Un banquillo serbio para cerrar una era de corrupci¨®n
Cuando Slobodan Milosevic disfrutaba de popularidad, sus seguidores empapelaron Serbia con carteles. Debajo de su retrato se pod¨ªa leer: "?Qu¨¦ nos pasar¨¢?". Y m¨¢s abajo, el propio cartel respond¨ªa: "Alg¨²n d¨ªa me derribar¨¢n". En uno de ellos, alguien a?adi¨®: "Pero te ahorcar¨¢n". La chufla est¨¢ recogida en el libro La muerte de Yugoslavia, de Laura Silber and Allan Little, aunque parece poco probable que esa broma llegue a cumplirse. Tras la aplastante victoria de la oposici¨®n en las elecciones del s¨¢bado en Serbia, una de las cuestiones a resolver es ¨¦sa: ?qu¨¦ hacer con el ex dictador? Muchos miembros de la coalici¨®n Oposici¨®n Democr¨¢tica de Serbia (DOS) exigen justicia. "Milosevic y sus principales ayudantes deben ser detenidos antes del comienzo del a?o para que no entremos escorados en el pr¨®ximo milenio", asegura Nebjosa Covic, uno de los l¨ªderes de la DOS.
Covic y gente como el futuro primer ministro, Zoran Djindjic, se inclinan por resolver el problema en casa, en los tribunales yugoslavos, bajo las acusaciones de abuso de poder y enriquecimiento il¨ªcito. La opci¨®n de enviarle al Tribunal Penal Internacional de La Haya, procesado por cr¨ªmenes de guerra, es la menos deseada; temen que Milosevic se transforme en m¨¢rtir.
Su detenci¨®n antes de A?o Nuevo parece una quimera para unos pol¨ªticos de la oposici¨®n que hace unas semanas ni siquiera imaginaban la posibilidad de alcanzar el poder. Ahora disponen del control absoluto del Parlamento de Serbia, y de un instrumento legal para purgar los servicios de seguridad y el Ej¨¦rcito.
Covic, que ser¨¢ viceprimer ministro, acus¨® a Milosevic y a su mujer, Mira Markovic, de "vampirizar" la econom¨ªa del pa¨ªs. Los reformistas sostienen que ya han logrado acumular pruebas suficientes sobre la corrupci¨®n del r¨¦gimen y sus ac¨®litos. Ser¨¢ ese tipo de delitos los que podr¨ªan sentar a Milosevic y a los suyos en un banquillo, eso s¨ª, yugoslavo.
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