Sat¨ªricos
- 1. Tiemble despu¨¦s de haber re¨ªdo. Ben Elton, el autor de Popcorn, es un rey de la comedia brit¨¢nica, un hijo espiritual de Alan Ayckbourn y los Monty Phyton. Ben Elton (jud¨ªo, millonario, 40 a?os reci¨¦n cumplidos) se dio a conocer como primus inter pares de la generaci¨®n Al Fresco, el grupo de c¨®micos que revolucionaron, a trav¨¦s del programa del mismo nombre, el humor televisivo de los ochenta: Stephen Fry, Hugh Laurie, Robbie Coltrane, Rowan Atkinson. Ben Elton es un pulpo voraz y afortunado. Triunf¨® como stand-up-comedian, como creador de series demoledoras, como novelista y, en los ¨²ltimos a?os, como dramaturgo. Los espectadores de TV-3 conocen de sobras sus mejores creaciones: Els joves (The young ones, 1984) y L'escur?¨® negre (Blackadder, 1987-1990). En los noventa salt¨® al West End con dos s¨¢tiras de ¨¦xito: Gasping, sobre una empresa que decide vender aire embotellado, de dise?o, y Silly Cow, sobre la irrefrenable escalada de una columnista venenosa. En 1996, su novela Popcorn se convierte en un best seller que adapta para la escena al a?o siguiente, en el Apollo Theatre, montaje con el que se lleva el Premio Olivier. (Las tres comedias est¨¢n reunidas en Ben Elton: plays one, de Methuen: 10 libras bien gastadas). Actualmente, Joel Schumacher pone a punto la adaptaci¨®n al cine de Popcorn, con Jeff Goldblum, Nathan Lane y Ellen Barkin, mientras Ben Elton estrena su nueva s¨¢tira dram¨¢tica, Blast from the past, basada en la novela del mismo t¨ªtulo (que junta a un general americano, una pacifista que fue su amante y un merodeador nocturno) y su primera comedia musical, The beautiful game, nada menos que con sir Andrew Lloyd Webber (ins¨®lita mezcla: un laborista militante y un tory conspicuo, trabajando mano a mano).
Joel Schumacher pone a punto la adaptaci¨®n al cine de 'Popcorn', en cartel en la Villarroel
Estoy aqu¨ª para hablarles esta semana de Popcorn. La funci¨®n, definida por su autor como a comedy-thriller, se present¨® en castellano, en el Capitol de Madrid, la pasada temporada, dirigida por Juanma Bajo Ulloa; una producci¨®n de Luis Ram¨ªrez que, incomprensiblemente, apenas dur¨® unas semanas en cartel. Incomprensiblemente porque Popcorn tiene todos los elementos para arrasar: 'Estupenda, directa, inteligente, vital y llena de inspiraci¨®n', escribi¨®, con toda la raz¨®n del mundo, Michael Billington en el Guardian. Popcorn, que est¨¢ funcionando de perlas en la Villarroel, dirigida por ?ngel Alonso, es una comedia negra, negr¨ªsima, una s¨¢tira sobre el sexo y la violencia en Hollywood en la que hay garrotazos para todos: para los cineastas que convierten la muerte en espect¨¢culo, para los psic¨®patas que se reflejan en ese espejo, para los medios de comunicaci¨®n que sirven la carnaza y para los espectadores que no cambian de canal cuando la carnaza est¨¢ servida. Se ha querido identificar a su protagonista, Bruce Delamitri (Llu¨ªs Marco), con Quentin Tarantino. Pobre Tarantino. ?Cu¨¢ndo le dejar¨¢n en paz? No sirvi¨® de nada que hiciera Jackie Brown, una de las pel¨ªculas m¨¢s maduras de la ¨¦poca: siempre ser¨¢ el chaval que cort¨® una oreja, que hizo disparar un tiro en un coche cerrado. Scorsese es infinitamente m¨¢s violento y salvaje y nadie le tose. Pero Alonso cuelga un cartel de Pulp fiction en el decorado de Popcorn. Y, en el programa, emparenta a Tarantino con los hermanos Coen. ?Qu¨¦ tendr¨¢n que ver? No: el modelo de Bruce Delamitri, por edad, por la pel¨ªcula que le vale el Oscar, es, obviamente, el Oliver Stone de Asesinos natos. La noche en que Delamitri gana el Oscar, con el mundo (y Brooke, una centerfold de Playboy) a sus pies, se presentan en su casa Wayne y Scout, una pareja de asesinos natos. No son cool, como los protagonistas de las estilizadas y posmodern¨ªsimas pel¨ªculas de Delamitri. Son dos psic¨®patas del arroyo, 'basura blanca', para los que Delamitri es su h¨¦roe, su maestro, el creador del espejo en el que se han mirado. Pero no son nada tontos. Llevan a sus espaldas una veintena de asesinatos y quieren que el cineasta les libre de la silla el¨¦ctrica declar¨¢ndose su demiurgo, su inspirador principal. Como los replicantes de Blade Runner cuando se presentan a pedirle cuentas a su creador. Esa noche, la vida de Bruce, y de su ex esposa Farrah (N¨²ria Hosta), y de su hija Velvet (N¨²ria Font) se va a convertir en un remake real de Horas desesperadas. No les voy a contar aqu¨ª el argumento, lleno de vueltas y revueltas, de situaciones brillantes, salvajes, brutales, y divertid¨ªsimas. Ni, desde luego, su soberbio final, una flecha directa al coraz¨®n de las audiencias ¨¢vidas de sangre. La comedia es un prodigio de gracia, de inventiva y de intenci¨®n. Y su puesta en escena es lo mejor que ha hecho Alonso en mucho tiempo. Otra cosa es que a m¨ª no me acabe de convencer. Llu¨ªs Marco se pasa varios pueblos, como suele decirse, y hay varias interpretaciones (N¨²ria Font, o el mismo Wayne de Miquel Sitjar) que se apoyan demasiado en el clich¨¦. Pero hay un muy buen ritmo, y trabajos de m¨¦rito: del amplio reparto, eficaz por encima de todo y muy comunicativo, me quedo con Roser Pujol, una gran c¨®mica revelada en Tanca la porta que tinc Freud, que interpreta a Scout, y con la sorna impecable de ?scar Molina como Karl, el productor. Adem¨¢s, bonus track, el espect¨¢culo contiene uno de los mejores strip-teases de muchas temporadas: un ultrat¨®rrido despojamiento de panties a cargo de Cristina Sol¨¤. Y aunque, como digo, no me acabe de convencer el deslizamiento hacia la farsa, casi a lo Alonso Mill¨¢n, de muchas escenas, pienso que funciona, que le sirve a la comedia. Quiz¨¢ si no tuviera ese tono resultar¨ªa insoportablemente negra y sangrienta. El p¨²blico de la Villarroel r¨ªe y 'tiembla despu¨¦s de haber re¨ªdo', como dec¨ªan en La Codorniz, que de eso se trataba. Hay Popcorn para rato.
