El 's¨ªndrome de los Balcanes'
El paso del tiempo y los acontecimientos sobrevenidos desde entonces han dejado muy atr¨¢s la tensa pol¨¦mica 'OTAN, s¨ª', 'OTAN, no'. Y aunque algunos pensemos que la OTAN, desaparecido el bloque rival al hundirse el muro de Berl¨ªn, ha perdido toda justificaci¨®n, el debate actual tiene una significaci¨®n que va mucho m¨¢s all¨¢ de las pol¨¦micas pasadas.
Estamos desliz¨¢ndonos por un terreno resbaladizo, que nos acerca a otro viejo debate, el de las guerras justas e injustas, con la aparici¨®n p¨²blica de una nueva y horrible definici¨®n: la guerra humanitaria. Se trata de dos t¨¦rminos ant¨®nimos. Las guerras, cualquier guerra, suponen la destrucci¨®n masiva de vidas humanas, generalmente inocentes. ?C¨®mo se puede hablar de guerras humanitarias? Esa denominaci¨®n podr¨ªa ser aceptada como una met¨¢fora para designar una acci¨®n extraordinaria contra el sida o contra el hambre, con poderosos medios econ¨®micos y cient¨ªficos de por medio. Pero aplicarla a lo que en definitiva es una matanza de seres humanos y una destrucci¨®n de riquezas, s¨®lo muestra el cinismo de que es capaz la mente de algunos para cubrir iniciativas, en cualquier caso nada humanitarias.
En realidad, tal definici¨®n de las guerras forma parte de una filosof¨ªa que va imponi¨¦ndose a pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n desde hace a?os y que parte de un principio: 'todo lo que hacen los EE UU es necesario y ben¨¦fico para el mundo y debemos apoyarlo ciegamente, aunque s¨®lo sea para evitar males mayores', filosof¨ªa que es un perfecto disparate, con el que algunos creen dejar cubiertas sus responsabilidades personales.
As¨ª nos damos de cara hoy con el grave problema del s¨ªndrome de los Balcanes. Pero hay que tener una d¨¦bil memoria para sorprenderse ante la magnitud de este asunto. No hace mucho conoc¨ªamos ya el s¨ªndrome del Golfo. Tras la guerra contra Irak se encontraron entre las tropas empleadas entonces s¨ªntomas que, seg¨²n todas las apariencias, eran muy semejantes a los casos que surgen hoy en Italia, B¨¦lgica, Portugal, Espa?a y otros pa¨ªses que participaron en los contingentes presentes en Kosovo. En esta ocasi¨®n, algunos medios de comunicaci¨®n m¨¢s independientes se hicieron eco de las quejas de los afectados en EE UU y Gran Breta?a. Pero pronto, quienes tienen poder para ello, echaron un velo de silencio sobre el asunto y de las v¨ªctimas propiamente iraqu¨ªes casi ni se habl¨® (tampoco ahora se habla de v¨ªctimas serbias y kosovares).
A¨²n no se sabe muy bien si la guerra del Golfo fue una de las guerras humanitarias de que ahora se habla o si fue una guerra para 'defender la democracia'. Sea como sea, Kuwait no era una democracia, sino una satrap¨ªa feudal instaurada por los vencedores de la Primera Guerra Mundial en el territorio de lo que era hasta ese momento una aldea de pescadores, cuyo subsuelo era un mar de petr¨®leo. A su vez, Irak era el pa¨ªs que hab¨ªa frenado el expansionismo militar del fundamentalismo isl¨¢mico. De ah¨ª que seamos muchos los que no dejamos de pensar que aquella guerra y el posterior e inhumano bloqueo de Irak no tienen otro objetivo que el control de las reservas de petr¨®leo.
En Yugoslavia no se sabe que haya petr¨®leo. El Estado yugoslavo fue una creaci¨®n ligada al Tratado de Versalles, que consagr¨® la derrota de los imperios alem¨¢n y austroh¨²ngaro, como lo fue Checoslovaquia. En la Segunda Guerra Mundial, Yugoslavia fue el pa¨ªs europeo ocupado por los nazis donde la resistencia alcanz¨® cotas m¨¢s elevadas. La Federaci¨®n creada por Tito a continuaci¨®n mantuvo unidos a los pueblos que la formaban. Despu¨¦s del hundimiento del muro de Berl¨ªn parece claro que las potencias derrotadas en ambas guerras lograron una revancha intrigando para dividir la Federaci¨®n yugoslava, contribuyendo poderosamente a la conversi¨®n de los Balcanes de nuevo en un foco de inestabilidad. Yugoslavia, tras haber estado entre los vencedores de las dos guerras, ha resultado en definitiva, tras la paz ¨²ltima, ser casi la ¨²nica perdedora.
