Soberbia pol¨ªtica
Cuando la pol¨ªtica se transforma en intransigencia el espect¨¢culo est¨¢ servido, y entonces la sociedad asiste at¨®nita a un baile de disparates directamente proporcionales a la responsabilizada pol¨ªtica de quien los protagoniza. Lo que viene ocurriendo en Espa?a con el debate y la reciente entrada en vigor de la Ley de Extranjer¨ªa va a recordarse durante muchos a?os como uno de los mayores ejercicios de soberbia pol¨ªtica, un aut¨¦ntico c¨²mulo de insensateces que sirven para establecer la enorme distancia que separa a muchos gobernantes de la sociedad a la que dicen servir. Es entonces cuando las ideas se prostituyen, los principios se difuminan y aparece la verdadera dimensi¨®n de cada cual.
Despu¨¦s de insistirnos con machacona insistencia en eso de la 'defensa del inter¨¦s general', que igual serv¨ªa para ver f¨²tbol por televisi¨®n como para privatizar empresas, ahora parecen haber olvidado esa misma frase y tan hermoso concepto. ?No hay mayor inter¨¦s general que defender los derechos y hasta la vida misma de m¨¢s de cien mil inmigrantes en toda Espa?a, que a golpe de ley este Gobierno ha convertido en sombras, amenazadas con la expulsi¨®n, en manos de explotadores y condenadas a la mayor de las marginaciones?
As¨ª las cosas, la entrada en vigor de la Ley de Extranjer¨ªa ha abierto en la sociedad entera una enorme brecha cuya verdadera dimensi¨®n s¨®lo puede escapar a quienes permanecen engrandecidos por su propia sombra y alejados de la calle, hasta el punto que se puede afirmar con rotundidad que esta ley est¨¢ condenada a su m¨¢s absoluto fracaso porque, elaborada como lo ha sido desde la arrogancia pol¨ªtica, va a conseguir justo lo contrario de lo que dice pretender. ?Qu¨¦ sentido tiene entonces aprobar una ley de imposible cumplimiento, que viene cosechando un rechazo social generalizado y cuyo efecto inmediato es provocar sufrimiento y desasosiego en decenas de miles de personas? Posiblemente la explicaci¨®n la tengamos en las propias limitaciones de quien manda, que necesita que sepamos que manda y tiene poder.
Mientras nos alertaban de una supuesta invasi¨®n ¨¢rabe de inmigrantes llegados en pateras hasta nuestras costas, nos hemos enterado de que s¨®lo de Ecuador han llegado en los dos ¨²ltimos a?os m¨¢s de cien mil inmigrantes, todos ellos transportados en lineas a¨¦reas como Iberia. Cuando nos restregaban un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n que este pa¨ªs iba de f¨¢bula, ten¨ªamos que asistir al sepelio de doce ecuatorianos arrollados por un tren en un paso a nivel para darnos cuenta de que la riqueza de nuestro pa¨ªs est¨¢ basada en el esfuerzo callado de decenas de miles de inmigrantes que, con frecuencia, en condiciones de semiesclavitud, se han convertido en el soporte de sectores econ¨®micos clave para nuestro pa¨ªs, y tambi¨¦n de la Comunidad Valenciana.
Hace dos a?os que organizaciones como Alicante Acoge denunciamos la llegada masiva y a trav¨¦s de redes mafiosas de miles de ecuatorianos a toda Espa?a, en condiciones tan precarias que les convert¨ªa en v¨ªctimas f¨¢ciles de todo tipo de explotadores. Nadie nos hizo caso. Pocos meses despu¨¦s y cuando esta llegada era un aut¨¦ntico r¨ªo de gentes que hu¨ªan de un pa¨ªs en ruina, volvimos a llamar la atenci¨®n sobre la situaci¨®n tan precaria de estos miles de ecuatorianos en Alicante, y la subdelegaci¨®n del Gobierno ignor¨® nuestra llamada, emitiendo una nota de prensa en la que volv¨ªa a alertar de la invasi¨®n magreb¨ª. Y sin embargo ahora todos muestran su enorme cinismo al descubrir que en Espa?a pueda haber cerca de cien mil sin papeles, s¨®lo de Ecuador. Y cuando el se?or Fern¨¢ndez Miranda anima a los ayuntamientos a incumplir leyes y a hacer a¨²n m¨¢s penosa la vida de estas personas impidiendo hasta su empadronamiento en unos pueblos en los que est¨¢n perfectamente integrados, cuando invita a los inmigrantes con una gigantesca desfachatez a volver a su pa¨ªs aumentando con ello sus penalidades, como si hubieran venido a Espa?a de juerga, se le olvida un peque?o detalle: todos estos ecuatorianos han venido con un visado expedido en los consulados espa?oles en su pa¨ªs, volando con frecuencia en l¨ªneas a¨¦reas espa?olas y cruzando la frontera legalmente por aeropuertos como Barajas. Por lo tanto, es imposible que en el Gobierno, en el Ministerio de Asuntos Exteriores responsable de la emisi¨®n de visados, en el Ministerio del Interior bajo cuyo control est¨¢n las fronteras, y hasta incluso en el mismo Ministerio de Comercio y Turismo encargado de registrar la llegada de personas procedentes de otros pa¨ªses, desconocieran esta situaci¨®n. Pero era mejor mirar hacia otro lado, respaldar la pol¨ªtica del FMI en Ecuador y al mismo tiempo permitir que ese 15% del PIB espa?ol que la OCDE calcula que se debe a la econom¨ªa sumergida, sustentada en su mayor parte en inmigrantes, siga creciendo, para que nuestro presidente del Gobierno siga repitiendo que nuestro pa¨ªs va de narices.
Frente a tanta mezquindad se est¨¢ produciendo un hecho de una extraordinaria importancia que puede convulsionar una sociedad an¨®mica y a muchos pol¨ªticos ensimismados. El paso adelante que miles de inmigrantes est¨¢n dando en numerosas ciudades para llamar la atenci¨®n sobre su insoportable situaci¨®n puede llegar a convertirse en una oc¨¦ano de contestaci¨®n que acabe por hacer tambalear una Ley de Extranjer¨ªa que nunca debi¨® de llegar a aprobarse. Porque no puede haber mayor iniquidad que deso¨ªr la petici¨®n de miles de inmigrantes que piden poder trabajar en condiciones dignas en esos trabajos que todos sabemos que, de una manera u otra, van a seguir desempe?ando. Impedir que trabajen dignamente, privarles de ser autosuficientes evitando as¨ª que vivan de la caridad o en la marginalidad, permitiendo con ello que sigan explotados, va a tener un coste pol¨ªtico que algunos altos cargos de este Gobierno, en privado, no quieren asumir.
En la Comunidad Valenciana somos muchos los que creemos que el Gobierno de Aznar tiene que tener el valor de hacer con su Ley de Extranjer¨ªa lo mismo que ha hecho el Gobierno de Zaplana con su disparatada Gu¨ªa de Salud para Inmigrantes. Porque gobernar, mandar, es tambi¨¦n tener la capacidad de rectificar y dialogar, aunque sean cualidades que hoy en d¨ªa no abunden.
Carlos G¨®mez Gil es director t¨¦cnico de Alicante Acoge.
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