- 2. Bienvenido, Mr. Ives. Josep Costa, que contin¨²a ofreci¨¦ndonos su mejor trabajo como actor en el Blau / taronja de Teatreneu, nos ha presentado a uno de los m¨¢s brillantes autores sat¨ªricos del teatro americano reciente: David Ives, creador de All in the timing, que en el Tantarantana se ha visto en estupenda versi¨®n catalana (Tot al seu moment) del propio Costa. La funci¨®n ya no estar¨¢ en cartel cuando aparezcan estas l¨ªneas, pero, por lo que a m¨ª respecta, quiero agradecerle desde aqu¨ª a Josep Costa este descubrimiento, y recomendarles a ustedes el espect¨¢culo para cuando lo pillen en Girona o Lleida, de gira.
David Ives tiene, a?o m¨¢s a?o menos, la misma edad que Ben Elton. Comparte con ¨¦l una rama paterna: el humor de los Phyton. En su sketch La lengua universal (el unamunda, un esperanto delirante), el t¨¦rmino ingl¨¦s no se traduce por Joyce o Dickens sino por John Cleese: amor con amor se paga. Ives es un hijo de los Phyton y de Tom Stoppard, pero tambi¨¦n de los grandes humoristas americanos de la segunda mitad de este siglo. Woody Allen, por supuesto, pero tambi¨¦n los casi olvidados Robert Benchley y Jules Ffeifer. (El primer sketch de Tot al seu moment, 'Esclar' -Sure thing, estrenado en 1988- es puro Ffeifer). Con All in the timing, David Ives se convirti¨®, en palabras de Richard Corliss, el cr¨ªtico del Time, en 'the new off-off-Broadway sensation'. El espect¨¢culo, compuesto de seis piezas breves casi todas presentadas en el Manhattan Punch Line Theatre, se present¨® en 1993 en el diminuto Primary Stages del off-Broadway (otra de las residencias de Ives) y de all¨ª pas¨® al John Houseman Theatre, donde llen¨® noche a noche sus 300 localidades y recibi¨® los parabienes de los popes de la cr¨ªtica de Nueva York: Ben Brantley, John Simon, el difunto Vincent Canby. Desde entonces, David Ives ha estrenado otro six-pack de id¨¦ntico recorrido (del Primary Stages al John Houseman), Mere mortals and others, tambi¨¦n dirigida por John Rando, y una pieza larga, Don Juan in Chicago.
El eje de la mitad de los sketches de Tot al seu moment es la repetici¨®n: una pareja intentando de 40 formas distintas el ritual de acercamiento en Esclar; tres chimpanc¨¦s (bautizados como Swift, Milton y Kafka) tecleando desesperadamente para escribir Hamlet en Paraules, paraules, paraules; Trotski muri¨¦ndose de ocho maneras distintas en, justamente, Variacions sobre la mort de Trotski, y un homenaje parodia a Philip Glass, el maestro de la m¨²sica repetitiva: una ¨®pera de 10 minutos llamada Philip Glass compra una barra de pa, quiz¨¢ el fragmento m¨¢s hilarante del conjunto. Tot al seu moment tiene dos peque?as obras maestras en su interior: 'Filad¨¨lfia', casi un relato de Robert Coover, en el que tres personajes se encuentran atrapados en otros tantos universos paralelos (Filadelfia, donde no puedes conseguir nada de lo que deseas; Los ?ngeles, donde todo da igual, y Cleveland, que es 'como la muerte, pero sin ninguna de sus ventajas'), y la ya citada 'La llengua universal', en la que un ling¨¹ista marrullero y una joven tartamuda descubren que el unamunda, que s¨®lo ellos dos hablan, es el verdadero idioma del amor. La llengua universal es tambi¨¦n un ejercicio pirot¨¦cnico que me ha descubierto a dos formidables actores, los mejores del reparto: Lucia Leiva y Pepe Zapata. Atenci¨®n a ellos. Y atenci¨®n al humor original y sofisticad¨ªsimo de David Ives, uno de los descubrimientos de la temporada.
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