Perros con impermeable

Llevaba d¨ªas sin parar de llover, y ayer vi en Nerja un perro con impermeable. Los perros han sufrido una transformaci¨®n: animal de campo y guardi¨¢n en otro tiempo, ahora el perro es de piso, animal desvalido y bien guardado. El perro con impermeable miraba displicente a su ser humano, a la se?ora que lo acompa?aba. Los amos ladran a quien mira mal a sus perros. Se le corta al perro las orejas y el rabo, se le pone un impermeable, una v¨¢lvula en el coraz¨®n, una pierna postiza (por Fuengirola pasea un perro en silla de ruedas), y acaba convertido en perro japon¨¦s electr¨®nico.

Visto el perro, oigo la radio: si se detecta el m¨¢s m¨ªnimo nivel de infectividad en la res, no se permitir¨¢ su entrada en la cadena alimentaria. El experto habla de las vacas enfermas. Usa palabras muy propias: infectividad y res y cadena alimentaria. Es la primera vez que he o¨ªdo en mi vida la palabra infectividad, palabra posible pero improbable, hasta hoy por lo menos. Estas palabras estupendas y retorcidas son complementarias de las ya c¨¦lebres frases llanas de la ministra de Sanidad, que recomendaba sustituir en la sopa el hueso de ternera por el de cerdo, y a m¨ª me parecen muy verdaderas y sensatas las palabras del experto y las palabras de la ministra. Supongo que, si alguien (alguien que no sea un criminal, evidentemente) detectara infectividad en una res o una zanahoria, no permitir¨ªa la entrada de la res y la zanahoria infectivas en el supermercado.

Y muy sabias, de sentido com¨²n, son las palabras ministeriales: puesto que la vaca quiz¨¢ est¨¦ envenenada, yo como cerdo. Y a la vez me parecen muy falsas, muy vac¨ªas, porque sustituyen a las verdaderas palabras que deber¨ªa ofrecer un gobierno a los ciudadanos: informaci¨®n real del estado de la cuesti¨®n, programa de actuaciones, medios. El experto distante y la ministra amiga hablan para lo mismo: no hablar. Una emborrona las cosas por proximidad (como se emborronan las letras cuando acercamos mucho los ojos), otro las empeque?ece por lejan¨ªa. No s¨¦ si son un peligro p¨²blico los dos emblemas de este Gobierno, la ternera y el submarino de Gibraltar, pero s¨¦ que el Gobierno del PP estima tan poco la memoria y el discernimiento de los ciudadanos que no se preocupa de ser coherentemente digno de confianza.

El Gobierno aprecia nuestra conformidad ante su brillantez y nuestra indiferencia ante las min¨²sculas incomodidades del mejor de los mundos. Willy Meyer, de IU, antiguo diputado por C¨¢diz, se asombra de que, seg¨²n el Gobierno de Aznar, Estados Unidos hubiera informado a sus aliados sobre la munici¨®n de uranio en Kosovo, y de que el Gobierno negara ante el Parlamento, dos veces, saber nada del uranio de Kosovo. Inmediatamente el Gobierno da una explicaci¨®n: lo sab¨ªa el Ej¨¦rcito, no el Gobierno. Willy Meyer se aterra: ?no est¨¢ el Ej¨¦rcito sometido al Gobierno?

No es un disparate ponerle impermeable al perro: as¨ª no se moja el animal. Y no es un disparate afirmar hoy lo que ayer se negaba: Estados Unidos, el mejor de nuestros aliados, tambi¨¦n neg¨® en un principio ante sus aliados el uso de uranio, y no ha dejado por eso de ser el mejor y m¨¢s prometedor pa¨ªs del mundo.