Terenci y el siglo XXI
"?Que c¨®mo acostumbro a celebrar la Navidad?", dice Terenci Moix. "Pues muy tranquilo, con mis gatos y con mi hermana Ana Mar¨ªa. El d¨ªa de Sant Esteve, en cambio, vienen a casa unos cuantos amigos de los a?os sesenta y escuchamos canciones de Julie Andrews y miramos en v¨ªdeo Sonrisas y l¨¢grimas. Me acabo de instalar una nueva pantalla gigante y este a?o todo estar¨¢ muy bien. Me encantan las fiestas navide?as, pero no tolero que me saquen de mi mundo. Para mi, la fiesta de fin de a?o es en cambio m¨¢s dram¨¢tica. No me gusta tanto, porque no me gusta que me recuerden que pasa el tiempo. De hecho, yo nunca llevo reloj. Y es que yo tengo una edad mental de 16 a?os y el d¨ªa de fin de a?o se empe?an en recordarme que pasa el tiempo y que mi cuerpo ya no se corresponde con mi edad mental".A pesar de su alergia al fin de a?o, a Terenci le ilusiona de un modo especial el cambio de siglo. "Acabo de comprarme los viejos episodios de Flash Gordon en DVD", comenta. "Es algo espectacular, aunque Alberti me dec¨ªa que eran un co?azo. En Flash Gordon se habla del futuro y, total, se sit¨²a la acci¨®n a finales del siglo XX. Yo nunca pens¨¦ que llegar¨ªa al siglo XXI. Lo ve¨ªa como algo muy lejano, pero ah¨ª est¨¢, a la vuelta de la esquina", explica.
Mientras se acerca el nuevo siglo, Terenci se pasa el d¨ªa encerrado en su casa de la calle de Muntaner, un mundo muy personal en el que se dan la mano un archivo de pel¨ªculas m¨ªticas, grabados del viejo Egipto, fotos de la Roma antigua, una gran colecci¨®n de v¨ªdeos y todo tipo de libros sobre literatura y egiptolog¨ªa. Mientras recuerda que est¨¢ terminando su ¨²ltima novela, ambientada en el Egipto de Tutankamon, apunta Terenci que en los ¨²ltimos a?os el paisaje habitual de su estudio se ha visto revolucionado por los ordenadores y por Internet, lo que le otorga un aire futurista. O sea, de siglo XXI. O sea, de ahora mismo.
"Internet es un gran invento", asegura convencido. "A mi me ha sacado 20 a?os de encima. Yo ya me apunt¨¦ a los ordenadores con No digas que fue un sue?o, la novela que gan¨® el Planeta en 1986, pero ahora me lo paso pipa llenando de contenidos mi p¨¢gina de Internet (terencimoix.com). Lo de retocar fotos y colorearlas con el Photoshop ya me enganch¨® hace tiempo, pero lo de construir la p¨¢gina es muy emocionante. Puedo poner en ella mis libros, mis entrevistas, mis viajes, mis fotos favoritas, mis cantantes de ¨®pera preferidos, mis pel¨ªculas m¨ªticas... La parte de Mitos del Cine ser¨¢ la m¨¢s espectacular, con apartados especiales dedicados a Fellini, a Lauren Bacall o a Steve Reeves, el rey del peplum, y con art¨ªculos, fotos y filmograf¨ªa. ?ltimamente estoy m¨¢s contento con esto que con nada. En un art¨ªculo nunca puedes tener todas las fotos que quieres. Aqu¨ª, en cambio, no hay l¨ªmite. Estoy muy orgulloso, aparte de que me lo paso pipa".
En la p¨¢gina web de Terenci tambi¨¦n estar¨¢ colgado el art¨ªculo Yo fui esclavo del tabaco, que desde que Terenci lo public¨® en EL PA?S hace unos meses ha originado un sinf¨ªn de cartas. Terenci, sin embargo, prefiere pasar de largo sobre este tema. Su ingreso en la cl¨ªnica queda ya atr¨¢s y prefiere no alarmarse de cara al futuro. En una de las paredes del estudio, un cartel le recuerda que tiene que fumar menos, suprimir el alcohol y cambiar el caf¨¦ por las infusiones, algo a lo que de momento Terenci, cautivado por su trabajo, no parece prestar demasiada atenci¨®n. La vida sigue.
"F¨ªjate en esta foto de Marilyn", comenta mientras revisa los materiales de su p¨¢gina web. "?No es preciosa? ?Y qu¨¦ me dices de esa portada de Destino?". En ella aparece Terenci en ba?ador frente al templo de Assu¨¢n, en uno de sus viajes a Egipto. Me fijo en la fecha: 12 de octubre de 1974. "El ba?ador es discreto, pero fue la causa de que algunos suscriptores de Destino se dieran entonces de baja. Qu¨¦ tiempos aquellos...".
En una de las habitaciones del estudio est¨¢n cuidadosamente archivados los numerosos v¨ªdeos de su colecci¨®n. "Esto es un adelanto que tambi¨¦n cambi¨® mi vida", dice. "Empec¨¦ con el v¨ªdeo, me pas¨¦ al l¨¢ser y ahora al DVD. El problema es qu¨¦ hacer ahora con los v¨ªdeos antiguos. El DVD es excepcional, y cuando lo paso en la pantalla grande es como si estuviera en un peque?o cine. Soy un gran cliente de Amazon, otra de las ventajas de Internet, y gracias a ello tengo cada d¨ªa m¨¢s pel¨ªculas".
"Me gustan las fiestas de Navidad", concluye Terenci, "pero cada d¨ªa salgo menos de casa y hago m¨¢s cosas. Navego por Internet, doy los ¨²ltimos toques a mi nueva novela, veo pel¨ªculas, leo novelas... No hace mucho me le¨ª Sabor a hiel, de Ana Rosa Quintana, para ver si me hab¨ªa plagiado y pod¨ªa demandarla, pero no, a mi no me ha plagiado. Por la tarde incluso miro los programas del coraz¨®n de la tele. Ah¨ª es donde te das cuenta de c¨®mo est¨¢ el pa¨ªs. Rociito ya fue un fen¨®meno, pero es que Rociito es Virginia Woolf comparada con lo que ha venido despu¨¦s".
Terenci me muestra a continuaci¨®n sus libros de los a?os cuarenta, entre los que destaca una vieja edici¨®n de Sinuh¨¦ el egipcio. La coge en sus manos y empieza a recitarla de memoria. "Me encanta este libro", dice. "Aqu¨ª est¨¢ el culpable de mi afici¨®n a la egiptolog¨ªa y de que haya viajado 30 veces a Egipto". Suspira y a?ade: "En fin, como puedes ver, sea Navidad o sea cuando sea, no paro. Necesito tiempo. La verdad es que necesitar¨ªa 10 horas m¨¢s al d¨ªa para hacer lo que me gusta".
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