Lia?o
Imagino que quedarse encerrado en un ascensor es uno de los riesgos que conlleva la modernidad. Me ocurri¨® la ma?ana del martes, justo cuando descend¨ªa del tercero con un ejemplar de este diario abierto por la p¨¢gina 13. Y no es que uno crea en las supersticiones, pero estaba leyendo el titular donde el Tribunal Supremo rechazaba el ingreso del ex juez Lia?o a la carrera judicial cuando se cort¨® el fluido el¨¦ctrico y me qued¨¦ a oscuras en una cabina met¨¢lica de 110 x 110. Ahora piensen lo que quieran, pero 35 minutos en un estado de aislamiento involuntario dan para mucho. Lo primero fue asumir la perplejidad como una reacci¨®n natural ante los imponderables. Despu¨¦s hice acopio de calma, mucha calma, y trat¨¦ de aceptar aquella situaci¨®n como la ocasi¨®n propicia para el reencuentro con uno mismo, que siempre viene bien. Me sent¨¦ entonces en el suelo del habit¨¢culo con el peri¨®dico de almohada y bendije mi buena suerte. Estar solo no es f¨¢cil en los tiempos que corren y yo no s¨¦ lo que hubiera sido de mis nervios de haber coincidido en aquel limitado espacio con alg¨²n vecino dado al histerismo f¨¢cil. Trat¨¢ndose de un hombre, quiz¨¢ hubi¨¦semos acabado a mamporrazo limpio; yo, por supuesto, en defensa propia y despu¨¦s de intentar infructuosamente apaciguar el desquiciamiento del contrario. De haber sido ella, la vecina del sexto, por ejemplo, mi instinto de protecci¨®n se hubiera podido tomar como un elemento a?adido a su claustrofobia o como un intento alevoso de violaci¨®n. De ah¨ª a la denuncia, al arresto y la posterior comparecencia ante un juez, habr¨ªa s¨®lo un paso. Claro que -pensaba yo en aquel trance-, siempre hay magistrados que exculpan a un vulgar violador porque ¨¦ste tuvo el detalle de ayudar a vestirse a la v¨ªctima, o a un violento porque pidi¨® perd¨®n a su agredido tras partirle el occipital con una llave inglesa. Cuando por fin vino la luz, me alegr¨¦ infinitamente de lo del Tribunal Supremo. Volver a la vida est¨¢ bien, pero sin jueces que prevariquen y que den malos ejemplos. Prefiero que mi vecina del sexto, con claustrofobia o sin ella, tenga derecho a un juicio justo y a besarme si quiere por portarme bien, incluso me dejar¨ªa.
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