SADAM HUSEIN RESISTE EL BLOQUEO
Diez a?os despu¨¦s de la invasi¨®n de Irak por el Ej¨¦rcito estadounidense, que provoc¨® la guerra del Golfo, el pa¨ªs conf¨ªa en recuperarse gracias al petr¨®leo. ?ste es un extracto del reportaje publicado en The New Yorker.
A l¨¢ al Bashir es un hombre delgado de cara ovalada, ojos peque?os de color marr¨®n y una gran nariz. Se parece mucho a las cabezas de las figuras esculpidas en jarrones de alabastro por artistas sumerios hace 5.000 a?os, salvo que Al Bashir est¨¢ casi calvo, con una hilera de cabello blanco que cae hasta la nuca. Es cirujano pl¨¢stico y, desde hace cinco a?os, es director del Centro Sadam de Cirug¨ªa Pl¨¢stica y Reconstructora en Bagdad. Un diplom¨¢tico iraqu¨ª en Europa me dijo que Al Bashir es amigo de Sadam Husein, pero ¨¦l ni lo confirma ni lo niega.
La consulta de Al¨¢ al Bashir es una gran sala de color verde lima, con una fotograf¨ªa de Sadam en la pared. Pasaron varios minutos hasta que consegu¨ª captar la atenci¨®n de Al Bashir. Le estaba explicando que confiaba en que pudiera decirme qu¨¦ clase de hombre es Sadam Husein. Me respondi¨® que, en primer lugar, yo deb¨ªa entender que nadie iba a criticar a Sadam en Bagdad: 'Es nuestro presidente y tenemos derecho a elogiarlo'. Luego me dijo que sab¨ªa que no iba a reproducir fielmente nada de lo que me dijese sobre Sadam. Cuando le pregunt¨¦ por qu¨¦ lo cre¨ªa as¨ª, Al Bashir explic¨® que ten¨ªa 'pruebas de que usted no podr¨¢ decir la verdad, porque, cuando lo ha intentado alguien, le han aplastado'. Desarroll¨® un poco m¨¢s el argumento y concluy¨® diciendo: 'Creo que Hitler debi¨® de hacer algo bueno por Alemania, pero ?qui¨¦n puede decirlo hoy en d¨ªa? Nadie, por el control sionista de los medios de comunicaci¨®n'.
No es que eso les importe a Al¨¢ al Bashir o a Sadam. 'A Sadam Husein no le importa lo que piense Occidente', dice con vehemencia. 'Piensa como un iraqu¨ª y su primera preocupaci¨®n es su pa¨ªs. No le interesan las elecciones cada cuatro a?os ni toda esa basura. Quiere que Irak sea fuerte e intenta hacer lo mejor para el pa¨ªs... Y s¨ª, Sadam es un hombre fuerte, y quiz¨¢ por eso es por lo que castiga a enemigos y traidores con tanta... energ¨ªa. Porque, en nuestra civilizaci¨®n, somos como una familia, y la traici¨®n es lo peor que se puede hacer. Pero es un buen amigo, un buen amigo de sus amigos; se lo puedo asegurar. Siempre que no le traicionen'.
Pocos d¨ªas despu¨¦s, Al¨¢ al Bashir me invita a su casa a comer. Vive en un barrio de las afueras, no lejos del refugio antia¨¦reo de Amiriya, que ahora es un museo. Durante la guerra del Golfo, las bombas aliadas mataron a m¨¢s de 400 personas que se hab¨ªan resguardado all¨ª. Ante la puerta de Al Bashir hay estacionados un Mercedes y un Volvo. Dentro de su casa, de una planta, hay suelos de m¨¢rmol negro y numerosos cuadros y esculturas. Al Bashir me recibe con sandalias, chinos y un polo blanco. En esta ocasi¨®n hablamos de arte, porque resulta que Al Bashir es un consumado pintor y escultor y acaba de volver de Mosc¨², donde ha asistido a la inauguraci¨®n de una exposici¨®n de su obra. Me da el cat¨¢logo de la muestra, que se titula Una situaci¨®n dif¨ªcil. Incluye una serie de piezas de arcilla que representan a personas con rostros torturados, enterrados vivos en escombros o intentando escaparse de los derrumbes. Al Bashir explica que ha intentado que la exposici¨®n muestre el sufrimiento provocado por las sanciones impuestas sobre Irak tras la invasi¨®n de Kuwait en 1990. Dice que muchas de las obras est¨¢n inspiradas por las sangrientas im¨¢genes que vio durante los d¨ªas posteriores al bombardeo del refugio a¨¦reo de Amiriya, mientras extra¨ªan cuerpos de las ruinas.