Siempre critiqu¨¦ la guerra 'limpia' de la OTAN contra Serbia, consider¨¢ndola injusta, as¨ª como el papel de nuestro Gobierno. Pero ahora se est¨¢ poniendo en evidencia que no s¨®lo no fue limpia, sino tremendamente sucia. Se dice ahora que en el conflicto de Kosovo se lanzaron por EE UU 30.000 proyectiles con uranio empobrecido; antes, seg¨²n este mismo testimonio, se hab¨ªan lanzado 10.000 de esos mismos proyectiles en Bosnia. Parece que EE UU posee grandes reservas de ese material que le resultan muy baratas y adem¨¢s son muy eficaces para perforar el blindaje de los tanques. Y los norteamericanos sab¨ªan los peligros que ten¨ªa su utilizaci¨®n, de los que hab¨ªan advertido anteriormente a sus aliados, seg¨²n la prensa.
Parece evidente que el inter¨¦s era que este anuncio de peligrosidad no llegase al p¨²blico, pues iba a levantar fundadas dudas sobre el humanitarismo de la intervenci¨®n. Y el colmo de los colmos se ha producido en Espa?a, donde el ministro de Defensa ha asegurado que la informaci¨®n lleg¨® por v¨ªa militar, y ni el ministro anterior, ni el Gobierno se enteraron de ella. Ya es dif¨ªcil de aceptar que el Gobierno de los EE UU se salte a los Gobiernos y se dirija directamente a los Estados Mayores de los Ej¨¦rcitos aliados, porque si fuera verdad no ser¨ªamos otra cosa que provincias del Imperio. Pero, en ¨²ltimo caso, lo que a m¨ª me resulta imposible es aceptar que los mandos militares espa?oles ocultaran la informaci¨®n a su Gobierno. Al final de toda esta loca historia va a resultar que el chivo expiatorio sea el anterior ministro de Defensa, se?or Serra...
Hay que temer que la presi¨®n para silenciar este asunto se haga sentir m¨¢s fuertemente y que hasta le veamos desaparecer de los medios de comunicaci¨®n. Ya empiezan a invocar no s¨¦ qu¨¦ sentido de la responsabilidad, para callar lo que califican de histeria. Uno de los que exigen silencio -'no hablar sin conocimiento de causa'- es el f¨ªsico espa?ol Javier Solana, que orden¨® intervenir en Kosovo, en tanto que secretario general de la OTAN. Quiero creer que ni ¨¦l sab¨ªa que se utilizaban proyectiles de uranio empobrecido.
El sentido de responsabilidad, precisamente, de responsabilidad hacia nuestros soldados y sus familias obliga a no callar y a rechazar las conminaciones al silencio.
Son ya muchos los soldados que estuvieron en Kosovo aquejados de leucemia y otros c¨¢nceres que sospechan haberlos contra¨ªdo all¨ª. Y la alarma ha alcanzado proporciones mundiales, agrandadas incluso por los argumentos utilizados por la OTAN en un vano intento por calmar las inquietudes de la opini¨®n.
Dichos argumentos aseguran que 'no existe relaci¨®n de causa a efecto' entre el uranio empobrecido y la enfermedad.
Es cierto que yo, como miles de millones de habitantes de este planeta, no soy f¨ªsico nuclear. Pero, por Dios, en este siglo infinidad de gentes leemos prensa, libros, vemos informativos y tenemos algunas nociones sobre lo que es el uranio o el plutonio; sabemos que existe el uranio empobrecido y el enriquecido. La l¨®gica nos lleva a pensar que siendo el primero menos peligroso que el segundo, no por eso deja de ser un material radiactivo, aunque sus radiaciones sean m¨¢s d¨¦biles. Y pensamos que afirmar que no existen radiaciones es querer que comulguemos con ruedas de molino. Por eso tememos que la relaci¨®n de causa a efecto es posible y hasta probable.
La diputada socialdem¨®crata alemana Margot von Renesse, presidenta de la Comisi¨®n de ?tica del Bundestag, declara que el grupo parlamentario de su partido 'no hubiera autorizado la intervenci¨®n de tropas alemanas en Kosovo de haber sabido que se iba a utilizar munici¨®n radiactiva'. Von Renesse calific¨® el uso de ese tipo de munici¨®n como 'crimen de guerra'.
Y el ministro socialdem¨®crata de Defensa, Rudolf Scharping, ha pedido la moratoria de los proyectiles con uranio empobrecido.
Pienso que la opini¨®n p¨²blica necesita una satisfacci¨®n, que se haga toda la luz, que se supriman ese tipo de proyectiles y que tanto el Parlamento Europeo como los de cada Estado puedan discutir p¨²blicamente los objetivos y los m¨¦todos de la OTAN en esta etapa.
Los problemas de la Defensa no deben ser un misterio para los ciudadanos. No estamos en guerra, no existe una amenaza militar inminente sobre Occidente. Y debemos saber por qu¨¦ y para qu¨¦ estamos involucrados en una pol¨ªtica militar en la que parecemos simples comparsas.
Santiago Carrillo es ex secretario general del PCE y comentarista pol¨ªtico.
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