Oro y ocio
La edad de oro, la civilizaci¨®n del ocio, eran las profec¨ªas para el a?o 2000. Hab¨ªa razones: el trabajo ser¨ªa f¨¢cil, suave y bien pagado porque la m¨¢quina desplazar¨ªa la fuerza f¨ªsica y la inteligencia de la persona. Al tiempo se multiplicar¨ªa la producci¨®n de alimentos: gracias a la t¨¦cnica; se acabar¨ªan las zonas de hambre. La base, m¨¢quinas y transg¨¦nicos, ha llegado: no el oro y el ocio (salvo el ocio inm¨®vil y amargo del parado y el jubilado).
Le¨ª aqu¨ª que la General Electric despide 75.000 trabajadores: elegir¨¢ los mayores y los menos ¨²tiles (se han creado los 'expertos en recursos humanos', mejores que los jefes de personal; los despedidos probablemente nunca m¨¢s tendr¨¢n posibilidad de trabajar. Su ocio ser¨¢ un llanto; y su oro, el que solt¨® el moro -no repito la frase popular por disgusto est¨¦tico, pero se entiende-).
En cuanto a las zonas del hambre, de ellas vienen estos moros y todos los americanos y los chinos. Hay un error que se alimenta continuamente -s¨®lo se alimentan los errores- que es el de creer que para alimentar a quienes pasan hambre bastar¨ªa con aumentar la producci¨®n: cuanta m¨¢s haya, m¨¢s acapararemos los privilegiados, m¨¢s les quitaremos y m¨¢s carabineros pondremos en nuestras fronteras para que no desplacen hasta aqu¨ª sus est¨®magos inconsolables.
Uno de los pol¨ªticos m¨¢s sagaces en esta cuesti¨®n es Aznar, el m¨¢s en¨¦rgico del mundo (quiz¨¢ el segundo, despu¨¦s del presidente de Estados Unidos y sus autoridades de migraci¨®n), que adem¨¢s ha creado una escuela entre sus ministros y sus gobernadores civiles (ahora se llaman otra cosa, pero son lo que fueron los gobernadores civiles y jefes provinciales del Movimiento), en lo cual es insustituible la ret¨®rica. La de 'Espa?a va bien' -o sea, la edad de oro- y la de su ley de inmigrantes. ?sta es una cuesti¨®n muy interesante: el valor del vocabulario y su evoluci¨®n en el terreno en el que medra mejor, el de la mentira. Antes se iba inventando un lenguaje pol¨ªtico por el que se entend¨ªa lo contrario de lo que se dec¨ªa; luego, otro para que no se entendiera nada; y ahora hemos llegado a otro que es mero disparate, pura tonter¨ªa. Con el tiempo, la educaci¨®n es peor, y tenemos en el Gobierno a los peores alumnos de antes. Vendr¨¢n peores. (No salgo del tema: la edad de oro y el ocio era la trampa para contrapesar el 'para¨ªso de los trabajadores' y aproximar la lejan¨ªsima promesa del cielo).
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