Pol¨ªtica y el¨¦ctricas
Al final, los intereses empresariales se impusieron a los imperativos pol¨ªticos. La ruptura de la fusi¨®n entre Endesa e Iberdrola, decidida ayer por los consejos de administraci¨®n de ambas compa?¨ªas el¨¦ctricas, se debe, seg¨²n explicaron ambos presidentes, a que las condiciones impuestas por el Gobierno para autorizar la fusi¨®n son m¨¢s duras de lo que pod¨ªan soportar las empresas como criterio de rentabilidad aceptable para sus accionistas. ?sta es una de las pocas lecturas favorables que pueden hacerse de esta fusi¨®n abortada: tanto Endesa como Iberdrola han pensado al final en los intereses de sus accionistas (que desde el anuncio de la operaci¨®n les hab¨ªan castigado sistem¨¢ticamente en Bolsa) antes que en la conveniencia de sus directivos o de los beneficios en abstracto de una concentraci¨®n empresarial.
Mart¨ªn Villa y Oriol explicaron ayer p¨²blicamente por qu¨¦ ten¨ªan que renunciar al proyecto. La raz¨®n principal es que las condiciones de competencia marcadas por el Consejo de Ministros del pasado viernes 'modifican la ecuaci¨®n de canje de la operaci¨®n' en detrimento de los accionistas. La explicaci¨®n es plausible, pero ¨¦ste no es el ¨²nico flanco posible de an¨¢lisis. Hay que preguntarse, por ejemplo, c¨®mo es posible que los responsables de Endesa e Iberdrola no tuvieran en cuenta desde el comienzo de la operaci¨®n que el Gobierno estaba obligado a imponer limitaciones severas en nombre de la competencia. Si la fusi¨®n estaba dise?ada con m¨¢rgenes tan estrechos de viabilidad, en t¨¦rminos pol¨ªticos y meramente empresariales se merec¨ªa el fracaso que finalmente ha cosechado.
Pero el peor sabor de boca de este episodio lo deja la extra?a confusi¨®n de la pol¨ªtica de competencia seguida por el Gobierno. Es probable que ahora se esgriman argumentos maquiav¨¦licos para explicar c¨®mo se utiliz¨® el argumento de competencia para frustrar la fusi¨®n. Pero quedan en pie dos hechos contra los que cabe escasa argumentaci¨®n: que el Gobierno autoriz¨® una operaci¨®n que el Tribunal de Defensa de la Competencia hab¨ªa rechazado en primera instancia y que suaviz¨® las condiciones que el TDC consideraba exigibles para dar luz verde a la fusi¨®n. Pocos podr¨¢n decir hoy con precisi¨®n cu¨¢l es el criterio del Ejecutivo de Aznar en lo que a competencia se refiere. La confusi¨®n de sus principios y decisiones ha sido tan evidente que no es de extra?ar que Endesa e Iberdrola aludan a la inseguridad jur¨ªdica como otra de las grandes causas del fracaso de la concentraci¨®n.
Un fracaso de esta envergadura debe pasar facturas, pol¨ªticas y empresariales. Porque hay evidencias suficientes para asegurar que el presidente del Gobierno patrocinaba la fusi¨®n que ha resultado frustrada. Endesa e Iberdrola tambi¨¦n tendr¨¢n que pagar parte de los costes. Sobre todo Iberdrola, que queda ahora como el eslab¨®n d¨¦bil de la cadena, presa f¨¢cil para una OPA bien estudiada. La situaci¨®n de su presidente, ??igo Oriol, no es precisamente c¨®moda.
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