Nostalgia comunista en Berl¨ªn
El aniversario del asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht re¨²ne a 100.000 personas
Los revolucionarios Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht mantienen su poder de convocatoria 82 a?os despu¨¦s de ser asesinados por los militares alemanes, el 15 de enero de 1919. Unas 100.000 personas se dieron cita ayer junto a las tumbas de los dos l¨ªderes socialistas en Friedrichsfelde, un cementerio de Berl¨ªn Este donde la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) enterraba a los difuntos de la ¨¦lite comunista.
Tras la reunificaci¨®n, la cita 'junto a Rosa y Karl' se ha convertido en uno de los rituales de Berl¨ªn. Acuden a ella antiguos dirigentes y funcionarios comunistas, veteranos de los campos de concentraci¨®n nazis y l¨ªderes del Partido del Socialismo Democr¨¢tico (PDS), la fuerza pol¨ªtica sucesora del Partido de la Unidad Socialista de Alemania (SED). Pero no s¨®lo los nost¨¢lgicos y los pol¨ªticos de izquierdas van a Friedrichsfelde. Tambi¨¦n cientos de berlineses que viven este encuentro anual como parte del folclore.
Desde poco despu¨¦s de las ocho, los vendedores de flores esperan con claveles rojos -a 130 pesetas la unidad- a los madrugadores que, desafiando el fr¨ªo, emergen de la boca del metro y emprenden el camino al cementerio entre puestos de venta que ofrecen desde las canciones de la guerra civil espa?ola de Ernst Busch hasta los discursos del l¨ªder comunista alban¨¦s Enver Hoxa, pasando por varios tomos de obras de Lenin, a las que nadie se ha molestado en quitarles el polvo.
La presidenta del PDS, Gabriele Zimmer, y el jefe del partido en Potsdam, Lothar Bisky, est¨¢n entre los visitantes de primera hora. Nadie hace ascos a los tragos de ponche caliente y a las salchichas reci¨¦n asadas, a pesar de la crisis de las vacas locas. Los visitantes depositan sus claveles junto al monolito que, con la inscripci¨®n 'Los muertos nos advierten', marca la sepultura de Rosa, Karl y algunos camaradas m¨¢s, como Walter Ulbricht, el primer dirigente comunista de la RDA, y el ex jefe de Gobierno de aquel pa¨ªs Otto Grotewohl.
En los a?os veinte se alz¨® aqu¨ª un monumento de Ludwig Mies van der Rohe, que estaba dedicado sobre todo a Luxemburgo, cuyo cad¨¢ver apareci¨® varios meses despu¨¦s de su muerte en un canal de Berl¨ªn. En 1935, los nazis arrasaron la obra del arquitecto vanguardista. En los cincuenta, la RDA construy¨® un monumento nuevo, con plazas para m¨¢s camaradas.
A diferencia de la manifestaci¨®n del Primero de Mayo, resultado de una organizaci¨®n de la que pocos pod¨ªan escaparse, el encuentro junto a Karl y Rosa ten¨ªa en la RDA el car¨¢cter de una cita de convencidos, explica una ex ciudadana de Alemania del Este. Aquellos a los que no les importaba levantarse temprano y pasar fr¨ªo acud¨ªan al cementerio para desfilar ante una tribuna de autoridades el segundo domingo de enero. El ritual se resquebraj¨® cuando en ¨¦l aparecieron disidentes que reclamaban libertad de expresi¨®n. Tras la reunificaci¨®n adquiri¨® un protagonismo nuevo.
Los viejos conocidos se reencuentran. '?A qu¨¦ te dedicas ahora?', pregunta una soci¨®loga de la RDA a un antiguo dirigente de las juventudes comunistas. 'Vendo seguros', contesta el interpelado. 'Pareces un wessie', le espeta ella, refiri¨¦ndose al buen abrigo de pa?o azul que lleva. 'Todav¨ªa no he asimilado la reunificaci¨®n. Cada d¨ªa pienso en las contradicciones de nuestra sociedad', declara un antiguo profesor universitario, depurado por motivos pol¨ªticos tras la reunificaci¨®n.
Muchos llegan de otras ciudades, como la banda de m¨²sica de Schalmeier, un grupo de sindicalistas de aspecto combativo que soplan ritmos revolucionarios en sus trompetas y trombones, mientras el sombrero puesto en la calzada para financiar el viaje de regreso al suroeste de Alemania se llena a buen ritmo.
A media ma?ana entran en escena los manifestantes de los partidos pol¨ªticos de izquierda, marxistas-leninistas, que levantan el pu?o e invitan a la revoluci¨®n, comunistas turcos, miembros de los grupos denominados aut¨®nomos -temibles en sus enfrentamientos con manifestaciones de extrema derecha- y los independentistas kurdos, vigilados por un nutrido contingente policial.
La cita junto a Karl y Rosa fue ayer motivo para fant¨¢sticos retornos a los or¨ªgenes, como el del profesor canadiense Gottfried Paasche, que, en el centro cultural jud¨ªo de Berl¨ªn, habl¨® de su abuelo Hans Pasche, uno de los portadores del f¨¦retro de Rosa Luxemburgo, y que muri¨®, a su vez, asesinado en 1920.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.