HABLAN LAS V?CTIMAS DE MELIT?N MANZANAS
La primera Medalla de Oro al M¨¦rito Civil, que ha concedido el Gobierno a una v¨ªctima del terrorismo de ETA, ha reca¨ªdo en alguien verdaderamente singular, alguien cuyo solo nombre ha logrado revolver la memoria de nuestro pasado m¨¢s oscuro: el polic¨ªa torturador Melit¨®n Manzanas.
'RECUERDO AL POBRE JOS? RAM?N REKALDE DESFIGURADO POR LAS MAGULLADURAS, CON LA CAMISA ROTA'
Los dem¨®cratas vascos, tan golpeados por el terrorismo de hoy, apenas salen de su asombro del reconocimiento de los m¨¦ritos de Melit¨®n Manzanas, personaje de acreditada biograf¨ªa como polic¨ªa torturador durante la dictadura. Sindicalistas, nacionalistas, miembros del PSOE y del PCE, pasaron por las implacables manos de Melit¨®n Manzanas y soportaron sus temidos interrogatorios en las comisar¨ªas de Ir¨²n y San Sebasti¨¢n. La despertada memoria de aquellos a?os de plomo determina a algunas de sus v¨ªctimas a recuperar, en primera persona, las sensaciones del dolor y la humillaci¨®n a las que fueron sometidos. Otros prefieren ocultarse, ?todav¨ªa! detr¨¢s de un velo de silencio, de pudor y dignidad.
La pol¨¦mica medalla al M¨¦rito Civil concedida al polic¨ªa Manzanas viene a cerrar el c¨ªrculo imposible de la biograf¨ªa honor¨ªfica de este siniestro personaje. Porque su terrible eficacia policial est¨¢ acreditada por un total de 50 felicitaciones p¨²blicas, otorgadas por el r¨¦gimen franquista junto con otra singular condecoraci¨®n: la Cruz del M¨¦rito Policial, con distintivo rojo que la dictadura le concedi¨® en 1964. Para entonces Melit¨®n Manzanas dirig¨ªa la represi¨®n en Euskadi como jefe de la Brigada Pol¨ªtico Social de San Sebasti¨¢n.
Hab¨ªa iniciado su carrera en el Cuerpo General de Polic¨ªa de Ir¨²n, en 1938, donde instal¨® uno de sus temidos centros de interrogatorios y desde donde colaborar¨ªa, activamente, con los nazis durante los a?os de la Segunda Guerra Mundial. Manzanas simultaneaba su trabajo policial con negocios poco claros que le supusieron la apertura de un expediente disciplinario. Dicho expediente se cerr¨®, oportunamente, a ra¨ªz de su ascenso y traslado a San Sebasti¨¢n, donde ser¨ªa el brazo derecho del gobernador civil Valencia Ram¨®n. Los polic¨ªas F¨¦lix ?balos, Antonio Murga, Eloy Palomo, Jes¨²s Ortega, P¨¦rez Abril y Sierra Gabalz¨®n formaban su equipo, se encargaban de interrogar a los detenidos antes de que pasaran por las manos de Manzanas. Una vez terminado el trabajo los polic¨ªas frecuentaban, junto a su jefe, el Bar Regio de San Sebasti¨¢n. Enfundado en su gabardina blanca, calada una boina negra que enmarcaba su cara redonda, Manzanas chiquiteaba tambi¨¦n en algunos bares de la parte Vieja: 'Alardeaba, en voz alta, de las redadas y haza?as que llevaba a cabo y algunos nos pudimos poner a salvo escuchando de su propia boca los planes que preparaba' asegura un veterano militante comunista que prefiere mantener, a¨²n hoy, su anonimato.
