Sanidad crea en Vitoria la primera unidad espec¨ªfica para los enfermos mentales m¨¢s problem¨¢ticos
La planta baja del Hospital Psiqui¨¢trico de ?lava alberga esta unidad, que se pondr¨¢ en marcha el pr¨®ximo lunes con el ingreso de los primeros pacientes. Su capacidad es de 15 camas (14 de ellas en habitaciones individuales) y su plantilla se compone de 31 profesionales, entre ellos dos psiquiatras y un psic¨®logo. La inversi¨®n realizada para adecuar el centro asciende a 116 millones de pesetas, mientras que el coste econ¨®mico de la plantilla es de 180 millones.
La psicosis es la alteraci¨®n mental m¨¢s grave dentro de las patolog¨ªas psiqui¨¢tricas. Las personas que la padecen desvirt¨²an la realidad y la distorsionan por completo. Y a su vez, dentro de la psicosis, la refractaria es la variante m¨¢s grave porque los enfermos se pueden volver peligrosos para su entorno. El jefe de la nueva unidad, Edorta Elizagarate, concluye que la psicosis es 'la m¨¢s desestructurante, la m¨¢s invalidante y la m¨¢s devastadora de las enfermedades mentales'. En la actualidad, se calcula que uno de cada 125.000 ciudadanos padece esta patolog¨ªa.
El ingreso en la unidad se rige por tres criterios. En primer lugar, que el paciente est¨¦ diagnosticado de psicosis. A continuaci¨®n, que no haya cumplido el tratamiento prescrito donde le atienden habitualmente (con las consiguientes reca¨ªdas y fugas) y que durante los periodos de reca¨ªda muestre peligrosidad para s¨ª mismo o para otros. Como consecuencia, precisa cuidados durante un periodo m¨¢s prolongado que el que le pueden proporcionar los servicios convencionales. Hasta ahora, este tipo de pacientes eran atendidos en los servicios de psiquiatr¨ªa de los hospitales generales y en los centros de la red de salud mental extrahospitalaria.
Una comisi¨®n de ingreso y evaluaci¨®n dictaminar¨¢ los enfermos que pueden acceder a la unidad de psicosis refractaria. Esta comisi¨®n, integrada por especialistas del centro y familiares de los pacientes que pretenden entrar, gestionar¨¢ los ingresos y realizar¨¢ un seguimiento de las altas.
Comisi¨®n 'indispensable'
Seg¨²n Elizagarate, es 'indispensable' la existencia de este ¨®rgano porque 'unidades parecidas en Europa tienen un problema fundamental: se han ido convirtiendo en depositarios de pacientes, ya que la estructura psiqui¨¢trica m¨¢s convencional no los retomaba al terminar el tratamiento. Para que aqu¨ª no ocurra lo mismo, la comisi¨®n dir¨¢ el momento en el que los enfermos deben regresar a sus unidades de origen'.
En principio, recibir¨¢n atenci¨®n preferente las personas que padezcan psicosis esquizofr¨¦nica. La estancia se prolongar¨¢ entre tres y seis meses. Durante ese periodo, recibir¨¢n un tratamiento que se divide en tres fases. En la primera de ellas, primar¨¢ la utilizaci¨®n de los f¨¢rmacos, al tratarse del momento agudo de la patolog¨ªa. Posteriomente, el personal sanitario incidir¨¢ en la socializaci¨®n del paciente por medio de un trabajo psicoterap¨¦utico m¨¢s intensivo, cuyos elementos fundamentales son las t¨¦cnicas para reforzar en el paciente la detecci¨®n de los s¨ªntomas de su enfermedad. 'Se trata de que adquiera conciencia de lo que le est¨¢ ocurriendo', apunta Edorta Elizagarate.
Finalmente, en la tercera fase se prepara al enfermo para el alta. Es vital el trabajo de coordinaci¨®n con las unidades de referencia, es decir, con los servicios a los que retornar¨¢ el paciente. El responsable de la unidad precisa que hay que mantener una l¨ªnea de continuidad de cuidados con los profesionales que van a recibir al enfermo. 'En esta fase habr¨¢ que hilar muy fino para que el trabajo hecho en nuestro servicio no caiga en saco roto', se?ala.
La puesta en marcha de este servicio tiene su origen en una resoluci¨®n del Parlamento vasco de 1997 en la que se insta al Departamento de Sanidad a crear una unidad especializada que atienda a los enfermos mentales que precisan de cuidados especiales. El consejero de Sanidad, Gabriel Incl¨¢n, resalt¨® el papel de este tipo de servicios que permiten 'luchar contra la marginaci¨®n social que sufren estas personas. Es un deber ¨¦tico de toda sociedad'.
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