Camino de Jordania
La carretera de Bagdad a Amm¨¢n (Jordania) tiene 800 kil¨®metros. Atraviesa un desierto que cambia de blanco marfil a negro obsidiana, para luego convertirse en extensiones de tierra de color ocre y terracota. De vez en cuando aparecen en la distancia unas im¨¢genes vaporosas: los espejismos. La parte jordana de la carretera no tiene m¨¢s que dos carriles, y, camino de Bagdad, sufro un atasco de varias horas, durante las que me arrastro en un GMC. Pululan detr¨¢s de camiones cisterna de petr¨®leo que van, vac¨ªos, hacia la frontera iraqu¨ª. Jordania compra petr¨®leo a Irak en virtud de un acuerdo que permite eludir la supervisi¨®n de las Naciones Unidas y las restricciones al comercio exigidas por las sanciones. Hasta hace muy poco, todos los dem¨¢s, por lo menos los clientes que compran petr¨®leo de forma legal, obten¨ªan el crudo iraqu¨ª de oleoductos que terminan en Turqu¨ªa o en la terminal de Mina al Bakr, en el golfo P¨¦rsico. El dinero de estas ventas va a parar a una cuenta en fideicomiso que controlan las Naciones Unidas. El 30% del dinero se reparte como indemnizaciones a las personas, los Gobiernos o las empresas que hayan presentado demandas por las p¨¦rdidas sufridas durante la invasi¨®n y ocupaci¨®n de Kuwait. El resto se utiliza para adquirir bienes y servicios cuyo uso en Irak ha aprobado la ONU. Jordania compra el petr¨®leo a precios especiales, inferiores a lo normal, y paga directamente a Irak. De ah¨ª la larga fila de camiones cisterna.
La populosa Bagdad
En Bagdad viven seis millones de personas y las calles comerciales de la ciudad est¨¢n abarrotadas. A pesar de que Irak lleva 10 a?os soportando unas sanciones econ¨®micas que incluyen un pleno embargo comercial, muchas personas son obesas, sobre todo los hombres, con una silueta caracter¨ªstica en forma de bolo. Los mercados est¨¢n llenos de productos alimenticios, y las ventanas abiertas de los restaurantes despiden el aroma del pan de s¨¦samo reci¨¦n horneado y el olor picante y grasiento de cordero con especias en el asador. En los sem¨¢foros y delante de los restaurantes, peque?os grupos de ni?os y mujeres con t¨²nicas negras piden limosna, pero parecen menos, proporcionalmente, que los mendigos que todav¨ªa se ven en las calles de Nueva York. Aparte de los ca?ones antia¨¦reos en los tejados de los edificios oficiales y los guardias armados en todas partes, Bagdad tiene el aspecto t¨ªpico de una ciudad de Oriente Pr¨®ximo. No hay muchas huellas de la guerra ni de la Operaci¨®n Zorro del Desierto, los bombardeos realizados por Estados Unidos y Gran Breta?a en 1998. A primera vista, el rasgo m¨¢s peculiar de Bagdad es que casi no existen muestras de la econom¨ªa globalizada: no hay McDonald's ni Pizza Huts.
Lo que hay exactamente en los palacios de Sadam era una cuesti¨®n importante para la Comisi¨®n Especial de la ONU, o Unscom, que se cre¨® tras la guerra del Golfo para asegurarse de que Irak se hab¨ªa deshecho de sus 'armas de destrucci¨®n masiva', que es el nombre que suele darse a las armas qu¨ªmicas, biol¨®gicas y nucleares. Una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU estipulaba que las sanciones no se retirar¨ªan hasta que Irak estuviera desarmado, pero los inspectores de la Unscom informaron de que los iraqu¨ªes segu¨ªan ocultando armas y sistemas de fabricaci¨®n de armas y, en general, se negaban a cooperar con ellos. En oto?o de 1997, Tariq Aziz, el responsable iraqu¨ª de las relaciones con la Unscom, empez¨® a negar el acceso a lo que denomin¨® 'lugares presidenciales, porque, de hacerlo, pondr¨ªan en entredicho la 'dignidad y la soberan¨ªa nacional de Irak'. Richard Butler, que era entonces el jefe de la Unscom, escribi¨® en su libro The greatest threat (La mayor amenaza) que a los inspectores se les impidi¨® la entrada en zonas que 'no s¨®lo eran los lugares en los que viv¨ªan y trabajaban el presidente Sadam Husein y sus agentes de seguridad; seg¨²n nuestras informaciones, eran adem¨¢s los emplazamientos desde los que se dirig¨ªa y ejecutaba su programa de armas de destrucci¨®n masiva y donde tambi¨¦n se almacenaban probablemente los componentes f¨ªsicos del programa'. Dado que estos lugares eran muy numerosos y que tanto los iraqu¨ªes como los inspectores se mostraban categ¨®ricos, la situaci¨®n se estanc¨®. Butler recuerda que Tariq Aziz estaba de acuerdo en que los emplazamientos 'no est¨¢n claramente definidos', pero dec¨ªa que 'son lugares asociados a la presidencia y son conocidos, muy conocidos, para todos los iraqu¨ªes'. A finales de 1998, la Unscom se retir¨® de Irak y, en diciembre de ese a?o, Estados Unidos y Gran Breta?a empezaron a bombardear objetivos presuntamente relacionados con los programas de armamento.
