El tacto de p¨¢ginas antiguas
La librer¨ªa Renacimiento, en Sevilla, cierra por el mal estado del inmueble, descuidado por sus due?os
Cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar visit¨® las tierras afectadas por el vertido t¨®xico de Aznalc¨®llar m¨¢s cercanas a Do?ana, en el verano de 1998, Manuel Chaves lament¨® que el presidente del Gobierno no hubiese encontrado un hueco para reunirse con ¨¦l. Para lo que Aznar s¨ª hizo sitio en su agenda fue para pasar por la librer¨ªa Renacimiento, en la c¨¦ntrica calle Mateos Gago, en el sevillano barrio de Santa Cruz. El presidente encabeza una lista interminable de clientes famosos de la tienda. Renacimiento es, desde 1982, una referencia ineludible para los aficionados al libro antiguo que visitan la ciudad.
Sin embargo, la pr¨®xima vez que Aznar quiera comprarle un libro a Abelardo Linares, el due?o de Renacimiento, tendr¨¢ que hacerlo, desgraciadamente, en la p¨¢gina web que ¨¦ste ha abierto en Internet (www.librer¨ªarenacimiento.com) porque la tienda, sede habitual de tertulias literarias y testigo del nacimiento de muchos nuevos libros, cerr¨® al p¨²blico el lunes.
El local que aloja la librer¨ªa, alquilado, sufre el abandono de los due?os del inmueble que, seg¨²n Linares, buscan la declaraci¨®n de ruina para derribarlo y construir una casa nueva en su lugar. Pura especulaci¨®n inmobiliaria.
Hace dos a?os que la casa no es reparada y las ¨²ltimas lluvias la han pillado con ventanas y balcones abiertos de par en par. Los charcos y goteras no han tardado en aparecer en la librer¨ªa, en el piso bajo, que no puede defenderse de lo que viene de los dos pisos superiores.
El penetrante olor a humedad y las estanter¨ªas medio vac¨ªas son s¨ªntomas del mal que sufre Renacimiento. En las mesas, Linares, de 48 a?os, ha colocado algunos libros, a¨²n h¨²medos, para que se sequen. La gota que ha colmado el vaso ha sido que el agua ha afectado este fin de semana a la instalaci¨®n el¨¦ctrica y la librer¨ªa se ha quedado sin luz. 'As¨ª no puedo seguir. Me llevo los libros antes de que se estropeen del todo', se lamentaba ayer Linares. 'La vida est¨¢ hecha de p¨¦rdidas. Cerrar la tienda supone cerrar una ¨¦poca de mi vida, pero no quiero ser demasiado sentimental. La vida es mucho m¨¢s que libros', dice Linares a modo de consuelo.
Renacimiento, en cualquier caso, pervive. La tienda dio origen en su d¨ªa a una floreciente editorial, del mismo nombre, que se estren¨® con Alberti y Gil Albert, y en la que han publicado autores de la talla de Luis Alberto de Cuenca, Jon Juaristi, Antonio Mu?oz Molina o Juan Luis Panero.
Y los aficionados al libro viejo seguir¨¢n alimentando sus colecciones a trav¨¦s del cat¨¢logo que Linares tiene en Internet, formado en gran parte por el mill¨®n de ejemplares que se trajo en 1995 de Nueva York, cuando adquiri¨® los fondos de la librer¨ªa Eliseo Torres, en el Bronx. El futuro pasa por las dos modernas naves industriales que Renacimiento tiene como sede en Valencina de la Concepci¨®n, a las afueras de Sevilla, en las que trabajan 12 personas.
'Pero, por muy bien que vayan las cosas en la Red', aventura Linares, 'se pierde el contacto personal con el cliente, la charla, la tertulia; y la cosa f¨ªsica que gusta del libro: verlos y tocarlos'.
Ese contacto personal que hubo con Aznar. Y con Saramago, Jorge Edwards, Octavio Paz, Rafael de Paula, Miguel Pardeza, Javier Gurruchaga o Mar¨ªa Kodama. Ninguno de ellos, habituales compradores en Renacimiento, podr¨¢n repetir sus visitas. El avance, el progreso, la modernidad, terminan con una librer¨ªa de viejo, cl¨¢sica referencia en la vida cultural de la ciudad. Un s¨ªmbolo m¨¢s que desaparece. Y van...
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