Un reconocimiento a los 'desafectos'
Algunas v¨ªctimas de la represi¨®n franquista se plantean destinar la indemnizaci¨®n a fines solidarios
Unos 200 andaluces, que padecieron la represi¨®n franquista en c¨¢rceles y campos de concentraci¨®n durante m¨¢s de tres a?os, podr¨¢n beneficiarse de las indemnizaciones, que regula un decreto aprobado el martes por el Consejo de Gobierno andaluz. La cifra definitiva, sin embargo, variar¨¢ conforme a las solicitudes que se presenten durante los seis meses de plazo, que ha concedido la Consejer¨ªa de Justicia y Administraci¨®n P¨²blica, para que antiguos presos reclamen el pago. La cuant¨ªa m¨¢xima de la indemnizaci¨®n ser¨¢ de 1,5 millones. El decreto tambi¨¦n abre un banco de datos con la lista de represaliados en c¨¢rceles o campos de concentraci¨®n -con estancias superiores a tres meses e inferiores a tres a?os-, a los que se podr¨ªa compensar en una segunda fase. ?stos son los testimonios de seis presos andaluces, que podr¨ªan beneficiarse del decreto.
'El calvario de quienes hemos trabajado por la libertad no se paga con nada'
- Jos¨¦ Custodio Serrano Ga?¨¢n
Tantos a?os despu¨¦s de que un consejo de guerra celebrado en Algeciras (C¨¢diz) le endosara 30 a?os de c¨¢rcel por sublevarse, Jos¨¦ Custodio Serrano sigue reaccionando con estupor e ingenuidad: 'Si los sublevados eran ellos'.
A Jos¨¦ Custodio Serrano Ga?¨¢n, que naci¨® hace 87 a?os en un pueblo de C¨®rdoba y fue teniente de la milicia durante la guerra civil, le pasearon por varios campos de concentraci¨®n y c¨¢rceles andaluzas antes de destinarle a trabajar en el canal del Bajo Guadalquivir (acu?ado como canal de los presos), donde le redim¨ªan tres d¨ªas de condena por cada uno de trabajo. Tuvo m¨¢s suerte que centenares de compa?eros que se murieron de hambre y extenuaci¨®n. Sobre las indemnizaciones dice con franqueza: 'Nunca es tarde, hemos estado muy olvidados'.
- ?ngel G¨®mez. 'Pas¨¦ mucha hambre. Para todo el d¨ªa, nos daban una lata de sardinas y un chusco de pan que ten¨ªamos que compartir entre cinco. Perd¨ª tantos kilos que tard¨¦ a?os en recuperarme'. ?ngel G¨®mez guarda un doloroso recuerdo del a?o que pas¨® en dos campos de concentraci¨®n de Alicante. Despu¨¦s, padeci¨® tres a?os en la c¨¢rcel de Granada, condenado por su filiaci¨®n al PSOE y mandar, como comandante, a fuerzas republicanas en la guerra civil.
Nacido en Santa Fe (Granada) hace 89 a?os, duda si solicitar¨¢ las indemnizaciones reci¨¦n aprobadas por la Junta: 'Nunca me ha gustado pedir. Siempre he sido muy independiente y pedir resta libertad. El que da te pasa factura tarde o temprano. Y eso ata mucho'. Con s¨®lo 15 a?os ingres¨® en las Juventudes Socialistas y con 18, en la UGT. Cuando estall¨® la guerra fue denunciado por vecinos y tuvo que huir de Granada con su hermano mayor, simpatizante republicano. Durante decenas de kil¨®metros carg¨® con ¨¦l, herido en una pierna, hasta que lo dej¨® a salvo y huy¨® a M¨¢laga, donde form¨® un batall¨®n de caballer¨ªa. 'Me quitaba el sue?o la responsabilidad de mandar un batall¨®n de ni?os de 18 a 20 a?os', recuerda.
El final de la guerra le sorprendi¨® en Toledo: 'Me negu¨¦ a rendir a mis hombres y cada cual se march¨® a donde pudo'. ?l se dirigi¨® a Alicante, en cuyo puerto fue capturado. De all¨ª a los campos de concentraci¨®n y, despu¨¦s, encarcelado. G¨®mez sigue siendo militante socialista. Entre 1983 y 1987 fue concejal de Limpiezas del Ayuntamiento de Granada. 'Introduje los contenedores de basura en la ciudad', rememora con orgullo.
- Manuel Ruiz Ben¨ªtez. Fue detenido el 1 de mayo de 1967, apenas un d¨ªa despu¨¦s de su casamiento. Su delito fue luchar por la libertad desde el Partido Comunista y CC OO. Escribir octavillas, repartir panfletos y colocar banderas rojas le cost¨® casi cuatro a?os de prisi¨®n. Estuvo en media docena de c¨¢rceles y, aunque fue torturado, dice que nunca temi¨® por su vida. 'S¨ª me pesaban las represalias hacia mi familia', confiesa.
