Turqu¨ªa y el FMI
Turqu¨ªa se sumi¨® en una crisis financiera sin avisar. A diferencia de otras crisis, el FMI lleg¨® a tiempo, y llev¨® a la vez dinero suficiente y los compromisos pol¨ªticos necesarios para hacer viables sus proyectos de ayuda. Desde la crisis de Asia en 1997, las pol¨ªticas del FMI se han visto atacadas. ?Pero hay alternativa? El da?o que causar¨¢ a Turqu¨ªa un breve periodo de tipos de inter¨¦s elevados impuestos por el FMI, ser¨¢, creo yo, mucho menor que si se hubieran implantado controles de capital o si la divisa y el sistema bancario hubieran colapsado.
El catalizador inmediato de esta crisis fue insignificante. Un banco turco vio c¨®mo quebraba una sucursal rumana. A continuaci¨®n se produjo una retirada de fondos masiva en el banco turco. Otros bancos sufrieron presiones. El capital empez¨® a huir del pa¨ªs. En un principio, el Banco Central turco hizo de prestamista de ¨²ltimo recurso y mantuvo a flote los bancos en situaci¨®n precaria. Esto propici¨® la retirada de cuentas y agot¨® las divisas extranjeras. En pocos d¨ªas, las autoridades turcas se percataron de que estaban cometiendo los mismos errores que Indonesia cometi¨® en 1997. Las reservas de divisas quedar¨ªan agotadas por el esfuerzo de salvar a las bancos y al final, se perder¨ªan tanto los bancos como las divisas.
Hay que felicitar al FMI por entender que el tipo de cambio no es la soluci¨®n a todos los problemas.
Entra en escena el FMI y su programa: una estrategia de desinflaci¨®n basada en el tipo de cambio y reforzada por medidas fiscales, l¨ªmites a la expansi¨®n de los activos netos nacionales del Banco Central, as¨ª como una reforma bancaria. El FMI apoy¨® la decisi¨®n de permitir que los tipos de inter¨¦s subieran vertiginosamente, as¨ª como la decisi¨®n de declarar en quiebra los bancos en situaci¨®n dudosa. Los tipos de inter¨¦s aumentaron en miles de puntos de porcentaje, pero a los pocos d¨ªas el dinero volvi¨® a Turqu¨ªa. Los tipos de inter¨¦s elevados y las medidas fiscales adicionales ralentizar¨¢n sin duda el crecimiento, pero eso es esencial para dominar la inflaci¨®n. El programa del FMI podr¨ªa tambi¨¦n contribuir a derribar los obst¨¢culos para la privatizaci¨®n de Turk Telecom y el tufo a inestabilidad podr¨ªa acelerar el ingreso de Turqu¨ªa en la UE.
Sin embargo, todav¨ªa es demasiado pronto para cantar victoria. Las empresas bancarias constituidas en para¨ªsos fiscales con riesgos en Turqu¨ªa podr¨ªan huir en desbandada, y esquilmar reservas mucho m¨¢s elevadas que la aportaci¨®n del FMI. Aparte de eso, los tipos permanentemente elevados incrementan el d¨¦ficit y la deuda y empeoran el sistema bancario. Si el FMI no hubiera aportado el dinero necesario, se habr¨ªan implantado severos controles de capital. Si Turqu¨ªa hubiera seguido esa senda, lo m¨¢s probable es que en el futuro todos los pa¨ªses en apuros la siguieran tambi¨¦n.
Hay otro aspecto intrigante en esta intervenci¨®n del FMI. En el FMI, en el departamento de Hacienda estadounidense y entre algunas autoridades alemanas, hay grandes reservas respecto a los tipos de cambio fijos. De hecho, Argentina es uno de los ¨²ltimos pa¨ªses que funciona as¨ª, y est¨¢ en la UVI del FMI. Entonces, ?por qu¨¦ no se baraj¨® la posibilidad de establecer unos tipos flotantes? El FMI se ci?¨® a su programa porque reconoci¨® que el problema de Turqu¨ªa eran los bancos y no los tipos de cambio. Hay que felicitar al FMI por entender que el tipo de cambio no es la soluci¨®n a todos los problemas.
Rudi Dornbusch es profesor de la c¨¢tedra Ford de Econom¨ªa y Gesti¨®n Internacional en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts. ? Project Syndicate, diciembre 2000.
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