Saramago anima a debatir y a cuestionar la realidad ante la falta de alternativas pol¨ªticas
Por segunda vez en poco m¨¢s de un a?o, Saramago volvi¨® a Bilbao a comparecer ante los medios de comunicaci¨®n en la Biblioteca de Bidebarrieta. En el sal¨®n de actos le esperaban decenas de periodistas, una asistencia que f¨¢cilmente triplicaba la media de las presentaciones literarias.
De La caverna -la historia de la lucha de un peque?o alfarero contra la brutal competencia de un centro comercial con el mito de la caverna de Plat¨®n como fondo - dijo que era una novela sencilla, profundamente dr¨¢matica, pero sin dramatismos. 'Es una situaci¨®n corriente de alguien que tiene su trabajo y lo pierde', explic¨®.
El centro comercial como s¨ªmbolo de la modernidad y el viejo oficio de alfarero, condenado a desaparecer, son los s¨ªmbolos con los que ha tejido una obra de m¨¢s de 400 p¨¢ginas. 'La mentalidad se formaba en una gran superficie que se llamaba catedral', a?adi¨®. 'Ahora se forma en otra gran superficie que se llama centro comercial'. En esta situaci¨®n, cree que el nombre de las personas cada vez importa menos y en su lugar la identidad reside 'en el n¨²mero de la tarjeta de cr¨¦dito'.
Literatura y pol¨ªtica
Saramago no defraud¨® las expectativas que su visita hab¨ªa generado. Perdi¨® el avi¨®n previsto por un despiste en el aeropuerto, pero el ligero retraso con el que lleg¨® a Bilbao no merm¨® su entusiasmo. Dice que acude a los actos p¨²blicos a hablar de literatura y siempre acaba hablando de pol¨ªtica. Y de ambas cosas lo hizo.
El escritor portugu¨¦s cree que vivimos tiempos de gran perplejidad, que han generado 'una especie de resignaci¨®n mundial'. En esa resignaci¨®n general, enmarca Saramago la alt¨ªsima abstenci¨®n registrada el domingo en las elecciones a la presidencia de Portugal. 'Pr¨¢cticamente el 50% de los electores se quedaron en casa Y uno puede empezar a preguntarse por qu¨¦', prosigui¨®. 'Yo creo que quiz¨¢ sea una consecuencia de que la gente se empieza a plantear si vale la pena ir a votar. La gente se da cuenta que en el fondo las cosas no cambian. El centro se est¨¢ ensanchando, quiz¨¢ entra por la derecha, quiz¨¢ entra por la izquierda y todo es centro'.
Saramago, miembro del Partido Comunista Portugu¨¦s, cree que ya no es posible hacer una revoluci¨®n porque el objetivo de derrumbar una multinacional es inalcanzable. 'El poder se desplaz¨® desde la pol¨ªtica al poder econ¨®mico', prosigui¨®. 'El poder pol¨ªtico casi no pinta nada, no pasa de ser un decorado'.
El escritor confes¨® que no tiene ni soluciones ni alternativas para responder a esta situaci¨®n, pero mostr¨® su rechazo a quedarse paralizados. Saramago anim¨® los seres humanos a custionarse los hechos que les rodean, a debatirlos y a analizarlos. 'Si no, no llegaremos a ninguna parte', concluy¨®. En su respuesta a una pregunta sobre la revoluci¨®n zapatista en Chiapas, tuvo las palabras m¨¢s cari?osas y halagadoras para sus l¨ªderes y sus fines. 'Es una revoluci¨®n hermos¨ªsima', asegur¨® antes de precisar que no se podr¨¢ trasladar a otros lugares.
La caverna fue publicada en Portugal a finales de noviembre y desde entonces su autor ha viajado sin parar por su pa¨ªs, Mozambique y Angola antes de ir a Brasil y a otros pa¨ªses latinoamericanos. La versi¨®n en espa?ol pudo estar en las librer¨ªas el 2 de enero, gracias a que la traducci¨®n fue realizada por Pilar del R¨ªo, la esposa de Saramago. En una semana la primera edici¨®n se agot¨®. All¨ª donde ha ido ha presentar La caverna -Madrid y Sevilla, antes que Bilbao- Saramago ha convocado a toda una legi¨®n de admiradores.
Antes de ser despedido con el publico aplaudiendo en pie en el Arriaga despu¨¦s de m¨¢s de hora y media de charla, Saramago record¨® que le gustar¨ªa que en su tumba se leyera 'Aqu¨ª yace indignado Jos¨¦ Saramago'. Ayer corrigi¨® el epitafio: 'Ya que estoy en Euskadi me agradar¨ªa a?adir que a los vivos s¨®lo les puede matar su propia muerte'.
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