Batalla legal tras adoptar por Internet
Una pareja brit¨¢nica y otra de California luchan por quedarse con dos gemelas que compraron en la Red
Belinda y Kimberley, dos gemelas estadounidenses de seis meses, tienen una madre biol¨®gica en California m¨¢s que dispuesta a perderlas de vista y otras dos mujeres, una brit¨¢nica y otra californiana, listas para batallar por ellas ante los tribunales. El caso pasar¨ªa por una de esas adopciones internacionales que se tuercen desde el principio de no ser porque las ni?as han sido ya utilizadas como moneda de cambio, en el sentido m¨¢s literal, un par de veces en su corta vida.
Vendidas al poco de nacer a trav¨¦s de Internet por algo m¨¢s de un mill¨®n de pesetas a Richard y Vickie Allen, un matrimonio residente en Estados Unidos, las peque?as fueron fotografiadas ayer en el domicilio de la pareja galesa formada por Judith y Alan Kilshaw. Un cambio ¨¦ste de continente y direcci¨®n logrado a base de pujar m¨¢s alto por la parejita: dos millones de pesetas. Mientras las gemelas duermen y su verdadera madre permanece en paradero desconocido, los Allen han denunciado al FBI el secuestro de las que consideran sus hijas. Una forma poco frecuente de defender una posible adopci¨®n.
La historia de Belinda y Kimberley hubiera permanecido tal vez oculta si no fuera porque su madre trat¨® de lucrarse con ellas. En Estados Unidos es posible hacerse con un hijo adoptivo elegido entre los menores ofrecidos en cualquiera de las m¨²ltiples empresas que anuncian este tipo de servicios en Internet. La transacci¨®n es legal siempre y cuando ambas partes lleguen a un acuerdo, y el matrimonio Allen crey¨® haber hecho realidad sus sue?os de paternidad cuando abon¨® el mill¨®n de pesetas pedido antes de que nacieran las gemelas. Una vez en casa de la pareja estadounidense, la madre pidi¨® llev¨¢rselas unos d¨ªas y ya no las devolvi¨®. Lo que el FBI deber¨¢ investigar ahora es si las ni?as fueron vendidas de nuevo dos meses despu¨¦s, esta vez a la pareja brit¨¢nica, a pesar de que la madre les hab¨ªa advertido al poco de dar a luz que sus hijas ten¨ªan ya padres adoptivos en su propio pa¨ªs.
Judith y Alan Kilshaw aseguran que no tienen nada que ocultar. Con tres hijos propios, llevaban m¨¢s de dos a?os intentando engendrar una ni?a y no lo dudaron un instante ante la posibilidad de adoptar a Belinda y Kimberly. 'Todo el proceso ha sido legal. A la madre de las ni?as no le gustaban los Allen y ejerci¨® el derecho que le otorgan las leyes californianas de recuperarlas. Nosotros pensamos, adem¨¢s, que les hemos dado una buena familia', asegur¨® anoche Judith Kilshaw mientras mostraba orgullosa a las peque?as. Desde Estados Unidos, Richard y Vickie Allen, convertidos en sus rivales, han rechazado sus alegaciones. Seg¨²n ellos, la pareja brit¨¢nica pag¨® a quien hizo falta para quitarles a las gemelas. 'Primero fueron secuestradas de California y trasladadas al Estado de Arkansas, que carece de jurisdicci¨®n para reclamarlas. Luego fueron compradas como si fueran un objeto. Los Kilshaw no repararon en medios para sacarlas del pa¨ªs sin tener potestad para ello'.
Para las autoridades brit¨¢nicas el conflicto es de lo m¨¢s delicado. Las adopciones selladas legalmente en Estados Unidos son ratificadas en el Reino Unido. Si los Kilshaw demuestran que todo el proceso fue leg¨ªtimo, tal vez puedan quedarse con las ni?as. De momento, ya han solicitado para ellas la nacionalidad brit¨¢nica. A pesar de tratarse de un caso excepcional con dos matrimonios pagando por los mismos beb¨¦s, el litigio ha reavivado la controversia acerca de lo dif¨ªcil que sigue resultando adoptar un hijo en territorio brit¨¢nico. Los Kilshaw aducen que recurrieron a Internet desesperados ante la lentitud del proceso en su propio pa¨ªs. Una opini¨®n que a lo mejor resulta interesada esta vez, pero compartida por multitud de compatriotas suyos forzados a esperar a?os la llegada de un hijo adoptivo.
Los datos oficiales m¨¢s recientes, publicados por el Gobierno en diciembre pasado, se?alan que s¨®lo consiguen ser adoptados hoy unos 6.000 menores al a?o en el Reino Unido. Hace dos d¨¦cadas la cifra superaba los 20.000. En un intento de enderezar las cosas y, sobre todo, de acabar con los t¨®picos que impiden a parejas de distinta raza, obesas, 'demasiado de clase media' o con 'muchos libros en casa' adoptar un peque?o, el Ejecutivo laborista ha unificado los criterios de selecci¨®n aplicados en Inglaterra y Gales. Lo de la clase social y los libros son dos quejas reales efectuadas por sendos matrimonios que vieron rotas sus ilusiones cuando el asistente social de turno desestim¨® as¨ª su solicitud.
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