'Irak siempre se ha mostrado interesado por las armas de destrucci¨®n masiva', me dec¨ªa Butler hace poco, 'y ser¨ªa una locura suponer que los iraqu¨ªes no siguen desarroll¨¢ndolas, teniendo en cuenta su capacidad, sus antecedentes y las pruebas que han surgido aqu¨ª y all¨¢. En mi opini¨®n, han reanudado su labor. No lo s¨¦ con certeza, pero ¨¦se es el prop¨®sito de las inspecciones sobre el terreno'. Sin embargo, no hay inspectores de armamento en Irak desde hace dos a?os, y cada vez es menos probable que Sadam vuelva a autorizarlos, a no ser que la ONU revise de forma sustancial las directrices para su actuaci¨®n. 'Las sanciones son un fracaso', dice Butler.
Las sanciones han causado enorme sufrimiento en Irak. Los activos financieros del pa¨ªs en el extranjero quedaron congelados y las importaciones de alimentos, combustible, maquinaria industrial, piezas de recambio y medicamentos se hicieron pr¨¢cticamente imposibles. Los ¨ªndices de mortalidad infantil se duplicaron, la desnutrici¨®n se extendi¨® y se produjo un aumento de las muertes por enfermedades transmisibles y c¨¢ncer. La ONU permiti¨® a Sadam la posibilidad de vender petr¨®leo para cubrir las necesidades b¨¢sicas de su pueblo en 1991, pero ¨¦l no acept¨® la oferta hasta 1996, cuando se puso en pr¨¢ctica un programa de 'petr¨®leo por alimentos'. Se autoriz¨® a Irak a vender crudo por un valor de 2.000 millones de d¨®lares para poder comprar alimentos y suministros m¨¦dicos bajo la supervisi¨®n de la ONU. En 1999 se elimin¨® el l¨ªmite a las exportaciones de petr¨®leo y en el a?o 2000 las ventas autorizadas alcanzaron casi 17.000 millones de d¨®lares.
Tun Myat, un funcionario de la ONU que coordina los esfuerzos humanitarios en Irak y que trabaj¨® para el Programa Mundial de Alimentos durante 22 a?os, me cuenta que Irak posee uno de los mejores sistemas de distribuci¨®n de alimentos que ha visto en ning¨²n lugar del mundo. La comida se ha racionado eficazmente desde que entraron en vigor las sanciones y, con el programa de petr¨®leo a cambio de alimentos, el nivel de vida en Irak ha mejorado. El contrabando tambi¨¦n se ha incrementado de forma espectacular en los ¨²ltimos a?os. El petr¨®leo llega de forma ilegal a Turqu¨ªa y Jordania, o atraviesa aguas iran¨ªes. Irak obtiene grandes ingresos por esta v¨ªa; como advierte Richard Butler, el pa¨ªs est¨¢ 'inundado de dinero', aunque la mayor¨ªa va a parar al r¨¦gimen, y no a la poblaci¨®n.
