Un libro recoge la historia y las leyendas de la Casa de Pilatos
Pocos saben que las cenizas del emperador Trajano, que el I Duque de Alcal¨¢ y virrey de N¨¢poles, Per Af¨¢n de Ribera, hab¨ªa trasladado en una hornacina hasta la Casa de Pilatos de Sevilla en el siglo XVI, se encuentran desperdigadas en el jard¨ªn de la mansi¨®n por un descuido de una sirvienta que en el siglo XIX all¨ª las arroj¨®. Curiosidades como ¨¦sta y otras, rigurosamente hist¨®ricas o puramente anecd¨®ticas, se pueden encontrar en el libro La Casa de Pilatos (historias y leyendas), escrito por el que fuera archivero durante 32 a?os de la Casa Ducal de Medinaceli, Joaqu¨ªn Gonz¨¢lez Moreno.
'En la Casa de Pilatos la historia est¨¢ mezclada con la leyenda. El mismo nombre es puramente legendario', comenta el autor, que tras 16 a?os de jubilaci¨®n se decidi¨® a escribir las vivencias que hab¨ªa tenido en el palacio en una obra de edici¨®n propia. Datos hist¨®ricos e historias de las personas que all¨ª trabajaron se entreveran en el texto del ex archivero de los duques de Medinaceli.
'El palacio no tiene nada que ver con el pretorio de Jerusal¨¦n. La leyenda sobre el V¨ªa Crucis desde la casa a la Cruz del Campo surge 100 a?os despu¨¦s de la muerte del primer marqu¨¦s de Tarifa, Fadrique Enr¨ªquez de Ribera, su constructor, a quien se atribuye la fundaci¨®n del camino de la cruz en Sevilla a su regreso de Tierra Santa', cuenta Gonz¨¢lez Moreno, que en sus a?os de archivero descubri¨® que, al igual que ocurre en los monumentos funerarios egipcios, una vez al a?o un rayo de sol penetra por un orificio de la baranda de la azotea e ilumina el altar de la capilla.
Adem¨¢s de reunir datos sobre la configuraci¨®n arquitect¨®nica del edificio, sus sucesivas reformas y ampliaciones y sus magn¨ªficas estatuas, artesonados y salones, Gonz¨¢lez Moreno relata las vivencias de las personas que trabajaron en el palacio, 'desde el portero al conserje' y otros personajes como Ernest Langlotz, catedr¨¢tico de Arqueolog¨ªa de la Universidad de Bonn, que en 1957 restaur¨® la Minerva de Agorakrito de Paros.
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