Un cicl¨®n llamado Eurico Miranda
La accidentada final de la Liga brasile?a salpica de lleno al pol¨¦mico presidente del Vasco da Gama
Eurico Miranda tiene 54 a?os, est¨¢ casado y es padre de cuatro hijos. Abogado, tambi¨¦n es desde 1995 -elegido por R¨ªo de Janeiro- diputado por el PPB, un partido de derechas. Presidente electo del Vasco da Gama, uno de los m¨¢s poderosos clubes de Brasil, ya era como vicepresidente el mandam¨¢s, el que hac¨ªa y deshac¨ªa. En realidad, a lo largo de los ¨²ltimos once a?os, se ha convertido en uno de los m¨¢s poderosos dirigentes deportivos del pa¨ªs.
Pero Miranda es tambien grosero, temperamental, truculento, autoritario y violento. Seg¨²n la polic¨ªa, su historia incluso va mas all¨¢: fue fichado como sospechoso de formar una asociaci¨®n para la delincuencia, de eludir al fisco, de desviar dinero del club y de manipular resultados de partidos, adem¨¢s de haber intentado chantajear a due?os de casas de bingo que estar¨ªan bajo la investigaci¨®n de las autoridades correspondientes.
Nada m¨¢s normal en Miranda que pelearse con los periodistas, a quienes seguidamente recuerda el tama?o de los guardaespaldas que le rodean cada minuto de cada d¨ªa. Con un desafecto pol¨ªtico, el diputado Sergio Cabral Filho, fue m¨¢s directo. Luego de una discusi¨®n p¨²blica, le espet¨®: 'Para ti hay solamente dos soluciones: la Justicia o una carabina de dos ca?os. Prefiero la carabina. La Justicia es demasiado lenta'. Cabral Filho denunci¨® en comisar¨ªa que tem¨ªa por su vida. Pero todo qued¨® en nada: Miranda tiene inmunidad parlamentaria.
Sus opiniones, disparadas siempre de manera tajante, son bastante ins¨®litas. Basten como muestras estos botones: 'Todo jugador de tenis es homosexual. Es un hecho probado'. Al hablar a los reporteros de S?o Paulo antes de un partido, confes¨®: 'No me gusta S?o Paulo. La gente es muy antip¨¢tica. O, mejor, aqu¨ª no viven m¨¢s que bestias'. El entrenador Le?o, de la selecci¨®n nacional, le mereci¨® este adjetivo: 'Resentido'. De inmediato, le pareci¨® poco y agreg¨®: 'Adem¨¢s de fracasado, claro'.
El s¨¢bado pasado, en el partido de vuelta de la final de la Liga contra el modest¨ªsimo S?o Caetano, con el c¨¦sped del estadio del Vasco lleno de heridos (168) a causa de que el exceso de p¨²blico hizo ceder una valla met¨¢lica y se produjo una avalancha, el gobernador de R¨ªo, Antonio Garotinho, orden¨® que el encuentro no se reanudase. Entonces, col¨¦rico, Miranda, que pretend¨ªa echar a los lesionados para que el bal¨®n volviese a rodar, grit¨® a los micr¨®fonos: 'Es un maric¨®n, un flojo, un cobarde, un incompetente. Deber¨ªa dedicarse a sus falsas oraciones a Jes¨²s en vez de meterse con el Vasco'.
D¨ªas despu¨¦s, en una entrevista en la que aseguraba que todo el esc¨¢ndalo suscitado no es m¨¢s que una campa?a injusta contra ¨¦l, Miranda reiter¨® sus ofensas al gobernador, que hab¨ªa decidido recurrir a los tribunales: 'Que haga lo que le d¨¦ la gana. Es un flojo'.
De momento, la copa del campe¨®n -el t¨ªtulo depende del acuerdo que adopten el lunes las autoridades deportivas: quiz¨¢ se jueguen los 67 minutos restantes- ha desaparecido. Miranda dijo en su d¨ªa que ya estaba en las vitrinas de su club porque era suya. Ahora se niega a abrir su sala de trofeos.
Las confusiones andan pegadas a cada paso de Miranda. Hace seis meses, tras un partido en el estadio de Maracan¨¢, cogi¨® parte de la taquilla que correspond¨ªa a su club -?unos 60.000 d¨®lares (algo m¨¢s de diez millones de pesetas)?-, meti¨® los fajos de billetes en un bolso y se fue a su casa. Pero fue asaltado cuando llegaba a ella. No hay testigos del suceso. La polic¨ªa identific¨® al supuesto delincuente, pero despu¨¦s no hubo m¨¢s noticias. El Vasco, eso s¨ª, no ha visto ni un c¨¦ntimo de ese dinero.
Miranda tambi¨¦n tiene una gran capacidad para meterse en todas las comisiones que se crean para investigar la corrupci¨®n. Acusado de manipular ¨¢rbitros en el campeonato de R¨ªo, hace un a?o, logr¨® incorporarse a la subcomisi¨®n pertinente. Es decir, comand¨® una indagaci¨®n en la que era el blanco principal. Se le declar¨® inocente, por descontado. Ahora ha conseguido otra vez integrarse en la comisi¨®n que est¨¢ dando vueltas en torno a los esc¨¢ndalos del f¨²tbol brasile?o. Una vez m¨¢s, el lobo cuida a las ovejas.
Pero su ¨²ltima explosi¨®n ha provocado la ira de los poderosos. El presidente del Congreso, Antonio Carlos Magalh?es, se volc¨® contra ¨¦l para pedir que sea juzgado, sin inmunidad alguna, por su supuesta responsabilidad en el suceso de la semana pasada, que bien podr¨ªa haber resultado toda una tragedia. El senador ?lvaro D¨ªas, presidente de la comisi¨®n futbol¨ªstica, tambi¨¦n fue claro: 'Este deporte, en Brasil, no es sano; es una anarqu¨ªa, una verg¨¹enza. Miranda desmerece del puesto de parlamentario'. El propio ministro de Justicia, Jos¨¦ Gregori, tambi¨¦n le ha se?alado con el dedo acusador.
A todo esto, luego de pasar la Nochevieja en su mansi¨®n del lujoso balneario de Angra dos Reis -valorada en 180 millones- y de ofrecer un tremendo espect¨¢culo pirot¨¦cnico, Miranda se lament¨®: 'Soy v¨ªctima de una campa?a de odio. Pero, por el Vasco, seguir¨¦ en la lucha'. Lo dijo entristecido, los ojos bajos tras sus lentes de miope, la frente sudorosa, su camisa a punto de reventar por su gran panza, su primer arma de combate cuando invade las canchas para pelearse con los ¨¢rbitros.
Miranda, que dice confiar en la justicia, desaf¨ªa a Magalh?es, D¨ªas y los dem¨¢s parlamentarios que le han criticado: a que no le repiten cara a cara sus reproches.
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