Chavez renuncia a la cartera de Trabajo de Bush tras el esc¨¢ndalo de la inmigrante ilegal
De poca duraci¨®n ha sido el clima de bipartidismo y reconciliaci¨®n nacional que republicanos y dem¨®cratas predicaron tras el cierre de la agria batalla electoral entre George W. Bush y Al Gore, a mediados del mes de de diciembre. El presidente electo aterriz¨® ayer en Washington en medio de una tormenta pol¨ªtica desatada por sus nombramientos ministeriales m¨¢s controvertidos, y en particular por las revelaciones de que su candidata a la secretar¨ªa de Trabajo alberg¨®, y quiz¨¢ emple¨®, a una inmigrante ilegal.
Bush sigui¨® ayer defendiendo a su candidata a la cartera de Trabajo, Linda Chavez, que, en su opini¨®n, no cometi¨® ninguna ilegalidad al alojar en su casa a la guatemalteca Marta Mercado desde finales de 1991 a finales de 1993. El presidente electo se declar¨® 'desilusionado' por no contar con Chavez en su Gabinete y asegur¨® que la hispana, por su experiencia, est¨¢ 'bien preparada' para la Secretar¨ªa de Trabajo.
Bush cre¨ªa a Chavez cuando ¨¦sta afirmaba que no dio empleo a Mercado y que se limit¨® a dar refugio a una inmigrante desconcertada y maltratada a su llegada a EE UU, de la que desconoc¨ªa que sus documentos eran falsos. La propia Mercado ha declarado que Chavez no la trat¨® como una empleada, sino 'como una amiga'. Si particip¨® en trabajos dom¨¦sticos, dijo, fue para ayudar en la casa donde viv¨ªa.
Pero el FBI investigaba ayer esta relaci¨®n y los dem¨®cratas hab¨ªan anunciado que iba a ser uno de sus principales argumentos para oponerse a la confirmaci¨®n en el Senado de Ch¨¢vez como secretaria de Trabajo. Los dem¨®cratas tambi¨¦n insist¨ªan en que unas declaraciones de John Ashcroft le incapacitan para ejercer el cargo de fiscal general para el que Bush le ha designado. En esas declaraciones, Ashcroft afirma que si tuviera que aprobar una sola ley, ¨¦sa ser¨ªa para declarar ilegal el aborto, incluidos los casos de incesto y violaci¨®n.
El Partido Dem¨®crata ha encontrado en ambos casos el primer caballo de batalla contra Bush y un modo de movilizar a sus aliados de izquierda. Las organizaciones gay se sumaron ayer a los sindicatos, las feministas y los ecologistas en el frente ciudadano contra esos posibles altos cargos que est¨¢n levantando los correligionarios de Bill Clinton y Al Gore. Ese combate es toda una oportunidad para vengarse del amargo resultado de las elecciones presidenciales y de las zancadillas que los conservadores le pusieron a Clinton, incluido el caso Lewinsky.
Incluso a Colin Powell, el candidato m¨¢s indiscutible de Bush, le est¨¢n sacando trapos sucios. Resulta que el pasado noviembre el ahora candidato a la Secretar¨ªa de Defensa dio una conferencia en la Universidad de Tufts que fue pagada por el millonario y viceprimer ministro liban¨¦s Issam Fares, seg¨²n ha revelado The Jerusalem Post. Los dem¨®cratas interrogar¨¢n a Powell en el Senado sobre si cree que ese hecho puede afectar a su neutralidad a la hora de lidiar con los asuntos libaneses.
Bush viaj¨® ayer desde Austin a Washington, para entrevistarse con William Cohen, todav¨ªa secretario de Defensa, y la Junta de Jefes de Estado Mayor. Reafirm¨® ayer su voluntad de ser un presidente 'unificador y no divisor', pero la pol¨¦mica sobre sus nombramientos le ha dado una primera muestra del clima emponzo?ado que reina en Washington. El nuevo presidente va a arrancar tambi¨¦n con la hostilidad abierta de la comunidad afroamericana.
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