Tres desaf¨ªos
La televisi¨®n p¨²blica ha sido objeto de controversia durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, aunque s¨®lo en algunos momentos -como sucede ahora- tanto los medios de comunicaci¨®n como los l¨ªderes pol¨ªticos han dedicado una atenci¨®n prioritaria a esta cuesti¨®n. Los aspectos b¨¢sicos que deben resolverse son tres: un modelo de gobierno que garantice la independencia, una estrategia de programaci¨®n orientada a la emisi¨®n de programas de calidad y un sistema de financiaci¨®n que permita a los entes p¨²blicos contar con recursos suficientes, sin depender en exceso de los ingresos publicitarios.
El principal problema para generar consensos y encontrar soluciones proviene de la posici¨®n interesada de los principales protagonistas de los debates: en l¨ªneas generales, los gobernantes desean conservar el statu quo (televisiones p¨²blicas con mucha audiencia y bastante d¨®ciles al Ejecutivo) y los pol¨ªticos de la oposici¨®n reclaman una mayor objetividad e independencia.
Los consejos de administraci¨®n de las televisiones p¨²blicas reflejan la composici¨®n de los respectivos Parlamentos, lo que introduce las posibilidades de reforma de las televisiones p¨²blicas en un 'c¨ªrculo vicioso': las minor¨ªas de esos consejos reclaman que los Gobiernos no puedan controlar los contenidos informativos, pero s¨®lo pueden hacer efectivo su prop¨®sito cuando alcanzan la mayor¨ªa en el Parlamento, momento en el que comienza a convenirles que los canales p¨²blicos sean d¨®ciles al Ejecutivo.
La televisi¨®n p¨²blica tiene sentido si se convierte en una voz autorizada en el panorama audiovisual: si proporciona informaci¨®n que no responde directamente a intereses comerciales o pol¨ªticos, si emite programas diferenciados y de calidad, si es capaz de influir en los est¨¢ndares profesionales de los canales privados.
Quiz¨¢ esta ¨²ltima tarea pueda constituir la m¨¢s valiosa aportaci¨®n de los canales p¨²blicos: por ejemplo, en Gran Breta?a la calidad de los informativos de la BBC o de programas como Life on Earth han favorecido que los canales privados produzcan buenos programas de noticias y excelentes documentales de naturaleza; en Alemania, los reportajes de investigaci¨®n de las cadenas p¨²blicas ARD y ZDF llevaron a RTL a programar el prestigioso Spiegel TV.
Los canales privados no emiten contenidos de la mayor calidad posible, sino aquellos que les proporcionan una mejor relaci¨®n coste-audiencia; en cambio, las televisiones p¨²blicas no tienen una presi¨®n directa por la audiencia o por la rentabilidad. Esta realidad la resum¨ªa Michael Grade, antiguo director general del Channel 4, cuando analizaba el estilo de programaci¨®n caracter¨ªstico de los principales canales brit¨¢nicos: 'La BBC hace que todos nos comportemos honradamente'.
En Espa?a, el fen¨®meno ha sido casi el opuesto: los canales privados han ocasionado un deterioro de contenidos de los canales p¨²blicos; s¨®lo los informativos han escapado al descenso generalizado de la calidad de la programaci¨®n. De hecho, el ¨¦xito de los telediarios de TVE explica la fuerte inversi¨®n de los canales privados en sus servicios informativos.
El nuevo marco legal debe afrontar tres desaf¨ªos de gran calado:
1. Reforma del sistema de gobierno de los canales p¨²blicos. Los miembros de los consejos de administraci¨®n no deben ser elegidos s¨®lo por los partidos pol¨ªticos y en funci¨®n de su representaci¨®n parlamentaria. Como sucede en otros pa¨ªses europeos, instituciones de particular relieve y con respaldo social deben tener capacidad de nombrar a algunos miembros de esos consejos. As¨ª podr¨¢n exigir que los directores generales logren tres objetivos: a) m¨¢xima imparcialidad posible en los programas informativos; b) calidad en la programaci¨®n, y c) el cumplimiento del presupuesto.
2. Determinaci¨®n del tipo de contenidos. Los canales p¨²blicos deben poner especial ¨¦nfasis en programas informativos, culturales, educativos y en otros contenidos que favorezcan la solidaridad y la cohesi¨®n social; sin embargo, no pueden ser meros complementos de lo que no emitan los privados, porque se convertir¨ªan en ofertas minoritarias, con escasa capacidad de cumplir la funci¨®n de 'referente' para los dem¨¢s canales.
Calidad y altos ¨ªndices de consumo son objetivos compatibles: la pretendida incompatibilidad entre calidad y audiencia constituye una falacia que suele esconder falta de talento y excesivo ¨¦nfasis en los resultados a corto plazo.
3. Elaboraci¨®n de un plan de financiaci¨®n menos dependiente de la publicidad. En algunos pa¨ªses -como Gran Breta?a, Jap¨®n o Australia-, las televisiones p¨²blicas se financian ¨ªntegramente mediante impuestos o subvenciones. En otros casos -como Alemania, Canad¨¢ y Holanda- se establecen l¨ªmites estrictos a la publicidad, por lo que este tipo de ingresos no sobrepasa el 30% de los ingresos totales. Italia, con el 37%, y Francia, con el 50%, se encuentran en un grado mayor de dependencia publicitaria. En Espa?a, la publicidad ha supuesto estos ¨²ltimos a?os el 64% de los ingresos de RTVE.
S¨®lo si los canales p¨²blicos disponen de una subvenci¨®n suficiente y estable dejar¨¢n de convertirse en otros competidores m¨¢s del sector, preocupados por retener su audiencia a cualquier precio. Parece razonable que no se retrase m¨¢s la reforma de la televisi¨®n p¨²blica, de modo que RTVE y los canales auton¨®micos -por su independencia, por la calidad de sus programas y por su af¨¢n de servicio p¨²blico- se conviertan en un verdadero modelo para las dem¨¢s empresas de televisi¨®n.
Alfonso S¨¢nchez-Tabernero es decano de la Facultad de Comunicaci¨®n de la Universidad de Navarra.
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