En 1967 estuvo privado de libertad dos semanas, pero en 1968 volvi¨® a ser detenido y no sali¨® hasta 1971. Ahora recuerda con a?oranza aquellos d¨ªas que lo reafirmaron en sus convicciones antifranquistas. All¨ª conoci¨® a la c¨²pula del PCE: Marcelino Camacho, Gerardo Iglesias y tantos otros. Para redimir pena o mandar algo de dinero a casa, trabaj¨® en una forja que hab¨ªa en la c¨¢rcel, hizo de oficinista, limpi¨® v¨¢teres y ejerci¨® de bibliotecario.
Ahora, tiene 60 a?os, reniega de la pol¨ªtica 'profesional' y dirige una importante empresa constructora malague?a. 'Hay que seguir luchando contra el fascismo', afirma. No pudo cobrar las indemnizaciones para represaliados aprobadas en 1990 por el Gobierno, pero re¨²ne los requisitos para solicitar las acordadas por la Junta. Ya piensa c¨®mo las va a distribuir. 'No quiero el dinero para m¨ª, porque el calvario que ha pasado mi familia y los que hemos trabajado por la libertad en este pa¨ªs no est¨¢ pagado con nada', aclara. A continuaci¨®n lanza algunas ideas: editar ejemplares de la Constituci¨®n y repartirlos en algunos institutos, crear un premio period¨ªstico sobre la libertad, donarlo a ONG que se dediquen a atender a inmigrantes y, sobre todo, compartir el reconocimiento con la familia de su amigo Jos¨¦ Luis L¨®pez de la Calle, asesinado por ETA.
- Jos¨¦ Guti¨¦rrez Campoy. En la madrugada del 1 de mayo de 1970 sembr¨® de banderas rojas con la hoz y el martillo los edificios emblem¨¢ticos de M¨¢laga. Pocos d¨ªas despu¨¦s era detenido en la sede de una pe?a recreativa, que en realidad era una tapadera del PCE. Se pas¨® el verano en la prisi¨®n de M¨¢laga. A finales de 1974 fue condenado junto a otras 38 personas m¨¢s por asociaci¨®n il¨ªcita y propaganda ilegal. Le echaron tres a?os y medio, pero apenas cumpli¨® unos meses en Carabanchel y Ja¨¦n. En julio de 1975 un indulto le devolvi¨® la libertad. No lleg¨® a estar un a?o en prisi¨®n, por lo que no podr¨¢ beneficiarse de las indemnizaciones. 'Me agrada el reconocimiento porque los que luchamos por la democracia en aquella ¨¦poca expon¨ªamos nuestra vida, nuestra familia y nuestro trabajo. Pero no me importa el dinero, sino el reconocimiento'.
- Jos¨¦ Mena Ortega. A sus 71 a?os, Pepe, como le gustan que le llamen, todav¨ªa recuerda el fr¨ªo invernal de Hamburgo, a donde lleg¨® desde C¨¢diz en 1959 huyendo del franquismo. Siete a?os antes, este tornero de Astilleros se afili¨® al Partido Comunista. Este hecho y su activa participaci¨®n en todas las protestas laborales le procuraron no pocos problemas. Su propia madre le pidi¨® que abandonase el pa¨ªs. 'Fue el momento m¨¢s duro', relata con la voz entrecortada. 'Dej¨¦ a mi mujer, de 26 a?os, a dos ni?os peque?os, al resto de mi familia, al trabajo y a los amigos. Lo dej¨¦ todo', explica. A su vuelta del exilio en Alemania y Francia, particip¨® activamente en el Partido Comunista y fue concejal de fiestas. Sigue militando en IU, formaci¨®n de la que es presidente de honor. Ahora, con 71 a?os, vive con una pensi¨®n de apenas 70.000 pesetas y 'un piquillo' que le llega de Francia. De ah¨ª que confiese que se siente 'v¨ªctima del pasado, de los asesinos de la c¨²pula de la represi¨®n, pero tambi¨¦n del presente'. Aplaude las medidas aprobadas por la Junta de Andaluc¨ªa, que piensa solicitar, aunque se muestra un tanto esc¨¦ptico. 'Espero que sea verdad y no sea pura propaganda', espeta.
- Jacinto Martos. Con 83 a?os, jubilado y residente en Lopera (Ja¨¦n), cree que el decreto llega tarde. 'Pero bueno, a nadie amarga un dulce', manifest¨® ayer. Martos no se beneficiar¨¢n de forma inmediata, pues s¨®lo estuvo 20 meses privado de libertad. Permaneci¨® en un campo de concentraci¨®n muy cerca de Figueras (Girona), donde estuvo a punto de morir de pulmon¨ªa. 'En 1941 nos llamaron a todos los de la quinta del 39 para ir a Ja¨¦n y s¨®lo yo fui enviado a Madrid, primero, y despu¨¦s a Girona', recuerda. Su delito: ser 'desafecto al r¨¦gimen'. Entonces era afiliado a las Juventudes Socialistas Unificadas. Su esposa, Carmen Calvache, recuerda: 'Se lo llevaron como a los cochinos, en un vag¨®n de tren al descubierto y sin darles de comer'.
Informaci¨®n de Tereixa Constenla (Sevilla), Francisco J. Titos (Granada), Leonor Garc¨ªa (M¨¢laga), Fernando P¨¦rez Mongui¨® (C¨¢diz) y Gin¨¦s Donaire (Ja¨¦n).
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