La gloria de un 'pincharrata'
Scaloni, un tipo aguerrido y fajador, da vida al Deportivo
Hace un par de temporadas, los jugadores del Deportivo se dispon¨ªan a saltar al campo antes de un partido, y uno entre ellos arengaba a los dem¨¢s como si fuese el l¨ªder del grupo. Aquel que gritaba en el t¨²nel de vestuarios '?venga, que hay que com¨¦rselos!' no era un veterano con mando en plaza, sino un chico de 20 a?os que apenas llevaba unos meses en el club. Un argentino, Lionel Scaloni, formado en los cuarteles de los Pincharratas, como llaman en su pa¨ªs a los hinchas de Estudiantes de La Plata, y que el pasado domingo se convirti¨® en el improbable salvador del Deportivo con los dos goles que le meti¨® al M¨¢laga.
No es la primera vez en esta temporada que Scaloni saca a su equipo de una situaci¨®n muy comprometida. En la Liga de Campeones, marc¨® en el ¨²ltimo minuto el gol de la victoria ante el Hamburgo en Riazor. Leo recibi¨® un bal¨®n en el v¨¦rtice del ¨¢rea y lo golpe¨® como si en aquel lance se dirimiese el destino de toda su vida. El ob¨²s entr¨® por la escuadra y, al t¨¦rmino del partido, cuando los periodistas le preguntaron si hab¨ªa colocado el tiro, el jugador contest¨® sin rodeos: 'No, no, no ... Yo pate¨¦ y cerr¨¦ los ojos. Lo otro no es para m¨ª'.
Scaloni, que tiene ahora 22 a?os, es muy consciente de sus limitaciones. Sabe que las sutilezas t¨¦cnicas no forman parte de su talento natural y que para destacar en el f¨²tbol tiene que esforzarse el doble que los dem¨¢s y mostrar m¨¢s car¨¢cter que nadie. Cuando le fich¨® el Depor, en diciembre de 1997, sacrific¨® las vacaciones de Navidad, se mud¨® de inmediato a A Coru?a y estuvo una semana entren¨¢ndose solo.
Desde Argentina, su padre lo azuzaba a diario para que no bajase la guardia. Ese car¨¢cter indesmayable, esa estampa de tipo fajador que sale siempre a pecho descubierto, debi¨® de forjarse entre los consejos paternos y la dura escuela de Estudiantes, aquel equipo que a finales de los 60, con Bilardo de caudillo, se echaba al campo armado de objetos punzantes.
Aunque haya heredado ese esp¨ªritu aguerrido, Scaloni, en cambio, no es un futbolista violento. Pero la vena pincharrata le ha jugado alguna mala pasada fuera del campo: durante las celebraciones por el ¨²ltimo t¨ªtulo de Liga, desat¨® un esc¨¢ndalo en Vigo por proferir consignas insultantes contra el Celta desde el balc¨®n del Ayuntamiento de A Coru?a. Y es que ya lo dice el primer principio del bilardismo: al enemigo, ni agua.
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