'Estoy listo para la presidencia'
Una de sus candidatas para el Gabinete acaba de verse obligada a retirarse, otros son motivo de controversia, y ¨¦l va a asumir el cargo, la semana pr¨®xima, cuando muchos norteamericanos est¨¢n todav¨ªa irritados por la elecci¨®n m¨¢s ajustada y re?ida que se recuerda. Sin embargo, el presidente electo, George Bush, dice que est¨¢ 'totalmente en paz'. 'No tengo tiempo para sentir pena de m¨ª mismo ni para saltar de alegr¨ªa', dijo Bush el jueves pasado. 'Estoy muy ocupado y deseoso de empezar. Estoy entusiasmado por las oportunidades que se me presentan y me siento a gusto con la responsabilidad'.
En una hora de conversaci¨®n celebrada en Blair House, la vivienda para los invitados presidenciales, situada en Pennsylvania Avenue, enfrente de la Casa Blanca, Bush parece confiado y sin inmutarse ante las secuelas de su ca¨®tico camino hacia la presidencia. Llega con 20 minutos de antelaci¨®n a la cita, despu¨¦s de comer con el vicepresidente electo, Dick Cheney; su candidato para secretario de Estado, Colin Powell, y varios colaboradores.
No descarta enviar a Clinton a misiones de paz, pero 'la nueva Administraci¨®n dirige la pol¨ªtica'
Bush est¨¢ pensativo. Dice que no va a mirar a sus padres cuando jure su cargo, porque sabe que va a ser un momento muy emotivo. Habla de que va a cambiar los cuadros que cuelgan en el Despacho Oval, pero que va a conservar la mesa que ha utilizado el presidente Bill Clinton -y que anteriormente us¨® John F. Kennedy- en vez de sustituirla por la que emple¨® su padre.
Muestra un destello de irritaci¨®n cuando se le pregunta por la insinuaci¨®n hecha por Clinton esta semana de que fue el vicepresidente Al Gore quien gan¨® realmente las elecciones. Hace un gesto de angustia, en broma, al pensar en los bailes inaugurales. Se refiere en un par de ocasiones, en tono displicente, a las 'personas que quieren seguir contando y contando sin fin' los votos en Florida.
Y ofrece algunos detalles nuevos de su lista de prioridades:
Est¨¢ 'abierto' a la posibilidad de hacer recortes fiscales que se apliquen, con car¨¢cter retroactivo, desde el 1 de enero, y califica esta reciente sugerencia de los republicanos del Congreso de 'estimulante'. Pero, por ahora, tiene intenci¨®n de remitir al Congreso su paquete original de medidas de reducci¨®n impositiva, de 1.300 millones de d¨®lares a lo largo de nueve a?os, que no entrar¨ªa en vigor hasta 2002.
'Es el plan que present¨¦ en mi campa?a', afirma. 'Creo que no s¨®lo cumplir¨ªa los objetivos, que son reducir todas las tasas marginales, simplificar la norma, contribuir a garantizar que el sistema fiscal sea m¨¢s justo para las personas que ocupan los niveles inferiores de la escala econ¨®mica, eliminar el impuesto de sucesiones y hacer algo a prop¨®sito de la penalizaci¨®n por matrimonio'.
Predice que el Senado va a confirmar a John Ashcroft, el ex senador conservador por Misuri al que ha escogido para ser fiscal general a pesar de los esfuerzos de los grupos de intereses progresistas para derrotar su candidatura. Bush rechaza la insinuaci¨®n de que la designaci¨®n de Ashcroft ha sido una bofetada para quienes confiaban en que tendiese una mano a los dem¨®cratas.
'Sab¨ªa que John Ashcroft iba a suscitar muchas cr¨ªticas', dice. 'No me sorprende en una ciudad como Washington, en la que contamos con todo tipo de portavoces de los m¨¢s diversos grupos de intereses dispuestos a buscar pelea. Mi trabajo consiste en escoger a la mejor gente posible, reunir un Gabinete y gobernar'. Algunos grupos de intereses, dice, est¨¢n 'dispuestos de antemano a no dar el beneficio de la duda'. Ashcroft 'va a hacer respetar la ley. La gente de Misuri ha apoyado en varias ocasiones su coraz¨®n y su conciencia, su actitud y sus opiniones'. Bush asegura que no cree que las duras batallas de las confirmaciones obstaculicen sus esfuerzos para unir a la naci¨®n. 'Soy muy consciente de que se armar¨¢ mucho jaleo en la capital, pero una de mis obligaciones es proyectar una voz distinta a la que ha estado gritando, se?alando con el dedo e intentando tirar abajo a la gente'.
Bush ocupa un sill¨®n rojo en el estudio que utiliz¨® el presidente Harry Truman durante m¨¢s de tres a?os, mientras se llevaban a cabo obras de renovaci¨®n en la Casa Blanca. A trav¨¦s de las ventanas, a prueba de bala, se pueden ver las gradas levantadas para su desfile inaugural. Bush viste un elegante traje azul de rayas y una camisa azul; lleva los calcetines, azules, ca¨ªdos.
