El PA pact¨® con los socialistas su distanciamiento y se comprometi¨® a avisar de futuras t¨¢cticas
Tres d¨ªas despu¨¦s de que se celebrar¨¢ la comida entre los cuatros dirigentes, la ejecutiva nacional del PA aprob¨® una declaraci¨®n de renuncia expresa al papel de bisagra, o comod¨ªn, que le ha permitido repetir legislatura en la Junta y colarse en algunas alcald¨ªas con PSOE y PP. El propio Antonio Ortega anunci¨® que la 'ambig¨¹edad del andalucismo es ya prehistoria' y subray¨® lo que ser¨¢ a partir de ahora el eje de todas sus acciones: 'Tenemos alternativas distintas a las del PSOE, diferencias claras, y no estamos bajo la tutela de nadie'.
Seg¨²n fuentes de la ejecutiva andalucista, el giro estrat¨¦gico est¨¢ determinado por la imagen de partido subsidiario del PSOE que cada vez proyecta con m¨¢s fuerza en el electorado, y el desgaste de la ¨²ltima crisis interna, que ha culminado con la reciente salida del partido del que fuera candidato a la Junta en los comicios auton¨®micos de marzo pasado, Pedro Pacheco.
Respecto al primero de los condicionantes, las luces de alarma se han encendido al analizar sondeos muy recientes encargados por otros partidos y una encuesta cualitativa de elaboraci¨®n propia. De los datos se desprende que la gesti¨®n del PA en el Gobierno andaluz, donde controlan dos consejer¨ªas, apenas es percibida por los ciudadanos, quienes, adem¨¢s, censuran la ambig¨¹edad de los nacionalistas por su marcada vocaci¨®n de ¨¢rbitros.
Antes de hacer p¨²blica la determinaci¨®n de dar un vuelco al enfoque de su pol¨ªtica, el PA comunic¨® su prop¨®sito al socio mayoritario del Gobierno en el mencionado almuerzo, que finaliz¨® con un doble compromiso: las maniobras de distinci¨®n no derivar¨¢n nunca en un enfrentamiento que afecte a la estabilidad del Ejecutivo y el PSOE conocer¨¢ con anterioridad cualquier movimiento de envergadura.
Normalidad
Fuentes andalucistas aseguraron que los socialistas acogieron las nuevas directrices con normalidad, t¨¦rmino que unos d¨ªas m¨¢s tarde emple¨® la vicesecretaria socialista, Mar¨ªa del Mar Moreno, al referirse al anunciado desmarque de sus aliados tanto en la Junta como en los ayuntamientos. No obstante, algunos dirigentes del PSOE han mostrado cierta preocupaci¨®n, ya que esta voluntad de diferenciase corre el riesgo de que, a la postre, sea confundida con una crisis de la coalici¨®n de Gobierno. De hecho, en la ¨²ltima reuni¨®n del comit¨¦ de enlace (¨®rgano que coordina el pacto), miembros andalucistas defendieron sus posturas con una significativa dureza. Es por eso, a?aden las mismas fuentes, que en los pr¨®ximos meses el PA tendr¨¢ que esforzarse en hallar el punto de equilibrio que le permita compaginar su ansiada promoci¨®n partidaria con las responsabilidades de gobierno.
Los nacionalistas cuentan con dos meses para calibrar las posibilidades, ya que el punto de arranque ser¨¢ el primer domingo de la primavera, en el que habitualmente se celebra el D¨ªa del Partido Andalucista. Mientras, elaborar¨¢n documentos y tomar¨¢n posturas de todos los asuntos andaluces, con una especial insistencia, dicen, en resaltar sus se?as de identidad. En la estrategia de poner barreras al abrazo del oso socialista, el PA no descarta un golpe de efecto, una vez que la legislatura est¨¦ m¨¢s avanzada. Antonio Ortega podr¨ªa dejar su cargo en la consejer¨ªa de Relaciones Institucionales y entregar el testigo a otro compa?ero de partido. De esta forma, el secretario general tendr¨ªa manos libres para construir su pr¨®xima candidatura a la Junta en las elecciones de 2004, si finalmente es el elegido.
Meses antes de los comicios de marzo de 2000, Pedro Pacheco, entonces candidato, intent¨® una cosa parecida. El jerezano quer¨ªa pactar la ruptura con el PSOE en el Gobierno de coalici¨®n y reforzar as¨ª su figura durante la campa?a, pero tanto Ortega como Rojas-Marcos impidieron lo que no lleg¨® a pasar de mera hip¨®tesis, al avisar personalmente al propio Chaves de las intenciones de su presidenciable.
El mel¨®n de la candidatura del PA en las auton¨®micas est¨¢ a¨²n por abrir. Y, con toda seguridad, ocasionar¨¢ fuertes tensiones, habida cuenta de la resistencia de la llamada vieja guardia andalucista, que lidera Rojas-Marcos, a que el secretario general sea el aspirante a la presidencia de la Junta. Pese a las declaraciones p¨²blicas de Ortega y del presidente, las relaciones entre ambos no son buenas y entre los partidarios de uno y otro late una pronunciada pugna por el control del partido.
En este contexto, Antonio Ortega medita la conveniencia de volver a formar parte del comit¨¦ de enlace, que abandon¨® para acentuar su posici¨®n de m¨¢ximo dirigente andalucista, colocarse al mismo nivel que Chaves y, de paso, arrastrar en su salida a Alejandro Rojas-Marcos, cuyos cometidos en calidad de presidente del PA quedaron definidos en el 12? congreso de octubre como honor¨ªficos y protocolarios. El regreso al ¨®rgano de coordinaci¨®n del pacto de Gobierno devolver¨ªa a Ortega el protagonismo de la interlocuci¨®n con el PSOE.
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