Con el despido tras la oreja
El enfriamiento econ¨®mico norteamericano empieza a traducirse en reducciones masivas de empleo en las grandes multinacionales
La industria estadounidense est¨¢ en plena recesi¨®n. La actividad manufacturera ha decrecido por sexto mes consecutivo y, aunque el potente sector de servicios mantiene un buen paso, cunde la sospecha de que el conjunto de la econom¨ªa se adentra en una fase recesiva. Se trata de una situaci¨®n que nadie era capaz de predecir en septiembre pasado, cuando las cifras oficiales de crecimiento superaban el 5% y el consumo se disparaba. Las malas noticias comenzaron a gotear el trimestre pasado, y no ha habido apenas tiempo para hacerse a la idea de que llegaban los despidos. Ahora han llegado por decenas de miles y el impacto ha sido tremendo. 'La situaci¨®n es casi de p¨¢nico', seg¨²n Mark Oldman, director ejecutivo de Vault.com, una empresa de colocaci¨®n de personal a trav¨¦s de Internet.
Si los despidos se mantienen al ritmo actual, el da?o sobre la confianza de los consumidores ser¨¢ irreparable -
La ola de despidos ha sido repentina y ha afectado a los grandes nombres: DaimlerChrysler, Lucent, AOL Time Warner... Un elemento adicional ha contribuido a amplificar las noticias: por primera vez, los medios de comunicaci¨®n figuran entre los m¨¢s afectados. El proceso de consolidaci¨®n en grandes grupos y el crecimiento de las plantillas para la expansi¨®n en el ¨¢rea digital ha expuesto a la prensa y a las empresas informativas, que ya han perdido globalmente 4.200 empleos. Las cadenas de televisi¨®n CNN y NBC est¨¢n sufriendo severas regulaciones de empleo, y, dado el encarecimiento del papel y el descenso del mercado publicitario (un 2,5% en conjunto en el ¨²ltimo a?o), se teme que la prensa escrita siga los pasos de la audiovisual. Los periodistas se sienten directamente amenazados y dan una especial relevancia a las noticias sobre p¨¦rdidas de empleo.
Todo se conjuga para crear un ambiente general de pesimismo. Tras una d¨¦cada de expansi¨®n que parec¨ªa interminable gracias a las nuevas tecnolog¨ªas, los hogares estadounidenses est¨¢n muy endeudados. La deuda media contra¨ªda en tarjetas de cr¨¦dito apenas superaba los 2.000 d¨®lares por hogar en 1990. En el a?o 2000 super¨® los 8.000 d¨®lares (casi 1,4 millones de pesetas). El ahorro, muy bajo, suele estar depositado en acciones o fondos de inversiones que valen mucho menos que hace un a?o. Los ciudadanos no est¨¢n preparados para perder su empleo o para buscar uno peor pagado. La reacci¨®n autom¨¢tica es cortar el grifo del gasto, lo cual agrava el peligro de recesi¨®n.
'Es un efecto domin¨®: llegan los despidos, la gente pierde confianza y gasta menos, las ventas de las empresas se reducen, hay m¨¢s despidos y prosigue el c¨ªrculo', explica Louis Crandall, economista jefe en Wrightson Associates. En ese contexto, el descenso de los tipos de inter¨¦s desencadenado por la Reserva Federal puede tener un efecto positivo en las bolsas, pero quiz¨¢ resulte poco perceptible en la econom¨ªa real. 'Si uno cree que su empleo est¨¢ en peligro, ?estar¨¢ dispuesto a pedir un cr¨¦dito al banco, incluso si ¨¦ste lo ofrece en t¨¦rminos muy favorables?', se pregunta Jared Bernstein, economista del Instituto de Pol¨ªtica Econ¨®mica. 'Si los despidos se mantienen a este ritmo, el da?o sobre la confianza de los consumidores ser¨¢ considerable', a?ade.
Las cosas no sol¨ªan ser tan bruscas en el pasado. Las regulaciones de empleo y los cierres afectaban primero a las peque?as empresas, y s¨®lo cuando la econom¨ªa estaba en su momento m¨¢s bajo llegaban los despidos masivos en las grandes compa?¨ªas. Esta vez, los grandes se han adelantado a los acontecimientos. General Motors esper¨® a hundirse en p¨¦rdidas en 1990 para despedir, en la regulaci¨®n m¨¢s dura de la historia (por ahora) a 70.000 de sus empleados. El pasado mes de diciembre, sin embargo, despidi¨® a 15.000 trabajadores casi inmediatamente despu¨¦s de anunciar que 2000 hab¨ªa sido uno de los a?os m¨¢s rentables para el gigante automovil¨ªstico. Gracias a la informatizaci¨®n y a Internet, las empresas conocen en tiempo real su situaci¨®n: el nivel de ocupaci¨®n de sus almacenes, la cartera de pedidos y las previsiones de su ¨¢rea comercial. La reacci¨®n, por tanto, es mucho m¨¢s r¨¢pida.
Tambi¨¦n son mucho m¨¢s selectivos los mecanismos de regulaci¨®n de empleo. Antes se daba por supuesto que los empleados m¨¢s recientes eran los m¨¢s expuestos al despido y que los cuadros medios estaban casi a salvo. Eso ha dejado de suceder: la informatizaci¨®n ha acabado con muchos empleos administrativos incrustados en la jerarqu¨ªa, y requiere, en cambio, de los conocimientos de los empleados m¨¢s jovenes, los m¨¢s familiarizados con los ordenadores e Internet.
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