Est¨¢ preparado para la pregunta sobre los comentarios que hizo Clinton el martes pasado a prop¨®sito del final de las elecciones. Clinton dijo a sus partidarios, en Chicago que 'la ¨²nica forma' que han tenido los republicanos de poder vencer ha sido 'detener la votaci¨®n en Florida'.
'Ya, bueno, estoy completamente en desacuerdo', replica Bush. 'Estoy totalmente en desacuerdo con lo que dijo. Siempre he pensado, todo el tiempo, que el recuento no ten¨ªa problemas, y el caso es que todos los recuentos nos dieron la victoria'.
En todos sus discursos de campa?a, Bush se comprometi¨® a 'restaurar el honor y la dignidad a la Casa Blanca', una referencia a los esc¨¢ndalos durante el mandato de Clinton. 'Por desgracia', explica, 'hac¨ªa falta decirlo para tranquilizar a la gente'. Afirma que va a cumplir esa promesa, entre otras cosas, acabando con la costumbre de Clinton de invitar a los que hac¨ªan donativos a su campa?a a dormir en la Casa Blanca.
Aunque es evidente que Clinton le irrita, Bush no rechaza la posibilidad de que quiz¨¢ pida a su antecesor que act¨²e como enviado especial a las negociaciones de paz en Oriente Pr¨®ximo o Irlanda del Norte. 'Depende', responde. 'No voy a desechar ninguna posibilidad. Pero creo que es muy importante que los l¨ªderes mundiales comprendan que, si llega una nueva Administraci¨®n, ser¨¢ esa nueva Administraci¨®n la que dirija nuestra pol¨ªtica exterior'.
Bush se refiere de nuevo a la controversia de Florida cuando dice que su discurso de toma de posesi¨®n no va a incluir ninguna menci¨®n del periodo poselectoral. 'No se puede decir nada de unas personas que quieren seguir contando y contando sin fin', explica. Algunos votantes negros de Florida han dicho que recibieron intimidaciones porque les detuvieron en la calle y les pusieron otros obst¨¢culos que les impidieron votar. Bush, que intent¨® aproximarse a las minor¨ªas durante la campa?a, no obtuvo m¨¢s que uno de cada nueve votos negros a escala nacional. Ha designado a varios negros para puestos en el Gobierno y la Casa Blanca. Pero dice: 'Soy perfectamente consciente de que nos queda mucho por hacer para cerrar las heridas que puedan existir'.
A?ade: 'Al Gore realiz¨® una campa?a muy buena en la comunidad afroamericana, y es dif¨ªcil que un republicano de Tejas convenza a cierta gente de que es una persona abierta y de buen coraz¨®n. Lo s¨¦. Pero eso no me va a impedir ser el presidente de todos'.
Como su padre, el ex presidente George Bush, el nuevo presidente suele evitar la introspecci¨®n en p¨²blico. No obstante, a duras penas, con largas pausas entre una palabra y otra, intenta explicar los cambios que ha experimentado desde que sali¨® elegido y los que espera volver a atravesar cuando asuma el cargo, el 20 de enero.
'Puedo explicar qu¨¦ es 'casi presidente', pero no puedo explicar qu¨¦ es 'presidente' hasta que no sea de verdad esa persona, hasta que no coloque mi mano sobre la Biblia. Ser¨¢ un sentimiento distinto. Cuando se llega a ese punto, se trata de un momento diferente, lleno de fuerza. Es dif¨ªcil de explicar, pero s¨¦ que hay algo; por lo menos es lo que descubr¨ª cuando llegu¨¦ a gobernador.'
'Hace falta un tiempo para absorberlo. No voy a decir: '?Oh!' Dir¨¦: 'Estoy listo'. Dispuesto a tomarme muy en serio mi deber. Durante la campa?a habl¨¦ mucho de que esos meses, aunque son agotadores y largos, a veces desagradables y a veces divertidos, preparan a la persona para el cargo. Le ayudan a encontrar su fuerza interior, su sustancia, si es que la tiene. Ponen a prueba su temple y le ayudan a prepararse para la presidencia'.
'Hay muchas cosas que me reconfortan', prosigue. Una es que, despu¨¦s de haber vivido ese proceso, soy una persona distinta, aqu¨ª sentado, que cuando empec¨¦... No tengo m¨¢s remedio que ser una persona distinta. He vivido experiencias asombrosas, y esas experiencias contribuyen a la maduraci¨®n necesaria para convertirse en presidente'.
Bush ha declarado que el hecho de ser el segundo caso de un hijo que sigue los pasos de su padre en la Casa Blanca no le parece significativo. John Quincy Adams fue el sexto presidente; su padre, John Adams, fue el segundo.
El padre de Bush tiene m¨¢s en cuenta esa historia, y le gasta bromas al respecto.
De forma que, cuando se le pregunta al presidente electo qu¨¦ est¨¢ leyendo en la actualidad, responde: 'No se lo van a creer, pero una biograf¨ªa de John Q. Adams. Desde que el viejo me llam¨® Quincy estoy intentando averiguar m¨¢s cosas sobre ¨¦l'.
? USA Today
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