Urzaiz y sus goles acaban con el Racing

El f¨²tbol, cuando se ausenta, puede convertirse en un c¨²mulo de circunstancias. Circunstancial fue que, al borde del descanso, Larrazabal, el futbolista m¨¢s impreciso del Athletic, midiera un centro, y que el futbolista m¨¢s an¨®nimo, Guerrero, lo cabeceara como en otros tiempos. Circunstancial fue que Larrainzar, otro jugador peleado con el bal¨®n, lo pusiera al fin de forma ortodoxa en la cabeza de Yeste, un estilista. Urzaiz resolvi¨® el asunto con una cuchara. Menos circunstancial fue el cabeazo majestuoso de Urzaiz en el tercer gol o el zambombazo de Amavisa, en el del Racing. Cuatro goles, y entre medio, nada. Ir y venir. El Athletic, casi vac¨ªo; y el Racing, con el miedo en el talego.

El f¨²tbol es as¨ª. A veces, tan generoso que si los futbolistas no pueden con ¨¦l, lo desatasca el ¨¢rbitro o la indulgencia. Medina Cantalejo hizo lo suyo al concebir la expulsi¨®n de Vales, la m¨¢s absurda del campeonato. La defensa del Racing puso el resto. El Athletic, con un futbolista menos, apel¨® a la ¨¦pica, un recurso adecuado en estado de necesidad, y el equipo de Gregorio Manzano no entendi¨® nada de lo que ocurr¨ªa sobre el c¨¦sped. En conclusi¨®n, m¨¢s goles que juego. Un v¨¦rtigo, un exceso de rentabilidad.