En el centenario de Jimena Men¨¦ndez-Pidal
El 31 de enero de 1901 naci¨® Jimena Men¨¦ndez-Pidal. Su recuerdo permanece vivo entre los que tuvimos la fortuna de estar vinculados a ella; pero las fechas se?aladas proporcionan la ocasi¨®n de ampliar y difundir la memoria de personas singulares en un pa¨ªs con propensi¨®n al olvido.
Es siempre dif¨ªcil reflejar en unos p¨¢rrafos la vida y el car¨¢cter de cualquiera, pero cuando la personalidad que se busca definir es tan rica y multiforme como la de Jimena, la dificultad crece. Por otra parte, silenciarla es imposible.
La dedicaci¨®n primordial de Jimena Men¨¦ndez-Pidal fue la ense?anza, a la cual sab¨ªa dar un sentido trascendental. Comenz¨® muy joven en el Instituto-Escuela, donde lleg¨® a dirigir la secci¨®n de p¨¢rvulos, en unos preciosos pabellones dise?ados por los arquitectos Arniches y Dom¨ªnguez y en cuya distribuci¨®n, as¨ª como en el mobiliario, ella tom¨® parte activa. A partir de 1940 continu¨® en el colegio Estudio, que ser¨ªa durante cincuenta a?os el eje en torno al cual gir¨® su vida.
Unas condiciones precarias rodearon a este grupo de profesores que se lanzaron a la aventura
Era hija de Mar¨ªa Goyri, tambi¨¦n mujer extraordinaria y una de las primeras universitarias espa?olas, y de Ram¨®n Men¨¦ndez-Pidal, brillante investigador desde su juventud y a lo largo de su larga vida. Jimena conservaba muchos recuerdos de la infancia: la presencia valiosa y cercana de la abuela materna, los veranos en El Paular, el jard¨ªn del parvulario Froebel instalado en la Normal de la calle San Vicente, con las ventanas del Museo Pedag¨®gico al fondo. M¨¢s tarde fue alumna de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, a la cual sus padres estaban estrechamente vinculados, y siempre recordaba las clases de don Francisco Giner de los R¨ªos, que ser¨ªa para ella ejemplo durante toda la vida. Tambi¨¦n asisti¨® a las clases que el Instituto Internacional de Boston ofrec¨ªa a ni?as espa?olas y en el cual colaboraban -adem¨¢s de personas significativas, como Mar¨ªa de Maeztu o Mar¨ªa Goyri- las universitarias que ocupaban la residencia de se?oritas desde 1915.
Los a?os de profesora en el Instituto-Escuela fueron para Jimena el comienzo prometedor de una actividad pedag¨®gica ordenada, seria, imaginativa, creadora. En el Instituto fueron frecuentes las representaciones teatrales con los alumnos, era una innovaci¨®n siempre impregnada de un marcado sentido pedag¨®gico; en 1932 se puso en escena La p¨¢jara pinta, de Alberti, en las dos ¨²nicas representaciones que se han dado del texto.
Su matrimonio con Miguel Catal¨¢n, profesor tambi¨¦n del Instituto-Escuela -que lleg¨® a ser un destacado cient¨ªfico adem¨¢s de excelente maestro-, fue una continuaci¨®n de la actividad educativa de ambos, en un ambiente que presagiaba otro impulso m¨¢s al renacer cient¨ªfico y cultural de la Espa?a de aquella ¨¦poca, hasta que la guerra del 36 destruy¨® aparentemente todo lo laboriosamente forjado -de modo especial en el campo educativo- desde el nacimiento de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza.
Jimena no se resign¨®. Respaldada por un grupo de profesores del Instituto-Escuela, retom¨® todo aquello en lo que cre¨ªan en materia de educaci¨®n, buscando al mismo tiempo con la fundaci¨®n del colegio Estudio, en 1940, una especie de reducto protector. Fueron unas condiciones precarias, en medio de una sociedad cochambrosa y hostil, las que rodearon a este grupo de profesores que se lanzaron a la aventura. Y la aventura sali¨® muy bien. Es cierto que Jimena estuvo respaldada sobre todo por sus inseparables colaboradoras ?ngeles Gasset y Carmen Garc¨ªa del Diestro. Las tres formaban un grupo arm¨®nico y complementario, lo cual fue uno de los factores que permitieron el ¨¦xito del colegio y la superaci¨®n de las dificultades de diverso orden que acarrearon sobre todo las sucesivas crisis de desarrollo: en 1950, el traslado al Instituto Internacional de Boston, reci¨¦n recuperado, que cedi¨® generosamente sus locales a Estudio. En estos a?os cristalizar¨ªa el Auto de Navidad, que se ha convertido en una de las se?as de identidad visibles del colegio, que desde entonces se representa cada mes de diciembre en el paraninfo del instituto. En la d¨¦cada de los sesenta vino la gran ampliaci¨®n y un nuevo traslado al hermoso edificio de Aravaca, dise?ado por Fernando Higueras, antiguo alumno del colegio. Jimena supo -supieron las tres- afrontar todas las dificultades que se presentaron: en primer lugar, las econ¨®micas; adem¨¢s, la multiplicaci¨®n de alumnos, nuevas familias, nuevos profesores... 'Con estos bueyes tenemos que arar', repet¨ªa con frecuencia ante situaciones adversas.
A partir de los a?os setenta70, Jimena, junto a un grupo de amigos, dedica buena parte de sus ilusiones y esfuerzos, con la pasi¨®n que sab¨ªa poner en lo que emprend¨ªa, a la recuperaci¨®n del monasterio de Buenafuente, en la provincia de Guadalajara, para su comunidad a punto de extinguirse, y para instalar en ¨¦l un centro de retiro, meditaci¨®n y oraci¨®n. El grupo de amigos que labor¨® con ella fue siempre entra?able compa?¨ªa.
Cumplidos ya los 80 a?os, se lanz¨® a renovar el m¨¦todo de aprendizaje del Colegio Estudio -en pleno momento de prestigio-, comenzando por la primaria. Con su ilusi¨®n y su ¨ªmpetu fue capaz de entusiasmar a un grupo de maestras que trabajaron intensamente con ella en unos seminarios dentro de la escuela y desde all¨ª perfil¨® nuevos m¨¦todos, invent¨® nuevos recursos y actividades, que en s¨ª mismos piden siempre renovaci¨®n y evoluci¨®n, y mantienen de ese modo su vigencia.
Es dif¨ªcil encontrar ejemplos de fe, entusiasmo y tes¨®n como el de Jimena Men¨¦ndez-Pidal, que, manteniendo siempre su esp¨ªritu de colaboraci¨®n sin ning¨²n af¨¢n de lucimiento o protagonismo, es un nombre clave en la pedagog¨ªa del siglo XX y un ejemplo de personalidad austera intachable y en¨¦rgica, dotada al mismo tiempo de gran sensibilidad y agudo sentido del humor. Es una de las personas que permiten mantener la confianza en el g¨¦nero humano.
Elvira Onta?¨®n es miembro de la Fundaci¨®n Estudio y de la Fundaci¨®n Francisco Giner de los R¨ªos.
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