Lenchu, la hija del fallecido presidente del PSOE, Ram¨®n Rubial, recuerda las palabras que salieron de la boca de su padre el d¨ªa que ETA asesin¨® a Melit¨®n Manzanas: 'Ese era un torturador, mala gente... Lo dijo en voz baja, pero muy clara, porque mi padre era una persona a la que no le gustaba recordar los sufrimientos del pasado'. A finales de 1944, fracas¨® el intento de fuga de Ram¨®n Rubial en un campo de trabajo instalado en la Babcock & Wilcox cerca de Oyarzun, en las pe?as de Aya. Melit¨®n Manzanas se encarg¨® de conducir al dirigente socialista hasta San Sebasti¨¢n. Seg¨²n Lenchu, su padre le cont¨® que ya en sus dependencias de la Brigada Pol¨ªtico-Social, Manzanas le tortur¨® reiteradamente. 'Mi padre nunca quiso contarnos a la familia lo que le hizo Manzanas, que le interrog¨® personalmente, pero s¨¦ que sufri¨® mucho'.
Otras voces surgen desde el silencio que ahora se rompe. Una, bien precisa, es la de Jokin Itza, veterano militante del PNV, que coincidi¨® en la c¨¢rcel de Ondarreta con algunas personas de diversas organizaciones que pasaron por las manos del polic¨ªa. 'A Timoteo Plaza, un militante comunista de Elizondo, le dieron una paliza tremenda. A otro de Elgoibar, Amanci Conde, que particip¨® en la huelga del 47, casi le matan de las palizas que le dieron. Y recuerdo muy bien a Juan Aguirre, de Erandio, que cuando sali¨® de la checa de Melit¨®n Manzanas pesaba treinta kilos menos que cuando entr¨®, y... Mi compa?ero Juancho Aguirre se estremec¨ªa cont¨¢ndome c¨®mo Manzanas tortur¨® al jefe de los anarquistas vascos, Auspicio Ruiz'. El viejo militante nacionalista asegura que el polic¨ªa ahora condecorado tortur¨® incluso a mujeres y da nombres y apellidos: 'Mar¨ªa y Carmen Villar, de Vergara, y la madre de Miren Askarate, miembro de la Academia de la Lengua Vasca...'
En 1956 cae en las manos de Manzanas alguien insospechado para quienes s¨®lo han relacionado al detenido con el mundo de la literatura: el escritor Luis Mart¨ªn Santos, consagrado por su novela Tiempo de silencio. Cay¨® porque era el responsable del PSOE en Guip¨²zcoa y uno de los que trabajaban en la reconstrucci¨®n del partido en el interior del pa¨ªs. Su hermano Leandro recuerda como el padre de ambos, general de Sanidad en el frente del Ebro, se present¨® en la Direcci¨®n General de Seguridad, con el uniforme de general y todas sus medallas, para pedir la libertad de su hijo Luis sin lograr nada... Pero es en la segunda detenci¨®n, en San Sebasti¨¢n, cuando Luis Mart¨ªn Santos es interrogado personalmente, por Melit¨®n Manzanas... Su hermano Leandro asegura que Luis nunca le habl¨® de torturas y hace una afirmaci¨®n sorprendente: 'De torturas nada de nada; adem¨¢s Melit¨®n Manzanas era un simple polic¨ªa de fronteras y todo lo que se est¨¢ haciendo ahora contra ¨¦l es un montaje'... Sin embargo, el doctor Luis Galuf, amigo personal de Luis Mart¨ªn Santos establece una versi¨®n bien diferente: 'A Mart¨ªn Santos lo detuvo Manzanas, pero Luis consigui¨® escapar de la comisar¨ªa y pudo ir a su casa, para esconder la m¨¢quina de escribir y sus papeles en el transformador de los aparatos de rayos X de su padre. A m¨ª me cont¨® luego como fue la primera parte de su interrogatorio y me dijo que Manzanas le hab¨ªa torturado; pero nunca me quiso decir lo que le hab¨ªan hecho.'
Versiones mucho m¨¢s contradictorias aparecen en la periferia de luchador antifranquista de Enrique M¨²gica. El entonces militante del PCE y hoy Defensor del Pueblo, niega de forma tajante y escueta cualquier relaci¨®n con Melit¨®n Manzanas y mucho menos las torturas a las que, seg¨²n algunos testimonios de la ¨¦poca, fue sometido: 'Nunca le conoc¨ª, nunca me detuvo, nunca me tortur¨®', asegura M¨²gica. Sin embargo, son varias las versiones de militantes del PCE que consideran 'realmente imposible' que M¨²gica no conociera a Melit¨®n Manzanas y atestiguan haber estado junto a M¨²gica 'a la misma hora y en el mismo bar en el que Manzanas acud¨ªa para espiarnos'. Teo Uriarte, en su d¨ªa miembro de la Bitziar-Tip¨ªa que decidi¨® el atentado contra Melit¨®n Manzanas, sonr¨ªe: '?Es imposible, imposible que M¨²gica no conociera a Melit¨®n Manzanas!'
