Fumadores contra tabacaleras
Espa?a no va a quedar al margen de la batalla judicial que grupos de fumadores iniciaron en Estados Unidos contra la industria tabacalera. La demanda civil formalizada en Barcelona y Le¨®n por enfermos operados de c¨¢ncer de laringe s¨®lo es uno m¨¢s de los m¨²ltiples procesos que deben afrontar las multinacionales del tabaco en distintos lugares del mundo, consecuencia l¨®gica de la globalizaci¨®n.
Si un tribunal de Florida estima que las productoras de cigarrillos tienen responsabilidades por los da?os que provocan sus productos y considera demostrado que han mentido, enga?ado y extorsionado en su campa?a por extender la adicci¨®n al tabaco, no es de extra?ar que ciudadanos que se consideran perjudicados por esta adicci¨®n emprendan acciones legales en cualquier otro pa¨ªs. Al fin y al cabo, las empresas tabacaleras son gigantes multinacionales que operan en todo el mundo, aunque desplegando estrategias espec¨ªficas para los diferentes continentes e incluso para cada mercado nacional. Estrategias muchas veces agresivas y que no dudan en centrarse en los m¨¢s vulnerables, los ni?os y adolescentes. No es casualidad que la edad de inicio en la pr¨¢ctica de fumar cigarrillos sea cada vez m¨¢s temprana: recientes estudios han demostrado que estas edades son especialmente receptivas a los mensajes cuidadosamente seleccionados -identificaci¨®n del cigarrillo con ser mayor, o con la rebeld¨ªa, etc¨¦tera- para estimular la adicci¨®n al tabaco.
Nadie hubiera imaginado hace veinte a?os que pudieran prosperar demandas contra las todopoderosas tabacaleras como las que ya se han resuelto en Estados Unidos. Pero muchas otras cosas que parec¨ªan inveros¨ªmiles forman hoy parte de la vida social. Aunque la legislaci¨®n espa?ola es muy distinta de la norteamericana, y tambi¨¦n el contexto social, veremos qu¨¦ depara este proceso. Porque la sensibilidad frente al tabaco est¨¢ cambiando muy r¨¢pidamente y existe cada vez una m¨¢s extendida convicci¨®n de que no se ha hecho suficiente, desde las administraciones responsables, por atajar los da?os que provoca el tabaco, responsable de m¨¢s de 40.000 muertes cada a?o y de unos costes sociales astron¨®micos, en sanidad y bajas laborales.
A diferencia de los procesos seguidos en Estados Unidos, los demandantes espa?oles reclaman 4.000 millones a las tabacaleras, pero no como indemnizaci¨®n particular por el da?o que han sufrido, sino como reparaci¨®n colectiva que revertir¨¢ en mejoras sociales para los damnificados por su adicci¨®n al tabaco. Tambi¨¦n reclaman que se obligue a especificar en cada paquete todas las sustancias nocivas que contiene el tabaco. Este planteamiento da a su causa una proyecci¨®n social que sin duda tendr¨¢ consecuencias. Las tabacaleras se han movido hasta ahora en Espa?a casi como en un coto privado. Ganen o pierdan este proceso, han de comenzar a hacerse a la idea de que las cosas no seguir¨¢n siendo iguales.
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