La carrera cient¨ªfica: una propuesta
E uropa plantear¨¢ pronto un gran reto a nuestra estructura cient¨ªfica: la del espacio europeo de investigaci¨®n. Es un reto que no podremos afrontar con ¨¦xito si, por as¨ª decirlo, no ponemos nuestra casa en orden, y si no remediamos algunas de sus insuficiencias m¨¢s notorias.
Entre estas insuficiencias destaca la ausencia de un modelo claro de carrera cient¨ªfica. En este art¨ªculo quisiera proponer una v¨ªa de soluci¨®n a este problema a partir de un mecanismo de cooperaci¨®n entre las comunidades aut¨®nomas (aunque yo s¨®lo puedo hablar por la Generalitat de Catalu?a), las universidades y el Gobierno del Estado.
La configuraci¨®n actual de la carrera cient¨ªfica es inadecuada a las exigencias de un sistema moderno de investigaci¨®n. Lo es por razones estructurales y coyunturales. Las primeras se derivar¨ªan de la conformaci¨®n de esta carrera a partir de plazas funcionariales de la administraci¨®n p¨²blica. Las coyunturales se referir¨ªan a los efectos del descenso demogr¨¢fico de la poblaci¨®n universitaria que, por la relaci¨®n de hecho entre plazas investigadoras y plazas universitarias, est¨¢ causando un estrechamiento agudo en las perspectivas de trabajo indefinido de nuestros investigadores j¨®venes. Los efectos de esta situaci¨®n transitoria pueden ser devastadores. Los maestros de la ciencia del ma?ana son los j¨®venes de hoy, y ya se sabe que un joven con talento puede ser, aparte de cient¨ªfico, muchas otras cosas. El peligro de perder para la ciencia a los j¨®venes de hoy es muy real.
Un buen sistema de investigaci¨®n tiene que ofrecer a su personal investigador la posibilidad de contrataci¨®n continuada. Dicho de otra manera, un investigador nunca debiera encontrarse en la situaci¨®n de que la continuaci¨®n de su carrera dependiera exclusivamente de la disponibilidad de una plaza. En el modelo al que convendr¨ªa tender, un investigador joven poseedor de un doctorado iniciar¨ªa su carrera investigadora con un contrato a plazo fijo (digamos de cinco a?os), al final del cual se evaluar¨ªa lo realizado y el potencial futuro. Suponiendo que esta evaluaci¨®n fuera satisfactoria, al cient¨ªfico se le ofrecer¨ªa la posibilidad de continuaci¨®n de su contrato, ya de manera indefinida.
La propuesta concreta de un Programa de Contrataci¨®n Continuada constar¨ªa de tres componentes:
Primero: El acceso al Programa se har¨ªa a trav¨¦s de un contrato inicial de cinco a?os que correr¨ªa a cargo del Gobierno del Estado, el cual garantizar¨ªa los fondos y la seguridad jur¨ªdica del mismo. Ser¨ªa altamente positivo que la inminente convocatoria de un nuevo tipo de contratos postdoctorales por parte del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa constituyera ya una buena aproximaci¨®n a este tipo de contrato.
Segundo: El gobierno aut¨®nomo correspondiente -en mi caso la Generalitat de Catalu?a- se comprometer¨ªa a proporcionar un contrato indefinido a los investigadores j¨®venes de su territorio que, dentro del Programa, se encontraran al final del per¨ªodo inicial de cinco a?os. Por supuesto, este contrato estar¨ªa condicionado a una evaluaci¨®n, que efectuar¨ªa la comunidad aut¨®noma y que -para ser espec¨ªficos- podr¨ªamos llamar habilitaci¨®n.
Y tercero: Las propias universidades deber¨ªan jugar un papel esencial en este mecanismo. Convendr¨ªa que los cient¨ªficos habilitados, en su gran mayor¨ªa, se incorporasen a las universidades como docentes e investigadores. Tal cosa ser¨ªa beneficiosa para los cient¨ªficos y para las universidades, as¨ª como tambi¨¦n para la econom¨ªa general del pa¨ªs. Por lo tanto, los contratos indefinidos a los que nos hemos referido deber¨ªan ser adoptados, y tambi¨¦n cofinanciados, por las universidades, ya que al fin y al cabo se tratar¨ªa de reforzar sus contingentes docentes e investigadores.
Evidentemente, el esquema propuesto debe ser estudiado con m¨¢s detalle. Pero nos parece un planteamiento factible, que es simple y que abre una v¨ªa satisfactoria de contrato continuado alejado de los dos extremos: el Escila del contrato de funcionario y el Caribdis del contrato precario.
Aunque lo anterior pudiese aportar la soluci¨®n a uno de los problemas de nuestro sistema de investigaci¨®n, la propuesta no los resuelve todos. En particular, no incide en otro de los aspectos insatisfactorios del proceso de la constituci¨®n de nuestros contingentes cient¨ªficos. Me refiero a la movilidad: la necesidad de estimular la formaci¨®n m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras (y, en consecuencia, de dejar abiertas las v¨ªas de retorno) y de promocionar la incorporaci¨®n de cient¨ªficos que no se han formado en casa. Es un tema que tambi¨¦n se tendr¨¢ que abordar, pero baste por ahora observar que el esquema propuesto en este art¨ªculo se dirige a otro problema pero es neutral con respecto a la movilidad.
Andreu Mas-Colell es consejero de Universidades, Investigaci¨®n y Sociedad de la Informaci¨®n de la Generalitat de Catalu?a
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