La sombra de Blair
La espada de Tony Blair ha ca¨ªdo por segunda y definitiva vez sobre Peter Mandelson, su m¨¢s estrecho colaborador pol¨ªtico. La s¨²bita y forzada dimisi¨®n del ministro para Irlanda del Norte abre un socav¨®n en el Gobierno laborista brit¨¢nico, con proyecci¨®n en varios frentes. Su trascendencia se har¨¢ evidente en los meses que quedan antes de las elecciones, previstas para mayo. Mandelson, estratega pol¨ªtico relevante y pieza clave en la renovaci¨®n laborista y su arrasadora victoria en los comicios de 1997, iba a ser el cerebro de la pr¨®xima campa?a electoral de su partido.
La segunda ca¨ªda del ministro m¨¢s controvertido -impopular entre los ciudadanos, pr¨ªncipe de las tinieblas para alguna prensa- se debe a su implicaci¨®n en la concesi¨®n de pasaporte brit¨¢nico a un magnate indio envuelto en Delhi en asuntos de tr¨¢fico de armas, y que para mayor inri contribuy¨® con 250 millones de pesetas a la edificaci¨®n del fiasco londinense conocido como C¨²pula del Milenio, tema en su momento a cargo de Mandelson. El ya ex ministro hizo que subordinados suyos mintieran al Parlamento y ¨¦l mismo lo hizo a la prensa sobre la naturaleza e intensidad de sus gestiones.
El caso de Mandelson es llamativo: en 1998 ya tuvo que abandonar el Gabinete por no declarar un pr¨¦stamo de m¨¢s de 100 millones de pesetas de otro ministro laborista, Geoffrey Robinson, sometido entonces a investigaci¨®n. Ins¨®litamente, Blair le rescat¨® menos de un a?o despu¨¦s para la crucial cartera del Ulster. Pero dos errores vinculados al dinero son demasiados para un ministro, sobre todo bajo un jefe de Gobierno que pretende hacer de la transparencia p¨²blica uno de los pilares de su ejecutoria.
El impacto de la salida de Mandelson en la l¨ªnea de flotaci¨®n gubernamental no concierne s¨®lo a la inminente campa?a para la reelecci¨®n de un Blair cada vez m¨¢s objetado, aunque claramente por delante en los sondeos. O a la pol¨ªtica de Londres en Irlanda del Norte, donde sus indudables logros han quedado aparcados por el inacabable pulso entre cat¨®licos y protestantes sobre la reforma de la polic¨ªa y el control de las armas del IRA. Su sombra se extiende tambi¨¦n a la cuesti¨®n decisiva del euro. Mandelson era el m¨¢s proeurope¨ªsta de los ministros, y Blair ha prometido un refer¨¦ndum sobre la incorporaci¨®n de su pa¨ªs a la moneda europea tras las elecciones. Cualquiera de los candidatos destinados ahora a transmitir a los esc¨¦pticos brit¨¢nicos su fe en la divisa de la UE -y el m¨¢s probable es el canciller del Exchequer y n¨²mero dos del Gabinete, Gordon Brown- estar¨¢ cuando m¨¢s la mitad de convencido sobre sus virtudes que el amigo defenestrado.
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