para convertirlas en un largometraje.
Es una f¨®rmula innovadora en nuestro cine, pero que en la cinematograf¨ªa italiana, e incluso norteamericana (acord¨¦monos de Historias de Nueva York) viene siendo un recurso imaginativo y muy v¨¢lido. Eso puede ser el futuro.
Existe una ¨¦poca intermedia en el cine vasco. La ¨¦poca del llamado nuevo cine vasco (a todo hay que ponerle etiquetas). Hay quien dice que es la ¨¦poca dorada del cine vasco. Bueno, tambi¨¦n para todo hay opiniones. Y lo cierto es que hubo de todo: pel¨ªculas buenas, malas y regulares. Algunas, muy buenas y tuvieron una gran repercusi¨®n. Recuerdo ahora mismo Tasio y La muerte de Mikel, por ejemplo. Pero lo m¨¢s importante es que aquellas pel¨ªculas es que constituyeron la forja de grandes gentes del cine delante y detr¨¢s de las c¨¢maras, personas queridas, respetadas y valoradas en todas partes, en todos los plat¨®s. Resulta in¨²til confeccionar la n¨®mina , es enorme y sus nombres est¨¢n en la mente de cualquier aficionado. Abarcan tambi¨¦n todos y cada uno de los oficios de una producci¨®n cinematogr¨¢fica, desde directores a compositores de bandas sonoras, pasando por guionistas, actores, ayudantes de producci¨®n, directores de fotograf¨ªa y un largo etc¨¦tera.
Pero cuando las pel¨ªculas en las que trabajan esos profesionales ganan un premio en alg¨²n festival ?qui¨¦n sube a recogerlo?. Productores que nadan tienen que ver con el llamado cine vasco. ?De d¨®nde son las pel¨ªculas? Pues de donde procede el dinero. Si el que pone encima de la mesa trescientos o cuatrocientos millones de pesetas, coste de una producci¨®n de tipo medio, es supongamos de Melilla, debemos de hablar de cine melillense, no de cine vasco. La globalizaci¨®n tambi¨¦n ha llegado al cine. El dinero no tiene fronteras.
El cine vasco es ahora s¨®lo eso: cine. Ha conocido momentos mejores y peores. Hay que enfrentarse a la realidad: esto es un negocio, hay que competir con todo el mundo, sin complejos. Tenemos la mejor materia prima, necesitamos imaginaci¨®n, audacia y un empujoncito financiero. Abrir mercado. De esa manera, los so?adores que un d¨ªa se enfrentaron a todo y a todos, con riesgo de llevar a la quiebra su propia vida privada eligieron la tortuosa senda del cine, vasco o no, podr¨¢n seguir so?ando. Podr¨¢n ver su esfuerzo metido dentro de una lata redonda y plana y decir: ?cu¨¢nto pesa!.
En la escena final de El halc¨®n malt¨¦s, el actor fordiano Ward Bond sopesa un paquete que le entrega Bogart. En ese paquete est¨¢ la rara avis por la que tanta gente ha sufrido, ha corrido peligros, ha traicionado y ha matado. Bond comenta: "Esto pesa mucho, ?de qu¨¦ est¨¢ hecho?. A lo que Bogart responde: "De la misma materia de la que est¨¢n hechos los sue?os".
Todos, profesionales y aficionados, queremos seguir viendo cine, sea vasco o no, y seguir so?ando una y otra vez una pel¨ªcula. El sue?o eterno.
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