En la ca¨ªda del PCE, a principios de 1960, Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle, el periodista recientemente asesinado por ETA, dio con sus huesos en la c¨¢rcel de Martutene. Antes hab¨ªa pasado por la checa de Manzanas. Quienes le pudieron visitar despu¨¦s comprobaron que ten¨ªa los pies en carne viva, que le hab¨ªa interrogado aplic¨¢ndole cigarrillos, descargas el¨¦ctricas... Xavier Apaolaza, militante del PNV no olvidar¨¢ jam¨¢s los tres d¨ªas que pas¨® soportando las torturas que le aplicaba Manzanas: 'Fue muy duro lo que nos hicieron en aquella comisar¨ªa de San Sebasti¨¢n. Nos golpearon brutalmente y luego Manzanas me coloc¨® un bol¨ªgrafo entre los dedos de una mano y comenz¨® a apretarme las u?as haciendo girar el bol¨ªgrafo... Sent¨ª un dolor insoportable'...
Ildefonso Poncho, Aguirre, miembro de la escisi¨®n del PNV hacia EGUI (embri¨®n de lo que ser¨ªa m¨¢s tarde la primera ETA) recuerda con precisi¨®n sorprendente sus dos ca¨ªdas en manos de Manzanas. Y eso a pesar de que entonces ten¨ªa 31 a?os, hoy 70. 'Recuerdo con horror, aquellos interrogatorios de Manzanas por las tardes, cuando empezaban los golpes, las patadas salvajes, los insultos soeces... La segunda vez que ca¨ª me obligaron a desnudarme, me ataron de pies y manos, me arrodillaron sobre un mont¨®n de gravilla, me presionaban los pies, me daban tortazos tremendos. Manzanas me dec¨ªa que la hija que esperaba mi mujer no era m¨ªa, que era de Julen Madariaga, porque un d¨ªa le hab¨ªan visto salir de casa. Me imped¨ªan dormir y Manzanas me peg¨® con una porra de goma porque no le entend¨ª lo que le preguntaba. Una vez que se me cayeron los calzoncillos, mientras estaba atado de rodillas sobre la gravilla, Manzanas y todos se re¨ªan de mis genitales'. Poncho Iriarte recuerda, viv¨ªsimamente, el aspecto lamentable que ten¨ªan los rubios, 'porque los rubios enseguida se amoratan con los golpes, y recuerdo al pobre de Jose Ram¨®n Rekalde desfigurado por las magulladuras, con la camisa rota y destrozada, y al pobre de Julen Madariaga con las gafas rotas, que no ve¨ªa nada porque era miope, y a Rafa Albizu, y vi a muchos j¨®venes torturados, porque Manzanas se ensa?aba sobre todo con los trabajadores'.
Mar¨ªa Jes¨²s ten¨ªa 20 a?os y era militante del PCE cuando conoci¨® al polic¨ªa torturador: 'El personalmente me peg¨® de forma brutal en los interrogatorios. Me llamaba la puta del Partido, era un hombre s¨¢dico y cruel, era una aut¨¦ntica fiera'. Chus no se olvida de que cuando la trasladaron a la c¨¢rcel de Ventas enseguida fue a visitarla su abogado, Jos¨¦ Ram¨®n Rekalde, este socialista luchador y veterano que hace poco estuvo a punto de perder la vida a manos de ETA.. Chus Mu?oz, como todos los supervivientes del polic¨ªa torturador, est¨¢ estupefacta ante la decisi¨®n del Gobierno de condecorar a Manzanas: 'Esos partidos que han aprobado esa ley y el Gobierno que ha decidido aplicarla, deber¨ªan de haber evitado esa afrenta, por respeto a nuestra dignidad y a la democracia'.
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