'A m¨ª no me vas a matar como a mi compa?ero'
El agente tiene un hermano guardia civil que le aconsej¨®: 'Si te encuentras a un etarra, ap¨²ntale t¨² primero'
Tres y media de la madrugada. Una patrulla de la Guardia Urbana observa que el veh¨ªculo que circula a su lado por la avenida del Paral.lel lleva una puerta mal cerrada. Hacen se?as al conductor para advertirle y contin¨²an la marcha, detr¨¢s del coche. Entonces observan que la placa de la matr¨ªcula est¨¢ algo ca¨ªda, como manipulada. Y se fijan con m¨¢s atenci¨®n. Un hombre delante y una mujer detr¨¢s. Sin ni?o. Empiezan a sospechar y caen en la cuenta de que el coche es un Renault-19, como los que suele utilizar ETA.
A partir de ese momento, todo ocurre en cuesti¨®n de segundos. Siguen al coche, que se detiene en un sem¨¢foro rojo de la plaza de la Carbonera. No est¨¢n seguros, pero deciden bajar y abordarles.
El agente se acerca al conductor. Tranquilo, lo m¨¢s normal posible. El urbano tiene un hermano guardia civil que muchas veces le ha advertido: 'Si te enfrentas a un etarra, ap¨²ntale t¨² primero, porque si no te matar¨¢'.
- 'No voy borracho', le dice el etarra bajando el cristal.
- 'Bien, pero deme la documentaci¨®n, por favor'.
-'Somos polic¨ªas', reacciona el terrorista.
-'?Polic¨ªas? ?De d¨®nde?'
-'De Madrid', responde.
- 'Pues ens¨¦?eme la documentaci¨®n', insiste el agente.
Ah¨ª se acaba el di¨¢logo. El guardia ya ha visto la culata de la pistola y cuando el etarra inicia un gesto para sacar algo, la pistola del agente le apunta ya en la cabeza. Su compa?era, unos pasos m¨¢s atr¨¢s, le cubre sin perder de vista a la mujer que est¨¢ dentro del coche. Observa tambi¨¦n que de la cintura del pantal¨®n le asoma un arma. Y que lleva unos auriculares. M¨¢s tarde sabr¨ªa que hab¨ªan hecho bien en no llamar a otras patrullas antes de abordarles, porque lo que la etarra escuchaba por esos auriculares era la emisora de la polic¨ªa.
Junto a la mujer, en el asiento de atr¨¢s, tambi¨¦n se ve un gran bulto: es una olla que contiene 15 kilos de explosivos.
-'Esto va en serio', advierte el agente, con el arma firme.
-'Somos de ETA, no dispare: llevamos explosivos en el coche', responde el terrorista.
Les hacen bajar y por el emisor que llevan en la cintura piden refuerzos. Durante unos instantes est¨¢n los cuatro a solas, en medio de la calle, junto a un coche bomba. Mientras espera, el agente se dirige al terrorista:
-'Acu¨¦rdate de que te ha detenido un guardia urbano. A m¨ª no me vas a matar como a mi compa?ero'.
La etarra trata de romper la situaci¨®n:
-'Te veo nerviosa', le espeta a la agente. Ella no responde. Sigue enca?on¨¢ndola. Han pasado apenas tres minutos cuando se ven las sirenas de la primera patrulla que viene en su ayuda. Otras tres est¨¢n ya en camino, muy cerca.
Dos horas despu¨¦s, los etarras est¨¢n en comisar¨ªa mientras los dos agentes explican a sus mandos los detalles de su haza?a. Est¨¢n a¨²n tranquilos y muy contentos. Los nervios y la tensi¨®n aparecen m¨¢s tarde, cuando la avalancha de felicitaciones les hace tomar conciencia del peligro que hab¨ªan corrido.
Ninguno de los dos agentes hab¨ªa vivido una situaci¨®n como ¨¦sa. Conocen bien la calle porque patrullan el popular distrito de Sants. Los dos tienen menos de 40 a?os y en los diez que llevan de servicio han visto de todo, menos terroristas.
Ayer, el clima en las dependencias de la Guardia Urbana era muy distinto del que se vivi¨® el 20 de diciembre pasado, cuando recibieron la noticia de que su compa?ero Juan Miguel Gervilla hab¨ªa sido acribillado por dos etarras.
Uno de ellos era precisamente el que hab¨ªan detenido los dos agentes agasajados, cuya identidad era ayer el secreto mejor guardado de Barcelona. No quer¨ªan ponerles en el punto de mira de las pistolas de ETA. 'Ma?ana seguramente volver¨¢n a patrullar. Hoy, que descansen', dec¨ªa uno de sus mandos.
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