Porto Alegre: otro mundo es posible
El estr¨¦pito medi¨¢tico con el que se est¨¢ celebrando la conferencia de Davos contrasta con el silencio, o todo lo m¨¢s el sonido tenue, con el que hasta ahora se ha recibido la cumbre de Porto Alegre (Brasil), que tiene lugar durante los mismos d¨ªas y con los mismos temas de discusi¨®n, bajo el lema de Otro mundo es posible. Las mismas fechas y el mismo programa, pero casi nada m¨¢s de id¨¦ntico.
La historia es la siguiente: hartos de la cr¨ªtica de que su ¨²nica acci¨®n es la protesta, los cr¨ªticos a una forma de entender la globalizaci¨®n y el neoliberalismo decidieron llevar a efecto, a partir de este a?o, una reuni¨®n que les convocase para analizar, debatir y proponer alternativas al pensamiento econ¨®mico dominante. Y entendieron que deb¨ªan hacerlo al mismo tiempo que sus antagonistas ideol¨®gicos para que los contrastes fueran expl¨ªcitos, netos, y tener la oportunidad de compararse.
As¨ª, si la reuni¨®n de Davos la convoca el Foro Econ¨®mico Mundial, la de Brasil lo hace el Foro Social Mundial; si la primera se celebra en Suiza, el norte geopol¨ªtico, la segunda se convoca en Porto Alegre, capital del Estado de R¨ªo Grande do Sul, el m¨¢s meridional de Brasil, junto a la frontera de Argentina y Uruguay. Porto Alegre recibe a los conferenciantes desde una alcald¨ªa gobernada por una coalici¨®n de izquierdas, al frente de la cual est¨¢ el Partido de los Trabajadores en la persona de Marta Suplicy, una figura de la nueva izquierda brasile?a de gran carisma. Si a los Alpes suizos asiste una combinaci¨®n de l¨ªderes de opini¨®n, empresarios, jefes de Estado, ministros de Hacienda, intelectuales, etc¨¦tera, no menos heterog¨¦nea y abigarrada es la que ha llegado a Porto Alegre: sindicalistas, ecologistas, intelectuales, partidarios de la tasa Tobin, movimientos sociales, ONG... Entre las paradojas m¨¢s curiosas est¨¢ la que compete al Gobierno franc¨¦s, que ha dividido sus delegaciones: Fabius y Moscovici, ministros de Econom¨ªa y de Asuntos Europeos, a Davos; y Huwart y Guy Hasco?t, ministros de Comercio Exterior y de Econom¨ªa Solidaria, a Porto Alegre. Kofi Annan, secretario general de la ONU, asistir¨¢ a Davos no sin antes haber enviado un mensaje de adhesi¨®n al Foro Social.
Ser¨ªa maniqueo entender que todos los asistentes a Davos son neoliberales irredentos, y los de Porto Alegre nost¨¢lgicos de la autarqu¨ªa y antisistema. En uno y otro lugar hay posturas matizadas aunque, como ha dicho alguien, a Suiza van los satisfechos y a Brasil los que no lo est¨¢n. En el Foro Econ¨®mico Mundial se discute este a?o c¨®mo sostener el crecimiento y disminuir las desigualdades, mientras que en Porto Alegre las ponencias tratan de construir un sistema de producci¨®n de bienes y servicios para todos, traducir el desarrollo cient¨ªfico en desarrollo humano, los fundamentos de la democracia y de un nuevo poder, o c¨®mo asegurar el derecho a la informaci¨®n y la democratizaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n. En un lugar se hablar¨¢ m¨¢s de la nueva econom¨ªa, aunque habr¨¢n de tener en cuenta la realidad de que apenas un 6% de la poblaci¨®n mundial (unos 360 millones de personas sobre 6.000 millones) tiene en la actualidad acceso a Internet, representaci¨®n concreta de la revoluci¨®n tecnol¨®gica, seg¨²n los datos proporcionados la semana pasada por la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT).
En el otro extremo del mundo pesar¨¢n m¨¢s las desigualdades: el n¨²mero de pobres se ha duplicado en el planeta desde 1974; la mitad de la poblaci¨®n mundial, unos 3.000 millones de personas, tiene que sobrevivir con menos de 500 pesetas al d¨ªa; y uno de cada dos de esos pobres no llega a ganar ni un d¨®lar diario. Junto a esas cifras se da un constante descenso de la ayuda al desarrollo, que ha retrocedido al nivel m¨¢s bajo de los ¨²ltimos 50 a?os.
?Por qu¨¦ hablar de Davos y no de Porto Alegre?
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