'Las sanciones se est¨¢n viniendo abajo', me dice el doctor Ahmed Hashemi, uno de los responsables de propaganda de Sadam. El doctor Hashemi es director del Comit¨¦ de Amistad, Paz y Solidaridad, que posee sus oficinas en una villa otomana de ladrillo amarillo en el centro de Bagdad. Es un hombre bajo, robusto y alegre, que habla un ingl¨¦s excelente, con acento norteamericano. El doctor Hashemi tiene una opini¨®n muy clara sobre la raz¨®n de que Irak se est¨¦ saliendo con la suya. 'Hay cuatro pa¨ªses que tienen las reservas de crudo necesarias para abastecer al mundo hasta el fin de la era del petr¨®leo', dice: 'Arabia Saud¨ª, Kuwait, los Emiratos ?rabes Unidos e Irak. El ¨²nico pa¨ªs ajeno al control norteamericano es Irak, que, por cierto, es el que tiene las mayores reservas, no Arabia Saud¨ª. Si Estados Unidos logra controlar Irak, no hay duda de que ¨¦ste ser¨¢ el milenio americano. Pero, si los dem¨¢s pa¨ªses logran impedir que Estados Unidos domine Irak, evitar¨¢n que Norteam¨¦rica se convierta en la ¨²nica potencia y podr¨¢ haber un mundo equilibrado y multipolar. Nosotros, los iraqu¨ªes, sabemos que el futuro del mundo se est¨¢ decidiendo aqu¨ª'.
Es verdad que Estados Unidos y Gran Breta?a son los que siempre han defendido con m¨¢s energ¨ªa el mantenimiento de las sanciones. Los otros tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU -China, Rusia y Francia- se oponen desde hace tiempo. Antes de 1990, Rusia y Francia se encontraban entre los principales acreedores de Irak, que les debe miles de millones de d¨®lares. Ambos pa¨ªses conservaron sus embajadas en Bagdad. En 1997, cuando Irak empez¨® a vender grandes cantidades de petr¨®leo por primera vez desde la guerra del Golfo, el precio del crudo baj¨® seis d¨®lares por barril en 90 d¨ªas. El crudo iraqu¨ª influy¨® de forma nada insignificante en el hecho de que el a?o pasado se recuperase el inter¨¦s por relajar las sanciones, cuando los precios del petr¨®leo superaron los 30 d¨®lares por barril y alcanzaron el nivel m¨¢s alto desde hac¨ªa 10 a?os.
Leyes tribales
Sadam ha convertido las antiguas normas tribales en las leyes del pa¨ªs. La disensi¨®n pol¨ªtica se aplasta de forma r¨¢pida y brutal. Insultar verbalmente al presidente, por ejemplo, es un delito que muchas veces implica la pena de muerte. (Un decreto reciente somete a los difamadores a la amputaci¨®n, y en septiembre, a un hombre se le cort¨® la lengua por una indiscreci¨®n de ese tipo). A finales de los a?os ochenta, Sadam castig¨® a los rebeldes kurdos de Irak con la matanza de decenas de miles de civiles y la destrucci¨®n de pueblos y ciudades. Emple¨® gas venenoso en la ciudad de Halabja y mat¨® a unas 5.000 personas. Cuando dos yernos de Sadam huyeron a Jordania, en 1995, y se llevaron consigo a sus familias, Sadam los convenci¨® de que volvieran con la promesa de mostrarse misericordioso. Pero tan pronto como volvieron exigi¨® que los yernos, que eran hermanos entre s¨ª, se divorciaran de sus esposas. Afirm¨® que a sus hijas las hab¨ªan secuestrado y dispuso que un amplio grupo de familiares, de la guardia presidencial, matara a los dos hombres. Hubo un tiroteo en una casa de Bagdad y resultaron muertos los dos hermanos, su padre, una hermana y los hijos de ¨¦sta, adem¨¢s de dos atacantes. La versi¨®n oficial fue que el incidente era un asunto de familia.
Miembros de la familia de Sadam y otros clanes estrechamente unidos a ella ocupan pr¨¢cticamente todos los puestos de influencia pol¨ªtica, econ¨®mica y militar de Irak. Sus dos hijos, Uday y Qusay, de 36 y 34 a?os, respectivamente, son sus herederos naturales, pero la sucesi¨®n no est¨¢ resuelta y se sabe que ambos rivalizan por ella. Uday tiene la reputaci¨®n de ser un playboy aficionado al gatillo y ha estado envuelto en una serie de esc¨¢ndalos bien conocidos. El m¨¢s escabroso se produjo en 1988, cuando se emborrach¨® en una fiesta y mat¨® a uno de los m¨¢s estrechos colaboradores de su padre con un cuchillo mec¨¢nico de cortar carne y una pistola. En 1995 dispar¨® e hiri¨® a uno de sus t¨ªos en otra pelea durante una fiesta y asimismo mat¨® a seis bailarinas. Al a?o siguiente fue v¨ªctima de un intento de asesinato. Qued¨® parcialmente paral¨ªtico y est¨¢ sometido a un tratamiento de rehabilitaci¨®n por m¨¦dicos cubanos. En la actualidad es raro ver a Uday en p¨²blico, pero sigue conservando mucho poder. En 1999 obtuvo un esca?o en la Asamblea Nacional del Baaz. Adem¨¢s controla varias empresas, un consorcio de revistas y peri¨®dicos y una popular cadena de televisi¨®n, la Televisi¨®n Juvenil, que emite pel¨ªculas de Hollywood pirateadas.
