Clinton acepta el Tribunal Penal Internacional a 20 d¨ªas de abandonar la Casa Blanca
El tratado debe ser ratificado por el Senado, lo que en todo caso no ocurrir¨ªa pronto. Jesse Helms, el ultraconservador presidente del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado, ha anunciado que convertir¨¢ en m¨¢xima prioridad personal el que el Congreso lo rechace. 'Con esto reiteramos nuestro fuerte apoyo a la responsabilidad internacional', se lee en la declaraci¨®n suscrita por Clinton en Camp David. El presidente deja claro que sigue preocupado por 'aspectos significativos' del tratado y reconoce que el suscribirlo es una decisi¨®n estrat¨¦gica porque, desde dentro, Washington estar¨¢ en condiciones de influir en el ajuste y la letra peque?a del texto, en especial la estructura y modo de trabajo del Tribunal, que estar¨¢ radicado en Holanda.
Al firmarlo, el embajador especial para cuestiones relacionadas con cr¨ªmenes de guerra, David Scheffer, declar¨® que lo hac¨ªa 'para honrar a las v¨ªctimas de estos delitos y tambi¨¦n para honrar a los cuerpos de Estados Unidos que defienden estas leyes de guerra'. Luego agreg¨®: 'Seguimos en la cancha, negociando y representando los intereses del Gobierno y del Ej¨¦rcito de Estados Unidos'.
Junto a los congresistas republicanos y dem¨®cratas m¨¢s conservadores, los militares son los grandes objetores del tratado, encabezados todav¨ªa por William Cohen, el secretario de Defensa de Clinton. El Pent¨¢gono teme que un tribunal de esa caracter¨ªsticas act¨²e movido pol¨ªticamente contra soldados y diplom¨¢ticos de Estados Unidos, pa¨ªs que tiene cientos de miles de hombres desplegados por todo el globo, en primera l¨ªnea en numerosos conflictos. Otros consideran que los poderes del futuro tribunal son muy amplios y podr¨ªan privar a ciudadanos norteamericanos de derechos que les garantiza la Constituci¨®n.
Al contrario que el Pent¨¢gono, el Departamento de Estado es partidario del tribunal. A pesar de la firma, queda claro que Clinton mantiene sus reservas y por ello indic¨® que ni lo va a elevar al Senado ni va a pedir a su sucesor que lo haga.
Un portavoz de Bush declar¨® que en pol¨ªtica exterior, Estados Unidos habla con una sola voz y hasta el d¨ªa 20 esa voz es la de Clinton, pero en el entorno del futuro presidente y en las filas republicanas son numerosas las voces que claman contra el tratado. Rumsfeld, pr¨®ximo jefe del Pent¨¢gono, suscribi¨® hace unas semanas una declaraci¨®n contra el tribunal porque 'el liderazgo de Estados Unidos en el mundo podr¨ªa ser la primera v¨ªctima'. El vitri¨®lico Helms no se mordi¨® la lengua. 'Es indignante e inexplicable', dijo. 'La decisi¨®n es un flagrante intento de un presidente saliente de atar las manos de su sucesor. Tengo un mensaje para el presidente: esta decisi¨®n no aguantar¨¢. Convertir¨¦ en una de las principales prioridades del nuevo Congreso el que se retire esta decisi¨®n y se proteja a los hombres y mujeres en armas de Estados Unidos de la jurisdicci¨®n de un tribunal internacional de ajuste de cuentas'.
A 31 de diciembre, fecha l¨ªmite para suscribir el tratado, son 139 los pa¨ªses que han dado su visto bueno, aunque s¨®lo 27 lo han ratificado. Hacen falta 60 para que entre en vigor.
Expertos en Derecho Internacional indican que por el hecho de firmar el tratado, aunque no est¨¦ ratificado, Estados Unidos se compromete a respetar el esp¨ªritu del documento, aprobado en 1998 en Roma por 120 pa¨ªses. La Administraci¨®n de Bush se va a encontrar con una patata caliente. No puede borrar la firma del presidente, aunque podr¨ªa anunciar que no lo ratificar¨¢. Ser¨ªa un bald¨®n diplom¨¢tico. Otra v¨ªa para eludirlo es la de elevarlo al Senado con la petici¨®n expresa de que no pase. Lee A. Casey, experto en Derecho Internacional y antiguo funcionario del Departamento de Justicia, augura que 'hay grandes probabilidades de que nunca sea ratificado'. Fuentes de la Administraci¨®n de Clinton dec¨ªan no entender la pol¨¦mica por considerar que al ser signatario, Estados Unidos y la futura Administraci¨®n republicana est¨¢n en condiciones de ajustar a sus intereses los detalles pendientes.
El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, se declar¨® ayer 'enormemente animado' por la firma del tratado presentada a ¨²ltima hora por Estados Unidos, Israel e Ir¨¢n. Annan considera que 'ello demuestra de forma alentadora la amplitud del apoyo a esta nueva instituci¨®n internacional, que contribuir¨¢ a poner fin a la cultura de impunidad y hacer del siglo XXI un siglo cualitativamente diferente del precedente', informa France Presse. Annan expres¨® una 'particular satisfacci¨®n' por la firma del presidente Clinton, y destac¨® 'las dificultades a que ha tenido que enfrentarse el presidente de EE UU para poder tomar su decisi¨®n', en alusi¨®n a la fuerte oposici¨®n, sobre todo entre los republicanos del Senado, a la creaci¨®n del TPI.
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