Las primeras ferias, pendientes de que Agricultura decida qu¨¦ hacer con los toros

De momento, lo ¨²nico escrito que figura sobre la mesa son las peticiones que el pasado 8 de enero salieron de una reuni¨®n entre las distintas asociaciones del mundo taurino (es decir, empresarios, ganaderos, matadores, veterinarios y aficionados).

'La pelota est¨¢ en el tejado del Ministerio', dice el portavoz de la Asociaci¨®n de Ganader¨ªas, Jos¨¦ Garc¨ªa. Nuestras peticiones son precisas: 60.000 pesetas por canal (de toro o novillo), los gastos de la incineraci¨®n del ganado a cuenta del Ministerio de Agricultura y el transporte, a dividir en tres partes: ministerio, comunidades aut¨®nomas y empresarios. 'No hay nada firmado', toma la palabra Maximino P¨¦rez, 'y el tiempo se echa encima'.

En sentido parecido se expresa Jos¨¦ F¨¦lix Gonz¨¢lez, gerente de la plaza de Ajalvir. La feria en este pueblo madrile?o es, en sentido estricto, la primera (los d¨ªas 27, con una de rejoneo, y 28 de enero, la primera corrida de toros del a?o). 'Las peticiones son sensatas y coherentes. De lo contrario, se pierde dinero. Aunque, para ser sinceros, lo suyo ser¨ªa que el ministerio pagara todo. Los empresarios no tenemos por qu¨¦ correr con los gastos de algo que no hemos provocado', precisa Gonz¨¢lez.

'En total, entre encierros y corridas, 51 reses completan la feria de Valdemorillo. Es decir, proporcionalmente, casi tanto como en Valencia y Castell¨®n. Pese a ello, de momento, nada', insiste el empresario para dar calado al problema al que tendr¨¢ que enfrentarse a partir del 4 de febrero. En Valdemorillo se lidiar¨¢n tres corridas de toros y tres novilladas. 'Normalmente, de la venta de la carne se vienen a sacar entre tres y cuatro millones de pesetas. Ser¨ªa una cantidad de dinero que tendr¨ªa que restarse a los beneficios ?Qu¨¦ hacer entonces?'.

En la pregunta Maximino pone el acento en un lugar m¨¢s sensible que el simple desconocimiento. La perplejidad apunta, claro est¨¢, a su bolsillo. 'Por el contrato de la plaza, he pagado un total de 42 millones de pesetas. R¨¦stese ahora lo que dejo de ingresar por la venta de carne y lo que me costar¨ªa el transporte e incineraci¨®n del ganado lidiado'.

La soluci¨®n, en boca del empresario s¨®lo tiene un nombre: subvenci¨®n. 'De otra forma, y como sea que se modifican las condiciones que figuraban en el contrato que yo firm¨¦, me ver¨ªa obligado a dejar la plaza y suspender la feria', concluye. Un rizo m¨¢s al ya de por s¨ª nada sencillo asunto, est¨¢ el poco franqueable argumento de la falta de tiempo. 'De nada me sirve que la soluci¨®n venga, por ejemplo, el 2 de febrero. El tiempo juega en contra. Necesito saber qu¨¦ tengo que hacer para poder decidir si continuo o no. Y lo necesito saber ya. A fecha de hoy', contin¨²a, 'las distintas asociaciones est¨¢n reuni¨¦ndose con Agricultura. Por otro lado, el Ayuntamiento no dice ni hace nada a la espera de que se tome alguna decisi¨®n a nivel nacional. Ni unos ni otros'. En esta frase deja que el asombro tome las riendas.