Yussufi cerr¨® los tres semanarios alentado por militares temerosos de tener que rendir cuentas
El primer ministro marroqu¨ª, el socialista Abderram¨¢n Yussufi, cerr¨® en julio la revista de las juventudes de su partido porque le daba algunos quebraderos de cabeza. Tom¨® la decisi¨®n solo. Ahora, en diciembre, ha prohibido de golpe tres de los principales semanarios del pa¨ªs -Le Journal, Assahifa y Demain-, pero en esta ocasi¨®n su iniciativa ha sido instigada por algunos altos cargos del r¨¦gimen que se consideran amenazados por los "excesos" de la transici¨®n en Marruecos, que se aceler¨® tras la entronizaci¨®n de Mohamed VI.
De todas las informaciones publicadas estas ¨²ltimas semanas por los tres semanarios, las que m¨¢s han irritado en el entorno del rey han sido las relacionadas con la reivindicaci¨®n de la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos (AMDH) de que se investiguen las responsabilidades de 14 altos cargos de las fuerzas de seguridad en la represi¨®n de los llamados a?os de plomo, explica una fuente de la Administraci¨®n marroqu¨ª conocedora de las circunstancias que rodearon la prohibici¨®n. La AMDH se ha convertido en la bestia negra del r¨¦gimen por organizar una sentada prohibida: 36 de sus militantes van a ser juzgados en enero. En los a?os setenta y ochenta, numerosos opositores al rey Hassan II fueron detenidos de forma arbitraria, torturados, encarcelados y muchos murieron en detenci¨®n. Oficialmente, el Estado marroqu¨ª reconoce 112 desapariciones, aunque las ONG de derechos humanos, locales y extranjeras, estiman que su n¨²mero oscila entre 600 y varios miles, sin contar a saharauis apresados de los que se perdi¨® el rastro.
Parte de los altos cargos incriminados por la AMDH, todos ellos militares y polic¨ªas, siguen en sus puestos e incluso han sido ascendidos y trabajan en el entorno del rey. Temen, si prospera la reclamaci¨®n de los militantes de derechos humanos, no s¨®lo ser apartados del poder, sino acabar procesados como el general chileno Augusto Pinochet. El Gobierno de Yussufi, que propugna la reconciliaci¨®n, no quiere que se le pidan cuentas, aunque s¨ª indemnizar a parte de las v¨ªctimas.
La publicaci¨®n en noviembre por France Presse del listado nominal de los altos cargos acusados por la AMDH fue la gota de agua que colm¨® la paciencia del Gobierno marroqu¨ª y le incit¨® a expulsar al delegado en Rabat de la agencia francesa. La suerte de los semanarios qued¨® tambi¨¦n sellada cuando recogieron ese comunicado de la AMDH, acompa?¨¢ndolo incluso de fotos de varios de los incriminados. En una entrevista publicada por EL PA?S, Yussufi indicaba que los ataques contra el Ej¨¦rcito fueron el principal motivo del cierre de esas publicaciones.
Aquello fue lo m¨¢s grave, pero no lo ¨²nico. Abubaker Jamai, el director de Le Journal, escribi¨® adem¨¢s en noviembre un editorial en el que resaltaba el papel de don Juan Carlos durante la intentona golpista del 23-F y le ped¨ªa en t¨¦rminos velados a Mohamed VI que siguiese la senda marcada por el rey de Espa?a. Para Lib¨¦ration, el diario del partido socialista, ese comentario era una afrenta a la monarqu¨ªa.
Los semanarios echaron despu¨¦s m¨¢s le?a al fuego haci¨¦ndose eco, sobre todo en Le Journal, de una carta escrita en 1974 por el dirigente socialista Mohamed Basri en la que se revelaba que la c¨²pula de su partido, incluido Yussufi, estaba al corriente en 1972 del golpe de Estado contra Hassan II que preparaba el general Ufkir. Lo aprob¨® t¨¢citamente, pese a que el general era responsable del asesinato, siete a?os antes, de Ben Barka, el l¨ªder hist¨®rico del socialismo marroqu¨ª.
Para que fuese legal, s¨®lo el primer ministro y el ministro del Interior pod¨ªan determinar el cierre de una publicaci¨®n en virtud del art¨ªculo 77 del C¨®digo de Prensa. El titular de Interior es nombrado directamente por el rey. De ah¨ª que una iniciativa suya pudiese ser interpretada como una decisi¨®n del Palacio Real. El ataque que le hab¨ªa dirigido Le Journal dio pie a Yussufi para ordenar ¨¦l mismo el cierre sin comprometer a nadie m¨¢s. La triple prohibici¨®n no es m¨¢s que una llamativa faceta de la vuelta de tuerca que Rabat est¨¢ dando despu¨¦s del verano. Hasta entonces se hab¨ªa producido en Marruecos un auge de las libertades sin parang¨®n en el Magreb.
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