Regreso a la plaza de Catalunya
Los 25 inmigrantes que viven en el local de una ONG volver¨¢n a dormir en la calle para pedir su regularizaci¨®n
Donde hab¨ªa vacas, ahora viven personas. Y no lo pasan mejor que los animales. La cuadra que no hace tantos a?os albergaba un peque?o reba?o para abastecer la lecher¨ªa de la calle del Carme de Barcelona ha quedado transformada, desde el pasado 22 de noviembre, en un improvisado albergue para inmigrantes. Tan improvisado que s¨®lo tiene un lavabo, un par de bombillas, 25 colchones y cartones alineados en el suelo y, sobre todo, una humedad que hiela los huesos.
Esto es todo lo que les puede ofrecer la ONG Servei Civil Internacional de Catalunya (SCI). Los responsables de esta organizaci¨®n decidieron en noviembre ofrecer un almac¨¦n de su local al grupo de inmigrantes que malviv¨ªa en las calles de Barcelona, entre ellos miembros del grupo que se instal¨® durante seis meses en la plaza de Catalunya.
Los resignados hu¨¦spedes de este habit¨¢culo son 25 hombres venidos del ?frica subsahariana y de los pa¨ªses del Este. Casi todos son j¨®venes, pero en sus caras ya se reflejan las marcas que dejan las noches en la calle, el fr¨ªo, la mala alimentaci¨®n y la miseria. 'Todos se quejan de dolor en los huesos', explica Sara Silvestre, secretaria de la organizaci¨®n.
La situaci¨®n se ha hecho insostenible. 'Nosotros no somos una entidad de acogida de inmigrantes, sino de educaci¨®n en el tiempo libre. No podemos hacernos cargo de ellos por m¨¢s tiempo. Adem¨¢s no somos quienes tenemos que lavar la ropa sucia de las administraciones', afirma Silvestre. As¨ª las cosas, los inmigrantes tendr¨¢n que abandonar la lecher¨ªa el pr¨®ximo domingo. ?Y despu¨¦s qu¨¦? 'Regresaremos a la plaza de Catalunya. Es la ¨²nica forma de que la gente nos vea y las instituciones hagan algo', explica Salomon Nsih, un joven de 24 a?os llegado de Sierra Leona. 'No pedimos nada raro, s¨®lo que nos den los documentos necesarios para poder trabajar'.
La decisi¨®n de volver a la plaza de Catalunya la tomaron el lunes por la noche, tras una asamblea a la que asistieron los 25 acogidos en el local de SCI y representantes de la plataforma Papeles para Todos. Los representantes de esta organizaci¨®n acusan al Ayuntamiento de Barcelona de haber hecho creer a la opini¨®n p¨²blica que, una vez abierto un albergue en Ciutat Vella, el problema de los inmigrantes de la plaza de Catalunya ya estaba arreglado.
Pero lo cierto es que las cifras no cuadran. Seg¨²n un portavoz municipal, 'en la plaza de Catalu?a lleg¨® a haber 70 u 80 personas'. En el albergue hay 130 plazas y todas est¨¢n ocupadas, de manera que all¨ª tendr¨ªan que caber todos. Pero a¨²n hay personas en la calle que afirman haber vivido en la plaza de Catalunya. El efecto medi¨¢tico que provoc¨® la acampada que realizaron los inmigrantes en esta plaza hace que muchos de los reci¨¦n llegados que ahora buscan un techo en Barcelona aseguren haber formado parte del grupo.
En el caso de los 25 inmigrantes de la calle del Carme, casi todos dicen haber pasado una o m¨¢s noches en la plaza de Catalunya o el parque de L'Espanya Industrial. 'Dorm¨ª en medio de la plaza toda una semana. No quiero volver all¨ª', afirma Salomon.
Mientras, la vida en el refugio de la calle del Carme transcurre entre la monoton¨ªa y la angustia permanente. Una responsable de la organizaci¨®n explica: 'Algunos de ellos aprovechan el d¨ªa buscando trabajo, otros est¨¢n tan desubicados que no saben ni por d¨®nde empezar'. ?ste es el caso de Boubacar Tour¨¦, un joven guineano que no habla una sola palabra de espa?ol ni de ingl¨¦s. 'Lo ¨²nico que veo es que en la Delegaci¨®n del Gobierno me mandan de una ventanilla a otra'. Una portavoz de Servei Civil Internacional explica que muchos inmigrantes llegan a las ONG con un papel en castellano donde hay direcciones y tel¨¦fonos de utilidad. Se los dan los funcionarios de Extranjer¨ªa. El problema es que muchas veces no consiguen comprenderlos. '?C¨®mo tienen que moverse por una ciudad que no conocen si no hablan el idioma y no tienen ni un mapa?', se pregunta Sara Silvestre.
Pero se mueven, y a las nueve de la noche llegan al albergue, donde se cuentan c¨®mo ha ido el d¨ªa. Muchas horas las han pasado vagando por la calle en busca de alguien que les d¨¦ un empleo sin hacer preguntas sobre papeles.
Otro de los acogidos, un rumano de cerca de treinta a?os, explica que es experto en hacer chapuzas caseras, sobre todo trabajos de electricista. Adem¨¢s asegura tener algo parecido a una oferta de trabajo. 'Pero no tengo papeles y mi patr¨®n me los exige ya', a?ade.
La regularizaci¨®n ser¨¢, con la vivienda, la principal reivindicaci¨®n de estos inmigrantes durante los pr¨®ximos d¨ªas. Si hace falta, lo pedir¨¢n montando un nuevo campamento en la plaza de Catalunya. Lo decidieron en asamblea el lunes, y pese a la unidad inicial, la idea no convence a todos.
Uno de los subsaharianos teme que su estancia en la plaza acabe por disgregar el grupo m¨¢s o menos compacto que han formado hasta ahora. El fr¨ªo, que sin duda ser¨¢ intenso, no le da miedo. Tampoco le preocupa mucho lo que pueda hacer la polic¨ªa. 'Lo m¨¢s peligroso es que, una vez all¨ª, todo el mundo empiece a buscarse la vida por su lado. No nos tenemos que disgregar. Ser¨ªa lo peor que podr¨ªa ocurrirnos'.
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