El desaf¨ªo de Terim
El t¨¦cnico turco del Fiorentina anuncia su marcha del club en pleno triunfo
Al entrenador turco del Fiorentina, Fatih Terim, le dicen El Emperador. El mote le viene desde que se sabe que en su habitaci¨®n acomoda de manera preferencial un busto de Napole¨®n.
Conjeturan muchos que fue bas¨¢ndose en las conocidas t¨¢cticas de combate de su admirado h¨¦roe que decid¨ªa los ataques cuando estaba en lo m¨¢s alto de la colina.
Seco, decidido y sin piedad, aprovech¨® el inesperado tercer puesto del que gozaba en la Liga con su equipo para liquidar al presidente de su club, el inefable productor cinematogr¨¢fico Vittorio Cecchi Gori, comunic¨¢ndole que no tiene intenciones de renovar el contrato que lo une al Fiorentina.
El portazo de Terim llega despu¨¦s de varios desencuentros con el presidente en los que debi¨®, m¨¢s de una vez, de levantar la voz para exigirle respeto y explicarle que el f¨²tbol no es un gui¨®n a medida y que los jugadores no son actores intercambiables seg¨²n su voluntad.
Los resultados hab¨ªan transformado los tiempos de escepticismo en d¨ªas de gloria al mismo tiempo que abr¨ªan el apetito y la codicia de clubes como el Milan, que comenzaron a identificar en el entrenador turco un objeto ex¨®tico, incontaminado y potable. Ideal para intentar un proyecto con ambiciones y personalidad.
El antecedente inmediato de Fatih Terim -la hist¨®rica conquista de la Copa de la UEFA con el Galatasaray- le permiti¨® contar con el cr¨¦dito inicial necesario para soportar los primeros inconvenientes de un medio tan dif¨ªcil como el del calcio. No obstante, Gori, no se ahorr¨® frases como: 'Que se conforme con los jugadores que tiene'; 'deber¨¢ pedirme perd¨®n por sus declaraciones si quiere que lo reciba'; 'si sigue hablando, lo echo'.
Terim mantuvo la calma y, sobre todo, se dedic¨® a aceitar los engranajes de su equipo, motivando a Rui Costa -discontinuo la mayor¨ªa de las veces-, redescubriendo a Chiesa -un goleador devaluado por las lesiones-, insertando al reci¨¦n llegado Nuno G¨®mes y vali¨¦ndose de la seguridad del portero Toldo.
Expresivo, simp¨¢tico e inteligente, Terim se fue ganado a la afici¨®n de Florencia, que, despu¨¦s del traspaso del goleador Batistuta, poco esperaba de esta temporada. Puso en el campo un equipo agresivo y ambicioso, con un estilo m¨¢s elaborado que el habitual en el f¨²tbol italiano; un equipo que supo golpear en los momentos claves y generar un entusiasmo imprevisto en la hinchada, que r¨¢pidamente convirti¨® en ¨ªdolo al entrenador turco.
Cuando las voces del mercado anunciaron a bombo y platillo que para El Emperador estaba listo el banquillo del Milan, Gori decidi¨® apurar un acuerdo y, esta vez s¨ª, recibir a su entrenador sin esperar disculpas de ¨¦ste.
Ya era tarde: Terim estaba en la parte alta de las clasificaciones y desde all¨ª dominaba toda la situaci¨®n.
No bastaron el aluvi¨®n de fashes y mensajes, la declaraci¨®n de amor de toda la ciudad, las pancartas y los v¨ªtores. La decisi¨®n estaba tomada hac¨ªa rato y el divorcio era inevitable. Despu¨¦s de tan solo cinco meses, Terim anunci¨® que al final del campeonato se alejar¨¢ del Fiorentina. Los dirigentes y los aficionados temieron una inmediata ca¨ªda del equipo, que, sin embargo, respondi¨® ayer con un muy digno empate, 0-0, en el terreno del Atalanta.
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