Su hermano, Qusay, dirige el servicio secreto de su padre. En 1996 ayud¨® a organizar una sangrienta purga de conspiradores sospechosos de participar en una trama de golpe de Estado contra Sadam y se cree que ha desempe?ado un papel importante a la hora de ocultar cosas a los inspectores de la Unscom. En los ¨²ltimos tiempos, la prensa oficial baazista se ha ido ocupando cada vez m¨¢s de Qusay y ha empezado a denominarle el guerrero Qusay. Su padre le design¨® como su mano derecha 'en caso de emergencia', y en agosto apareci¨® junto a Sadam, vestido con uniforme y gorra militar, en una reuni¨®n del mando de las Fuerzas Armadas.
Un historiador iraqu¨ª me dice que, aunque ha observado atentamente a Sadam a lo largo de muchos a?os, el presidente sigue siendo 'un enigma, un hombre muy secreto, cuyo proceso de toma de decisiones no conoce nadie'. El historiador se?ala que a mitad de los sesenta, durante el periodo de inestabilidad entre el derrocamiento del rey y el golpe que situ¨® al Partido Baaz permanentemente en el poder, Sadam pas¨® dos a?os en prisi¨®n y all¨ª ley¨® mucho. Se dice que le influyeron notablemente la biograf¨ªa de Stalin escrita por Isaac Deutscher y El pr¨ªncipe de Maquiavelo, que le¨ªa una y otra vez. 'El pr¨ªncipe afirma que, para ejercer su poder de forma eficaz, un gobernante debe ser amado o respetado y temido', explica el historiador. 'Se supone que ambas cosas son mutuamente excluyentes. A juzgar por la conducta de Sadam, est¨¢ claro que cree que es mejor lo ¨²ltimo. A Sadam no se le conocen amigos, y en realidad no se relaciona con la gente. Siempre est¨¢ sobre los dem¨¢s, mir¨¢ndoles desde arriba'.
Sadam hace pocas apariciones en p¨²blico. Hacia finales de noviembre se le vio en un balc¨®n de Bagdad presenciando un desfile de 300.000 voluntarios para la Yihad (guerra santa) contra Israel, pero llevaba mucho tiempo sin presentarse ante una multitud. Se trataba de una ocasi¨®n especial, muy emotiva. Varios voluntarios llevaban los tradicionales uniformes blancos de los m¨¢rtires, con capuchas tambi¨¦n blancas que tienen agujeros para los ojos. Desfilaron con las armas al hombro y el pu?o derecho en alto. Sadam llevaba una gorra negra y un jersey militar verde y con hombreras, y dispar¨® varias salvas con un rifle que ten¨ªa en la mano.
Los palacios de Sadam
Sadam est¨¢ siempre atento a posibles intentos de asesinato y, cuando va a alg¨²n sitio, cuenta con una serie de dobles que sirven de se?uelos. Su residencia oficial es el Palacio de la Rep¨²blica, que est¨¢ situado dentro del complejo presidencial, en la orilla oeste del r¨ªo Tigris, pero Sadam no vive all¨ª. Utiliza el palacio para ceremonias oficiales, que, por razones de seguridad, se anuncian al p¨²blico una vez celebradas. Hace s¨®lo dos a?os, cuando los inspectores de armas de la Unscom estaban todav¨ªa en Bagdad, se cre¨ªa que la residencia principal de Sadam era un palacio situado junto al aeropuerto internacional, en un terreno con un lago artificial. Pero ning¨²n iraqu¨ª ni extranjero de los que he encontrado en Bagdad puede se?alar el edificio en el que verdaderamente duerme Sadam. Una tarde, mientras contemplo varios palacios presidenciales desde la otra ribera del Tigris, le pregunto a un hombre si sabe qui¨¦n vive en ellos. Se encoge de hombros: '?Sadam? ?Qusay? ?Uday? ?Sus amigos de Tikrit? Nadie lo sabe'. Naji al Hadithi, embajador de Sadam en Viena, intenta convertir el delicado tema de la paranoia del presidente -y sus numerosos palacios- en una especie de broma. 'La verdad', dice, 'es que a los palacios habr¨ªa que denominarlos casas de hu¨¦spedes, porque Sadam nunca duerme en cada uno m¨¢s de una noche'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.