Pur¨¦ de miserias
Sin ser ni puritanos ni puretas, se puede afirmar que algunas emisiones de Canal 9 son un puro pur¨¦ de miserias. El cerebro de quienes programan esas emisiones en la televisi¨®n auton¨®mica valenciana, tambi¨¦n. Aquellos irresponsables primeros y ¨²ltimos de la Administraci¨®n p¨²blica que nombran directores del ente televisivo vienen a ser casi un peligro social. Y de poco vale que recurran o se amparen en la maltratada libertad de expresi¨®n, porque esa misma libertad de expresi¨®n nos ampara para calificar sus actuaciones de tal guisa.
Sirven las broncas, los rifirrafes, la p¨¦sima educaci¨®n y el griter¨ªo delante de las c¨¢maras en bandeja. Convierten la imagen y la palabras en trama y trampa en la que se mezclan lo social con lo individual. Im¨¢genes y palabras que se cuelan con inmediatez en nuestros domicilios. El viernes pasado de este enero primero de siglo o milenio se lleg¨® al extremo de los golpes y los estirones de mo?o; se lleg¨® al cl¨ªmax m¨¢ximo en esa atm¨®sfera tabernaria y medio prostibularia en que se ambientan dichos programas, donde los temas no remontan el nivel de la bragueta o las bragas.Una verg¨¹enza televisiva y p¨²blica, pagada con dinero de los contribuyentes valencianos. Pero aqu¨ª ni dimite nadie ni se destituye a nadie, ni se suprime, con la inmediatez del rayo, el programa por pura profilaxis social. E imprimir el nombre del programa o la trivialidad inherente a quien lo dirige o presenta es como manchar el papel o embestir contra el decoro del lenguaje. Hablar de debate, di¨¢logo o discusi¨®n en ese contexto es un contrasentido.
Un puro pur¨¦ de miserias: suciedad con presencia de par¨¢sitos. Y es leve la calificaci¨®n de las emisiones, y es una valoraci¨®n clara y sencilla de muchos ciudadanos valencianos de cualquier signo pol¨ªtico o ideolog¨ªa. No es posible que esas emisiones configuren el modelo de comportamiento social, el sistema de valores sociales de la derecha gobernante que manda en la televisi¨®n: eso ser¨ªa como ofender a muchos votantes del Partido Popular, aunque sean miembros de dicho partido los responsables o irresponsables de dichas emisiones.
Estos ¨²ltimos irresponsables deber¨ªan de saber que los modelos de comportamiento social ya no se encuentran, se ofrecen o se asimilan en la escuela o en el seno de la familia. O si se ofrecen en el seno de la familia o la escuela, se ofrecen en escaso grado. Eso era antes, hace cincuenta o sesenta a?os; eso lo explica de forma ejemplar el cr¨ªtico literario Marcel Reich-Ranicki en uno de los cap¨ªtulos de su autobiograf¨ªa. Una biograf¨ªa complicada que atraves¨® los tiempos irrespetuosos de los nazis. El judio Reich-Ranicki escribe con ternura que el modelo escolar y el modelo familiar de sus compa?eros hitlerianos le salv¨® en su adolescencia de los atropellos antisemitas.
Aqu¨ª nadie nos salva o nos preserva del pur¨¦ de miserias, de la inmediatez de la imagen que se cuela por nuestras rendijas dom¨¦sticas, de los modelos televisivos que sustituyeron hace ya muchas d¨¦cadas los modelos familiares y escolares, de la utilizaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n de forma negativa como escribi¨® un d¨ªa Vict¨°ria Camps. Hoy la televisi¨®n de Canal 9 es el modelo, en horas de m¨¢xima audiencia, de comportamientos sociales que se dise?an con la bragueta, con la trivialidad, con la falta de educaci¨®n, con la suciedad, con el parasitismo y el estir¨®n de mo?o. Y ello acompa?ado del silencio c¨®mplice de los responsables.
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